En la última semana tomó estado público y mediático la propuesta de algunos sectores políticos de reimplementación del Servicio Militar Obligatorio, propuesta con la que se pretende solucionar diversas problemáticas sociales como la violencia o la llamada “seguridad”.

“Las versiones mediáticas banalizan el debate, sin reflexionar ni apuntar las causas de esas problemáticas reduciendo el abordaje a una cuestión de disciplinamiento de los jóvenes”, apuntó Rogelio De Leonardi.

En ese mismo sentido, “la reimplementación de la conscripción obligatoria de los jóvenes no es una fórmula para resolver los problemas sociales, que -en todo caso- requieren de medidas y acciones tendientes a garantizar la justicia social, la equidad en la distribución de la riqueza y la igualdad de derechos”, sostuvo el dirigente docente.

“En la historia reciente, - con Fuerzas Armadas que demostraron autonomía respecto del poder del Estado democráticamente legitimado y capacidad para oponerse a éste- el Servicio Militar Obligatorio ha tenido como resultante un sinfín de consecuencias brutales. Más de una generación de “colimbas” fueron testigo de las humillaciones y torturas, en varias ocasiones fatales. Para empezar cualquier consideración sobre el retrogrado impulso de la “militarización” en la juventud, debemos referirnos al hecho que determinó la suspensión de la aplicación de la norma. La muerte del soldado conscripto Omar Carrasco en marzo de 1994, en el cuartel de Zapala, provincia de Neuquén, donde fue reportado como desaparecido y considerado desertor, en sucesos que no fueron explicitados por el ejército”, agregó el titular de AMP.

Luego de la conmoción pública ante el asesinato del joven conscripto el poder ejecutivo se vio obligado a decretar su suspensión y la puesta en vigencia de la Ley Nº 24.429, implementando el servicio voluntario y rentado.