Los inesperados pilares acústicos del reciclaje

Los inesperados pilares acústicos del reciclaje

Recysmart es una solución de inteligencia artificial que permite identificar un envase por su sonido al ser introducido en un contenedor

Depositar los envases en el contenedor adecuado es el primer paso en la cadena de reciclaje, por lo que los procedimientos de recompensa a los ciudadanos cada vez están más instaurados. Pero para que funcionen, las autoridades necesitan saber qué se recicla y quién lo hace, una tarea a la que se dedica la startup catalana Recircula Solutions, fundada en 2017. Sus impulsores, entre los que se encuentra el ingeniero químico Jordi Berginzo, con doce años de experiencia en el mundo del ‘packaging’, se propusieron desarrollar un dispositivo, denominado Recysmart, que aumentase las tasas de recuperación, esto es, la cantidad de material que la población introduce en el contenedor.

«En Alemania existen las ‘Reverse Vending Machines’, instaladas en los supermercados, que leen el código de barras del producto y dan al ciudadano un descuento en la siguiente compra.

El sistema es efectivo, pero las máquinas deben estar enchufadas eléctricamente y solo aceptan una pequeña parte de los envases», cuenta el emprendedor. Es por ello que el equipo de la firma creó una tecnología –patentada a nivel internacional– que identifica el tipo de recipiente gracias a su sonido. «El envase entra por el dispositivo, que es la misma boca del contenedor, resbala por un tubo y, con el algoritmo de inteligencia artificial, cogemos toda la signatura de audio. La acústica es de las señales que gasta menos energía y la ventaja competitiva es que categorizamos las cuatro grandes categorías de materiales: envases de vidrio, botellas de plástico, latas de aluminio y cartones de tetrabrik», explica.

Gracias a la instalación de su dispositivo en los cubos, las autoridades logran diferentes resultados. «Incrementa la tasa de recuperación, por tanto, tendrán un ingreso extra porque ese material lo podrán vender a los sistemas integrados de gestión», comienza por señalar Berginzo. El cofundador destaca que también hay un ahorro porque «el material que va a parar al contenedor correspondiente no acaba en vertedero, donde el coste es de 50-80 euros/tonelada por material no reciclado». Como tercera ventaja, menciona el ahorro en costes de limpieza diaria derivado de que se aminora el abandono de pequeños envases consumidos sobre la marcha.

El usuario interactúa con el sistema a través de una tarjeta RFID suministrada por el Ayuntamiento o a través de una app. «Esta se puede customizar con la marca del consistorio o la autoridad, de forma que pasamos a ser el proveedor tecnológico. Una vez identificado, introduces los envases y, si lo haces bien, el sistema te avisa y en 24 horas la plataforma lo corrobora», indica Berginzo.

Las gratificaciones que recibe el ciudadano varían. «Puede ocurrir que la ciudad ya tenga un sistema de incentivos, una app móvil y haga descuentos en comercio local, movilidad y transporte; también es posible que el territorio aún no lo tenga y en ese caso damos consultoría de qué incentivos tienen un impacto directo en el aumento de la recogida», dice. El tercer supuesto es que «el gobierno o la comunidad retengan al ciudadano un dinero por avanzado y, en función de las acciones de reciclaje individuales y de la comunidad, se devuelva parte de esa tasa. En este caso nosotros somos el puente para que las autoridades utilicen los datos de los usuarios», detalla.

La firma suma 70 contenedores equipados con Recysmart –principalmente en España y Portugal, pero también en Italia, Reino Unido y Austria– y su objetivo para este año es llegar a los 1.800. Con el propósito de seguir creciendo, la startup ha abierto una ronda de financiación en La Bolsa Social y ya ha captado más de 900.000 euros. Ahora cuenta con 11 trabajadores, pero en tres meses espera duplicar la plantilla.

Comentá la nota