El ex vicario general de la Diócesis de Azul no se dejó llevar por la algarabía de la designación de un Papa argentino. Declaró que Bergoglio “tiene ahora una tarea inmediata que es marcar una línea que debe seguir y referirse a lo que piensa la Iglesia Católica respecto de temas muy importantes”.
Ahora, el ex titular de la parroquia Luján y ex capellán del Hospital Municipal, vive en Comodoro Rivadavia donde está ayudando a la formación de la escuela para futuros diáconos permanentes de la Diócesis de esa localidad.
Desde allí confesó que la elección de Bergoglio “realmente me tomó por sorpresa. Todos los que andan en estos temas del Vaticano lo nombraban como candidato pero yo no imaginé que iba a ser elegido él” confió el ex vicario general de la Diócesis de Azul durante la gestión de Emilio Bianchi Di Cárcano.
¿Cuál fue su primera sensación?
Lo primero que hay que decir es que no podemos comparar la Iglesia y el Papa con ninguna institución humana. El Papa no es un presidente ni un rey. El Papa es la cabeza visible y el cuerpo de Cristo que es la Iglesia y que tiene a Jesús mismo como cabeza invisible. El Papa tiene dos principales funciones: garantizar la unidad de la Iglesia y confirmarnos a todos nosotros en la fe.
Sinceramente para mí era indiferente quien fuera elegido, obviamente que sea argentino es una alegría. Eso compartí con él cuando éramos seminaristas, estudiábamos juntos Teología cuando era jesuita, durante cuatro años.
Conociéndolo, ¿cómo lo describe usted a Bergoglio?
Siempre fue un hombre muy capaz e inteligente. Fue siempre muy serio en lo suyo, muy responsable. Si bien nos veíamos durante las clases compartimos muchas charlas durante nuestros estudios.
Cuándo asume un nuevo Papa se habla de los diferentes perfiles de cada uno, ¿qué piensa usted que va a poder hacer Francisco y qué va a cambiar?
Primero hay que mirar lo que hizo en Buenos Aires. Bergoglio, primero como auxiliar y luego como arzobispo de Buenos Aires tuvo varios gestos muy prácticos y concretos. En una diócesis tan grande con gran cantidad de sacerdotes, él fue muy cercano a todos. Siempre atendía personalmente a todos los sacerdotes, estaba mucho con ellos y era muy cercano. Eso es muy importante porque los atendía, los escuchaba, los acompañaba.
La segunda característica fue que él siempre fue un hombre muy humilde, al principio la gente se sorprendía con eso porque lo veía en el subte o en el colectivo. El siempre se manejaba en colectivo o caminando, a veces ni lo reconocían. Hay anécdotas simpáticas al respecto de que la gente le hablaba en la calle y no sabía que era el arzobispo de Buenos Aires. Él siempre estuvo muy cercano a los ambientes más populares.
¿Cómo va a poder traducir todo lo que hizo en Buenos Aires en un papado para 1200 millones de católicos que hay en el mundo?
El siempre tuvo claro su servicio a los pobres, de hecho Bergoglio fue uno de los mentores de la última Conferencia episcopal latinoamericana, y en todas estas conferencias siempre hay una mirada hacia el pobre latinoamericano. Y él siempre tuvo esa mirada. Concretamente no sé qué va a hacer, pero creo que va a marcar esta reflexión acerca de la pobreza.
¿Se busca un cambio de fondo cuando se elige un Papa que pertenece a un continente que hasta ahora no existía y con un perfil tan marcado como el de Bergoglio?
Primero que nada hay que decir que Latinoamérica tiene mucha presencia en el mundo cristiano. Por ejemplo muchos de los documentos emitidos desde este continente han sido muy leídos en Europa. La Iglesia latinoamericana introdujo reflexiones muy profundas en todo el mundo, algunas con polémica pero las polémicas siempre ayudan a pensar.
Es cierto que en América Latina hay menos cardenales que en Europa. A pesar de que tenemos la mitad de los católicos que hay en el mundo, los cardenales siempre fueron menos, entonces había pocas posibilidades de que se eligiera un Papa latino.
¿Cuál es el tema que debe abordar el Papa con suma urgencia?
Yo no sé lo que el Papa va a hacer, pero Francisco tiene ahora una tarea inmediata que es marcar una línea que debe seguir y referirse a lo que piensa la Iglesia Universal respecto de temas muy importantes.
No tomemos esto con orgullo porque no es bueno, pero sí con responsabilidad. Primero, los cristianos tenemos que rezar por el Papa, y rezar por uno de los nuestros nos lleva a una responsabilidad más grande aún. Y segundo, debemos desarrollar más la obra evangelizadora de la Iglesia, creo que es una responsabilidad para todos evangelizar más, ser mejores cristianos.
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