Panambí: Crece la hipótesis de conexiones con el narcotráfico

Panambí: Crece la hipótesis de conexiones con el narcotráfico
A dos semanas del horrendo crimen de la familia Knack, en la localidad de Panambí, para los investigadores no hay dudas de que se trató de un ajuste de cuentas. En su fuero íntimo y fuera de registro, los altos jefes policiales confirman lo que la sociedad percibe: “Por la saña con que actuaron, por las torturas y la decisión de prenderles fuego vivos, incluida la niña de 12 años, no hay dudas de que los delincuentes tomaron una represalia contra la familia del maderero. A la vez mandaron un mensaje”.
Y el temor a hablar, a contar lo que saben, escucharon o vieron persiste en Panambí y se extiende a las localidades vecinas como Florentino Ameghino y Los Helechos, donde conocían a la familia Knack y tienen parientes.

En la zona proliferan aserraderos y prosperan empresarios ligados al sector destacado de la producción provincial, algunos de los cuales amasaron verdaderas fortunas en pocos años.

Tampoco es casual que a menudo los medios de comunicación den a conocer diferentes operativos, sobre todo en provincia de Buenos Aires, con decomisos de toneladas de marihuana ocultos en cargas de madera que partieron desde la zona Centro de Misiones.

Voces que suenan

Si bien el móvil del triple homicidio sigue siendo motivo de investigación, en Panambí las voces replican que la familia Knack tuvo un rápido crecimiento patrimonial a partir de que comenzaron a vender madera a Buenos Aires.

“Puede ser un ajuste de cuentas”, se anticipó el actual diputado provincial y exintendente de Panambí, Joaquín Olivera, en las horas posteriores al hecho.

Es que la brutalidad demencial que exhibieron los asesinos se inscribe como un nuevo modus operandi en la provincia de Misiones, donde el 90 por ciento de la frontera limita con Paraguay y Brasil y ofrece facilidades para el desarrollo del narcotráfico, como lo vienen reiterando los especialistas en el tema.

En ese contexto, cobra relevancia una entrevista publicada por El Territorio el 25 de mayo último, el mismo día de la masacre del kilómetro 7, donde el titular de la Asociación Antidrogas de Argentina, Claudio Izaguirre, alertó sobre el avance de redes narco en la tierra colorada.

“En Misiones operan al menos dos cárteles internacionales de drogas. Uno es el paraguayo Amambay, dedicado al tráfico de marihuana, y otro es el colombiano Barrera, que comercializa cocaína”, expresó Izaguirre.

Precisó que “una vez que la droga ingresa al país por Misiones o por cualquier otra provincia del Norte argentino, se dirige a Buenos Aires vía terrestre y ahí es inevitable saber que tanto las fuerzas de seguridad, que deben controlar estos caminos, y la Justicia muchas veces, son cómplices de este accionar delictivo, porque de lo contrario no podrían transitar con tanta libertad, por ejemplo, por la ruta nacional 14”.

“Los márgenes que deja el negocio de la droga desde la frontera argentina hasta los grandes centros urbanos llega a multiplicarse por diez y por veinte, lo que garantiza que todos los eslabones de la cadena se quedan con una apetecible rodaja de la gran torta”, subrayó Izaguirre.

Antes, el 19 de abril, este diario publicó que los fiscales federales de Misiones, en informes elevados a la procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, reconocieron el incremento de manera alarmante de cantidades de drogas, tanto de marihuana como de cocaína, secuestradas en procedimientos que lograron impedir que sean llevadas a destino final de consumo.

Además, se mostraron preocupados al descubrir la “intervención de efectivos de las fuerzas de seguridad en los delitos de narcotráfico, tanto por ser responsables de ejecutar acciones tendientes a la prevención y detección de estos delitos, como por poseer información valiosa que les permite liberar zonas, proteger envíos o lugares de distribución y hasta lucrar con mercadería secuestrada en procedimientos”.

Informalidad y lavado

La red de complicidades es tan amplia que el negocio avanza y requiere estrategias para lavar las ganancias e introducirlas al circuito legal.

El primer indicio de la informalidad del rubro maderero es que manejan el dinero por fuera del sistema bancario.

Literalmente reciben bolsas de dinero que guardan en sus propios domicilios, lo que a su vez los transforma en objetivos de las bandas delictivas que compran la información.

El mismo día de la masacre de la familia Knack, el mayor de los hijos del matrimonio, Cristian (25), viajó a Cuatro Bocas, Corrientes, para cobrar unos 450 mil pesos por la venta de madera.

El pago fue realizado por Daniel Alberto Oses, propietario de un corralón en Buenos Aires, quien ya fue citado por la jueza que entiende en la causa del triple homicidio.

El mismo empresario monopoliza la compra del 90 por ciento de la materia prima que se trabaja en los aserraderos de Panambí.

Oses fue notificado mediante un oficio y, según su abogado, se presentará mañana o el martes para ofrecer su testimonio. En caso de no presentarse por sus propios medios, sería requerido de inmediato por la fuerza pública.

Además, los investigadores pretenden reconstruir las horas previas al horrendo episodio, desde que Cristian Knack recibió el dinero en Corrientes hasta que irrumpieron los asesinos encapuchados en la casa del kilómetro 7.

Una de las hipótesis es que alguien pasó el dato de que ese día cobraron una importante suma y los delincuentes fueron tras el efectivo. Incluso, familiares de las víctimas comentaron que en las horas previas el muchacho habría referido que notó que un coche lo siguió desde San José.

También contaron que existen antecedentes de madereros que cobraron su producto y a las pocas horas fueron asaltados, una práctica no tan extendida en Misiones, pero sí en la vecina Corrientes.

Fascinación por los autos

Otra constante que observan los investigadores tiene que ver con la afición que tienen por los coches de carreras ciertos personajes ligados a negocios poco claros y que evidencian un rápido crecimiento patrimonial.

Uno de los casos más emblemáticos es el del destituido intendente de El Soberbio, Alberto “Coleco” Kryvszuk, prófugo de la Justicia desde marzo y quien durante años fuera animador de las competencias del rally provincial.

En Oberá, en tanto, son conocidos un par sujetos sospechados de relaciones con el hampa de guante blanco que comparten el mismo gusto por los fierros de competición. Los relacionan con los piratas del asfalto, dudosas cargas de madera a Buenos Aires y un par de choferes presos por narcotráfico.

En bases a recursos económicos lograron la cobertura necesaria para mantener un alto grado de impunidad, mientras que alguna causa todavía duerme en un juzgado.

Uno de los pilotos, ex campeón provincial, llegó a protagonizar una cinematográfica fuga de un procedimiento realizado por efectivos del Comando Radioeléctrico y la Seccional Primera, hace más de una década, que incluyó sospechas de soborno de dos jefes de entonces.

“Después el tipo se guardó un buen tiempo, solucionó su causa y siguió corriendo. Los comisarios involucrados fueron sumariados y enseguida pasaron a retiro. La mujer del corredor les llevó una valija con plata para que lo dejen escapar al marido. Fue escándalo pero se tapó todo a los medios”, confió una fuente que siguió de cerca aquellos sucesos.

La variedad de “actividades” de los citados corredores de autos incluía robo a mano a armada de camiones de mercadería que luego era revendida a comercios locales; préstamos y usura; robo de autos y falsificación de papeles, entre otros delitos.

En el marco de la investigación por el triple homicidio surgió el nombre de un tercer empresario obereño, actualmente ligado a la venta de autos, quien tiempo atrás fue investigado por Gendarmería Nacional debido al impresionante despegue económico que evidenció en pocos años.

Confirmada su relación de amistad con Knack, ahora se investiga si realizaron negocios juntos y enviaron cargamentos de madera a Buenos Aires.

Una cuñada del ahora vendedor de autos reside en México, donde transformó su imagen física mediante una serie de costosas cirugías plásticas.

La mujer regresa al país por lo menos dos veces al año, desde donde viaja al Brasil por negocios. “Hace cinco años no podía pagar un remís desde la casa al centro y ahora viaja en aviones en primera clase”, confirmó una fuente judicial consultada.

Datos que permiten dimensionar los alcances de oscuras organizaciones que avanzan en la zona Centro de Misiones porque “tanto las fuerzas de seguridad y la Justicia muchas veces son cómplices de este accionar”, tal como alertó Izaguirre.

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