El miedo a la gordura impulsa a Pepsi a vender sus zumos de EE UU

El miedo a la gordura impulsa a Pepsi a vender sus zumos de EE UU

Es uno de los principales factores de riesgo para las complicaciones del Covid, y las posibilidades de campañas contra los azúcares cada vez son más.

PepsiCo abandona los zumos y los batidos en Norteamérica por 3.300 millones de dólares en efectivo. Por extraño que pueda parecer para una empresa centrada en los “snacks más saludables”, la fobia a la grasa es la consideración primordial, y el fondo de compras francés PAI Partners lo ha aprovechado.

El jefe, Ramón Laguarta, quiere usar el dinero para invertir y reforzar su balance. Pero mantiene un dedo en la botella al retener el 39% de una nueva joint venture con PAI. Es como lo que hizo Nestlé en 2019 cuando vendió su rama de helados en EE UU al grupo francés. Laguarta también acordó vender tarde o temprano algunos negocios europeos de zumos a PAI. El movimiento le permite centrarse en las bebidas sin calorías y en productos como SodaStream, que generan menos plástico. Eso coincide con los esfuerzos de Nestlé por convertirse en un grupo de salud y bienestar, pese a sus dulces.

La operación valora las marcas, incluidas las europeas, en unos 4.500 millones, incluida la deuda, o 1,5 veces las ventas de 2020. Se trata de un gran descuento respecto a la propia Pepsi, que cotiza a más de 3,5 veces. Las empresas de bebidas y aperitivos lo hacen a unas 4 veces. Parte se debe a la rentabilidad. El abandono de los zumos implica que ya no tiene que preocuparse por las frutas y las verduras. Las Pepsi Max y los Gatorade no necesitan refrigeración. El negocio vendido tenía un margen operativo inferior al de Pepsi, que fue del 14,3% en 2020. También se reduce la exposición a la inflación de las materias primas alimentarias.

Más allá de estos aspectos prácticos, Pepsi también está muy atenta a la óptica de la obesidad en EE UU. Dado que es uno de los principales factores de riesgo para las complicaciones del Covid, las posibilidades de campañas de salud pública contra las bebidas azucaradas, impuestos sobre el consumo, impugnaciones de los accionistas relacionadas con la ASG y demandas de los consumidores no han hecho más que aumentar. Teniendo en cuenta que no se pueden eliminar las calorías del azúcar de la fruta, no es de extrañar que Laguarta esté dispuesta a retirar de las estanterías sus Naked Green Machines.

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