El Líbano vuelve a tener presidente tras dos años de acefalía

Festejos en Beirut. El católico maronita Michel Aoun es el nuevo mandatario. El Parlamento lo eligió después de un trabajoso acuerdo con Hezbollah.

El Líbano volvió a elegir Presidente ayer, después de dos años y medios de acefalía. Se trata de Michel Aoun, un legendario militar católico maronita que llegó al poder gracias a un delicado y complejo acuerdo con Hezbollah, la agrupación shiíta pro iraní, y el sector sunnita pro saudí.

Este significativo paso le permite al Líbano recuperar la estabilidad política que había perdido al convertirse en víctima de la Guerra Fría que llevan a cabo dos potencias regionales: Arabia Saudita e Irán. Para que asumiera Aoun tuvieron que dar el visto bueno tanto Teherán como Riad.

Un sector importante de la población salió ayer a festejar en Beirut con banderas y bocinazos la asunción de Aoun, un general que se atrevió a enfrentar a las fuerzas sirias entre 1989 y 1990, y pagó con el exilio. Es un hombre respetado por su integridad, con un marcado perfil anticorrupción. Pero la gente también estaba feliz por el hecho de haber recuperado el equilibrio político, ya que Líbano está compuesto por un mosaico de poderes y la carencia de Presidente estaba deteriorando la tibia paz alcanzada en la última década.

Al finalizar la fraticida guerra civil, que duró 15 años (1975 a 1990) y habilitó el ingreso de las tropas sirias al Líbano, el país de los cedros logró el famoso “acuerdo de Taif” en Arabia Saudita, por el cual el poder quedó repartido entre las diferentes comunidades. La presidencia de la Nación le corresponde a los cristianos maronitas, el cargo de primer ministro a los musulmanes sunnitas y la presidencia del Parlamento a los musulmanes shiítas.

Por eso la carencia de un presidente quebraba la frágil estabilidad interna. Y no se pudo lograr la elección del nuevo presidente hasta ahora porque unos candidatos eran rechazados por Arabia Saudita, y otros por Irán. Recién en esta ocasión se pudo avanzar dado que Aoun tuvo cintura política y negoció tanto con Hezbollah como con el sunnita Saad Hariri, pro saudita.

Por este trabajoso pacto, el nuevo primer ministro, que seguramente asumiría dentro de cinco o seis meses, sería Saad Hariri, líder de la coalición antisiria “14 de Marzo”.

No fueron los mejores términos para la monarquía de Riad dado que Aoun además de cristiano es pro-iraní, pero debió aceptarlo en razón del poder que fue ganando la República Islámica en la región.

La división entre Arabia Saudita e Irán está plasmada en toda su dimensión en el Líbano. Un claro ejemplo el caso de la guerra en Siria, donde ambas potencias regionales están combatiendo. Los sunnitas libaneses apoyan al líder sirio Bashar al Assad, mientras los shiítas lo aborrecen. Los cristianos, en tanto, están divididos.

Hasta ahora Hezbollah había boicoteado 44 sesiones celebradas para elegir presidente en el Líbano. Pero las negociaciones abrieron el camino. El propio jefe de la agrupación shiíta, jeque Hassan Nasralah, dio su respaldo al general Aoun. “Constituye un desarrollo positivo”, había dicho en mayo pasado sobre el militar maronita. Este lunes avaló la frase con el apoyo de sus diputados a Aoun.

No fue fácil la votación en el Parlamento, donde los legisladores eligen al presidente. En la primera ronda no alcanzaron los votos -hubo 83 sufragios a favor de Aoun y se necesitaban 86’, y debieron ir a una segunda vuelta donde sólo se requería mayoría simple. En el medio hubo algunas maniobras repudiables de sectores de derecha opuestos a Aoun, que trabaron la elección agregando un voto fantasma.

Líbano, un país asfixiado por la enorme cantidad de refugiados sirios -se calcula que hay cerca de 2.000.000- ya tiene nuevo presidente, y no simpatiza con el régimen de Assad. Habrá que ver qué posición adopta y que papel juega en el difícil entramado de Oriente Medio.

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