La lluvia complicó a los viñedos en la provincia

La lluvia complicó a los viñedos en la provincia
Las precipitaciones afectan a varias zonas vitivinícolas. Colonia Caroya es una de las más perjudicadas, con mermas del 60% en la cosecha. Problemas en Calamuchita.
El 2014 promete ser un año complejo para la vitivinicultura de Córdoba, ya que, con diferentes matices, eventos extremos de clima fueron condicionando la cosecha que comenzó a mediados de febrero con las variedades tempranas.

Para la mayoría de los pequeños productores de vides para vinos, las complicaciones comenzaron en septiembre de 2013 con una helada tardía, continuaron en enero con altísimas temperaturas y casi nada de lluvia, y terminaron con el febrero más lluvioso de los últimos 20 años, en niveles de exceso para los viñedos.

Durante febrero, el sol desapareció durante 17 días consecutivos y eso generó que las uvas no concentren el azúcar suficiente que después derivará en la graduación alcohólica pretendida de los vinos. Pero, paralelamente, el agua hizo proliferar hongos y promovió la aparición de enfermedades en los viñedos como botritis, peronóspera y podredumbre ácida, entre otras.

Es en Colonia Caroya donde el impacto parece mayor, hasta ahora, donde ya se registran mermas de hasta un 60 por ciento en la cosecha en relación con el buen año anterior.

Para dar un ejemplo: mientras que en 2013, para esta fecha, la Bodega La Caroyense había recibido 760 mil kilos de uva regional, este año apenas recibió 250 mil. Se estima que los pequeños productores podrían haber resignado ingresos por 1,5 millón de pesos, si se toma en cuenta el precio que se ofreció este año.

Santiago Lauret, enólogo de La Caroyense, explicó a este diario que “ante estos eventos tan extremos, la única solución es adelantar la cosecha y suplir la maduración con un proceso de enriquecimiento que se utiliza en la Comunidad Europea ante situaciones de clima extremo, a través del agregado de mosto concentrado de uva.

Y añadió: “Hemos propuesto al Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) ese mecanismo de elaboración de excepción en 2002, pero tanto en 2003 como en 2004 nos dijeron que no estaba reglamentado y no dieron lugar a nuestra petición. Es una lástima que el Estado llegue después de los problemas y no antes, porque cuando llega tarde sólo puede ayudar a través del subsidio o la exención impositiva y no evitar que el productor pierda el año con una mala cosecha”.

Otras zonas

Si Caroya se complicó con los 300 milímetros de lluvia que tuvo en febrero, los lotes de Calamuchita donde crecen viñedos se vieron igual de complicados porque les llovió entre 400 y 500 milímetros. En esa zona, la maduración de la uva –por las condiciones de suelo y la variación térmica entre el día y la noche– es más lenta y recién están por comenzar a cosechar. El problema es que la maduración se les retrasó tanto que se les puede llegar a juntar la cosecha con la aparición de alguna helada temprana que podría poner en peligro la recolección.

Según la ingeniera agrónoma Daniela Mansilla, que trabaja en la zona de Potrero de Garay, algunos productores serranos estarían decididos a no cosechar si la uva no alcanza como mínimo los 13 grados que necesita para la elaboración de vinos de alta gama.

A Mansilla le preocupa que la temperatura haya descendido tan bruscamente, sobre todo la semana pasada, donde hubo días de 9 y 10 grados de mínima, inusuales para la época.

Gabriel Campana, enólogo del establecimiento Las Cañitas, de Calamuchita, muestra más de optimismo sin salirse de la preocupación por la posibilidad de una helada temprana.

En esa zona, las lluvias afectaron un poco la coloración de la uva, pero aseguró que el nivel de sanidad general de la fruta es bueno.

“Lamentablemente, el costo de producir esta cosecha se elevó por las nubes porque tuvimos que hacer deshoje, raleos y hubo tratamientos que nos lavaba la lluvia a poco de aplicarlos. Si marzo sigue así, con lluvias una vez por semana, y tenemos unos cuantos días de sol, podríamos tener una cosecha aceptable”, manifestó Campana.

En Traslasierra, otro punto de incipiente desarrollo, la expectativa es similar a la de Calamuchita.

Entendidos apuntaron que la excepción está en Ischilín, donde también hay emprendimientos vitivinícolas, porque el aporte del agua fue contrarrestado por el tipo de suelo, el desnivel en que están colocadas las viñas y la presencia casi permanente de viento.

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