Su madre lo llevaba de caza y fue su primera víctima mortal

Su madre lo llevaba de caza y fue su primera víctima mortal
El asesino era tímido y autista. Su progenitora coleccionaba armas. La mató de un tiro en la cara. Luego inició la feroz masacre.
Desde Newtown

Adam Lanza nunca había protagonizado episodios violentos. Era tímido, introvertido y padecía de autismo. Pero el viernes, algo motivó al joven de 20 años a desatar una espiral de 26 muertes, entre ellas veinte niños. Su madre, Nancy Lanza, coleccionaba armas y solía llevar a sus hijos de caza, donde Adam ejercitó una precisa y mortal puntería.

El drama familiar de los Lanza comenzó cuando Adam mató a su progenitora de un disparo en el rostro. Esa mañana, su hermano, Ryan, trabajaba en Nueva Jersey y no estaba en la casa. El padre no vivía con ellos, porque se había divorciado de Nancy en 2008, cuando el joven tenía 16 años. Tras ese primer asesinato, manejó tres kilómetros hacia el colegio Sandy Hook, ataviado con una máscara y un chaleco antibalas y portando dos semiautomáticas y un rifle, que estaban registrados a nombre de su madre. Allí, donde Nancy era docente, perpetraría el segundo peor asesinato en masa en la historia de los Estados Unidos.

Según la policía, ingresó al establecimiento por la fuerza a las 9.30 de la mañana. “Hemos establecido el punto de ingreso. Puedo decirles que creemos que no se le permitió entrar a la escuela voluntariamente, que forzó su ingreso”, explicó a la prensa el teniente Paul Vance. Durante cinco largos minutos, Lanza disparó más de cien balas en dos aulas del colegio y todos sus blancos cayeron muertos, salvo una sobreviviente, que recibió un disparo en un pie.

Aún no se divulgaron los detalles del móvil de Lanza, pero la policía adelantó que recolectaron pruebas en la casa de su familia, donde comenzó la tragedia. “Nuestros investigadores en la escena del crimen produjeron muy buenas pruebas que podrán utilizar para determinar el panorama completo de cómo y, más importante, por qué, esto ocurrió”, completó Vance.

Cuando Lanza vació los primeros cargadores, la directora Dawn Hochsprung estaba reunida con otros responsables escolares y un padre mientras se oyeron los disparos. Al oír el tiroteo, salió al pasillo junto a la psicóloga escolar, Mary Sherlch. Allí se toparon con Lanza y fueron asesinadas.

Los disparos de Lanza resonaron en todo el establecimiento a través de los altavoces, lo que permitió que algunos niños y sus profesores escaparan a tiempo. Ante el sorpresivo ataque, otros estudiantes se escondieron bajo los pupitres, dentro de los armarios y en los baños del colegio. “Pensé que todos íbamos a morir”, contó a la prensa Kaitlin Roig, una joven maestra que ocultó a sus 15 pequeños alumnos en un baño. “Les dije: ‘Sepan que los amo mucho a todos’; pensé que sería lo último que escucharían, creí que todos íbamos a morir”, declaró Roig, quien les explicó a los niños que había gente mala afuera y tenían que esperar ahí. Pero algunos chicos empezaron a llorar y otros a preguntar por sus padres y a decir que querían volver a casa.

Uno pidió al resto que no se preocupara porque sabía karate y que saldrían sanos y salvos. Minutos después, un equipo SWAT los rescató.

El joven asesino fue descripto por sus ex compañeros de colegio como introvertido, inteligente y nervioso. No quiso aparecer en el anuario de su egreso ni tampoco tenía una cuenta en la red social Facebook.

Adam era una persona que no llamaba la atención y no dejó huellas en internet que pudieran advertir la tragedia que tramaba. Según el diario The New York Times, sufría un trastorno de la personalidad o síndrome de Asperger. Su hermano Ryan, de 24 años, que había sido confundido con el asesino, declaró a la policía que Adam tenía problemas mentales. Sin embargo, nadie advirtió a tiempo que podía provocar una tragedia de esta magnitud. Nadie, excepto Lanza, que cuando llegó la policía se quitó la vida sin mediar palabra.

Nadie sabe aún qué transformó a Lanza de un obsesivo de la informática en un monstruo vestido de negro que el viernes asesinó a 26 personas, incluidos veinte niños, en una escuela primaria. En lo que muchos conocidos suyos están de acuerdo es en que Adam, de 20 años, era tan tranquilo como la comunidad de Newtown en la que el viernes perpetró la masacre en la escuela primaria de Sandy Hook.

Al margen del divorcio entre sus padres, en 2008, su pasado sugiere una familia bien conformada y estable. Se dice que vivió con su madre, Nancy Lanza, en las afueras del pueblo, en cuya escuela primaria trabajó.

Peter Lanza, su padre, es un ejecutivo en GE Capital, especializado en temas impositivos. El hombre se enteró de la masacre que protagonizó su hijo cuando un periodista lo llamó para entrevistarlo.

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