Junín: 30 consultas diarias por violencia de género y varias terminan en denuncia

La cifra crece por la mayor voluntad de las víctimas de dar a conocer su drama y a pedir ayuda. También hay casos en los que los damnificados deciden dar una segunda oportunidad, pero luego el problema se repite. Muchas crisis empiezan en los noviazgos juveniles.

 

En el universo feroz y descarnado de la violencia de género, nuevas evidencias arrojan datos que a los especialistas juninenses no les sorprende pero que a ninguno de ellos les deja de inquietar: la cantidad de consultas que se realizan diariamente ya asciende a treinta y varias de esas visitas a la Comisaría de la Mujer terminan en denuncias formales, es decir, con causas que requieren la intervención de la Justicia.

La mayoría de los hechos tiene como protagonistas a parejas (ya sea matrimonios, cónyuges o novios) y la franja etárea donde predomina este tipo de conflictos es la que va entre los 25 y 45 años, aunque muchas crisis empiezan en noviazgos adolescentes que suelen dirimir sus diferencias a golpes. 

El titular de la Jefatura Distrital de Junín, comisario Hugo Pellicone, dijo que es difícil establecer un promedio cierto de denuncias, porque “hay días en que se registran muchos y otros que son más tranquilos”, pero estimó que “debe existir una media de tres acusaciones diarias, número que se multiplica por dos o más durante los fines de semana”. 

“Esto último tiene que ver con que la familia se reúne, el intercambio es más numeroso y puede que en algunos de esos ámbitos se desencadene alguna pelea”, comentó el uniformado.

Rutas críticas

Por su parte, la jefa de la Comisaría de la Mujer, Daniela Felker, apuntó que la problemática está “muy vigente” en esta ciudad porque las víctimas han tomado conciencia de que deben pedir ayuda, pero hizo notar que al mismo tiempo se observa “un ir y venir” caracterizado por una primera denuncia, la posterior decisión de la víctima de indultar a quien la había agredido levantando esa notificación en sede policial y una reincidencia en el escándalo que deriva en una nueva imputación al individuo que había sido perdonado.

“Muchas veces las víctimas inician una ruta crítica al decidirse a denunciar. Hay que tener en cuenta que son personas muy especiales, que han sido disminuidas en todas sus posibilidades, primero haciéndoles perder la voluntad con hostigamientos psicológicos y luego asestándoles golpes. Y más de una vez sucede que cuando se disponen a dar a conocer el tormento que están pasando ya han pasado seis, ocho o diez años sumidas en un calvario solitario y llenas de dudas sobre lo que tienen que hacer y de miedos a represalias. Entonces, cada paso que dan es para ellas lleno de carriles inciertos”, comentó Felker al ser consultada por Democracia.    

Esa carga de sensaciones extrañas empieza a alivianarse al tomar contacto la persona agredida con las oficiales que toman nota de su caso y, posteriormente, por un gabinete de especialistas (psicólogos y psicopedagogos) que trabajan en la propia comisaría de calle Alsina 165 o, en caso de ser necesario, por un grupo de ayuda dependiente de la Secretaría de Acción Social de la Municipalidad.

“Hay gente que no puede creer que no está sola, que si le toca atravesar por una situación violenta va a haber alguien dispuesto a ayudarla”, afirmó Felker.

De todas formas, como el amplio mundo de las relaciones humanas sorprende con actitudes de todo tipo, no es sorpresa que el caos frenético de una noche se transforme en el renacimiento del amor a la mañana siguiente y que la virulencia de gritos, descalificaciones y quizás hasta de algún empellón físico dé paso a las caricias. “Hay es cuando hablamos del ir y venir, pero nuestra tarea termina con la formalización de la denuncia, no nos metemos en lo que hace la gente después. De eso se encarga el área municipal”, señaló la funcionaria policial. 

Por otro lado, indicó que la franja etárea más conflictiva es “la que va entre los 25 y los 45 años”.

 La especialista dijo que la violencia de género no discrimina clases sociales, aunque reciben mayormente denuncias de sectores vulnerables económicamente. “Se da en todas las clases sociales, lo que ocurre es que las personas de mayores recursos por ahí lo ocultan más o tienen una contención familiar, o lo resuelven de otra forma”, dijo. 

Lo que más conmueve a Felker, sin embargo, son los casos de violencia ejercida desde los hijos a padres ancianos, una realidad que, lamentablemente, se repite con frecuencia.

Noviazgos violentos

Pese a que comparte ese último concepto de Felker, la psicóloga juninense Graciela Elizabet Ruiz aseguró que el problema de la violencia de género se detecta en la etapa de novios y cada vez más jóvenes se animan a plantear el tema. 

“El Ministerio de Desarrollo Social porteño, a través de la Dirección General de la Mujer, informó que durante 2014 la línea de atención inmediata recibió más de 10.000 llamados, de las cuales 1000 fueron consultas de mujeres víctimas de noviazgos violentos. Esta cifra llama la atención sobre una realidad que afecta diariamente a miles de mujeres jóvenes de todas las clases sociales. Las víctimas de los noviazgos violentos suelen ser mujeres de entre 14 y 21 años y los rasgos fundamentales de estas relaciones son la asimetría de poder y la dominación que ejerce uno sobre otro, el sometimiento y la posesividad, que conllevan a que la mujer llegue a un estado de indefensión, caracterizado por el aislamiento, la baja autoestima, la negación de la situación y la dependencia emocional”, aseveró.

Ruiz apuntó que según datos relevados por el programa “Noviazgos Violentos”, la mitad de las mujeres adultas que conviven con parejas violentas afirmaron que las situaciones de violencia tuvieron su origen en el período del noviazgo. “Además del maltrato psicológico y físico, los noviazgos violentos elevan en las adolescentes el riesgo de embarazo no deseado, de suicidio, de uso de sustancias ilegales, de desórdenes alimenticios y de conductas sexuales riesgosas”, afirmó la profesional.

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