Oyarbide está fuera de control y se agrava el debate en el Gobierno

Oyarbide está fuera de control y se agrava el debate en el Gobierno
En La Cámpora están furiosos por tener que salvar al juez. En Tribunales dicen que está "ingobernable".
El futuro del juez Norberto Oyarbide acrecentó las internas en la Casa Rosada, donde La Cámpora le achaca a Carlos Zannini por la actuación de su segundo Carlos Liuzzi, acusado por el magistrado de haberle pedido suspender el allanamiento de la mutual Propyme, que supuestamente manejaba fondos provenientes del secretario Legal y Técnico.

Destacados interlocutores del mundo judicial confirmaron a LPO que Oyarbide “ha perdido todos los frenos inhibitorios y está ingobernable”. Tanto es así, que el caso del salvaje intento de coima a la financiera no sería el único que podría derivar en una escándalo mayúsculo.

De hecho, en Comodoro Py circula con fuerza el nombre de una persona de la intimidad del magistrado, que al parecer estaría involucrada en maniobras muy complicadas vinculadas a la seguridad informática y que podrían causar al juez dolores de cabeza mayores a los que enfrenta actualmente.

Como sea, la causa por esta financiera se coló en la última reunión del Consejo de la Magistratura, la primera del diputado Eduardo Wado de Pedro y del secretario de Justicia Julián Álvarez, los camporistas que el año pasado impulsaron la reforma judicial embanderados en la proclama de un Poder Judicial más democrático y renovado.

En esa reunión los camporistas tuvieron una lección express de real politik y traicionando todos los eslóganes de su discurso, protegieron a Oyarbide mientras desde el macrismo impulsaban su inmediata suspensión.

En la agrupación de Máximo culpan por ese alto costo político a Carlos Zannini, encargado de contener a los jueces durante el kirchnerismo, entre ellos Oyarbide, recordado por fallos favorables al Gobierno como la absolución de Néstor y Cristina en los casos de enriquecimiento ilícito.

Obligados, De Pedro y Álvarez frenaron en el Consejo el pedido de los opositores para acelerar un juicio al magistrado. Amparados en los procedimientos, los mandaron a comisión donde deberán definir como siguen

En La Cámpora prima la furia. “Si no nos hubieran bloqueado esta reforma no deberíamos estar haciendo esto”, repiten, furiosos por lo que viene.

Desde la muerte de Kirchner, Máximo libra una guerra fría con Zannini, antes principal y único confidente de sus padres.

Y en esa disputa también ha mostrado su bronca con Carlos Liuzzi, amigo y mano derecha del “Chino”, desconocido por la mayor parte del kirchnerismo, que alcanzó notoriedad pública por ser quien según Oyarbide, intercedió para que se suspendiera el allanamiento a la financiera Propyme de Guillermo Greppi.

Liuzzi, un hombre que mantiene hasta vícnulos familiares con Zannini, logró consolidar en sus largos años como números dos del poderoso secretario Leal y Técnico, la animadversión de La Cámpora. “Es al que más odian”, confirman en el Gobierno.

Por eso el otro tema en debate es hasta donde vale la pena defenderlo. Se trata de una discusión que penetra en el corazón del poder cristinista: Porque siempre, al final del camino, Cristina terminó sintetizando posiciones entre su hijo y su secretario Legal y Técnico. No hay nada más cercano.

Y La Cámpora mantuvo esa racionalidad, con numerosas rispideces con Zannini, en cada instancia crítica, terminaron confluyendo sobre el final.

Sin embargo, la presidenta pareció darle un golpe la semana pasada, cuando lo mandó al Senado a dar explicaciones sobre el pago de Repsol, situación que acaso condensó la tensión que vivía el secretario, que terminó llorando ante los senadores.

La duda de los camporistas es si conviene o no patear el tablero y mostrar un cambio de época. Los costos serían difíciles de medir. Primero, porque con Liuzzi puede tambalear Zannini y dar otro signo de debilidad para la presidente.

Pero también temen la reacción de Oyarbide, que es imposible de medir. “Oyarbide está dispuesto a tirar del mantel y que sea lo que dios quiera”, cuentan en los Tribunales, donde creen que lo pero todavía está por venir.

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