La Licenciada en Psicología Viviana Colombo trazó un duro y cruel panorama de lo que sacude hoy a la sociedad. Habló de las víctimas de delitos, pero también de los que quedan y terminan enfermos.
Colombo ejerce su profesión desde hace más de 15 años y afirmó que, desde entonces, la gente vive situaciones de inseguridad cada vez con mayor frecuencia. Ante esto, llama la atención que la mayoría de las personas pasaron por este tipo de hechos más de una vez en su vida, en ocasiones sin estar presentes y en otras en carne propia.
Consultada acerca de cómo ve la inseguridad en Mar del Plata y cuales son los parámetros que abarca, la licenciada manifestó: “A partir de esto, lo que yo empezaba a pensar era con respecto a la situación traumática, fisuras que se producen en la psiquis y después nos impiden seguir viviendo de la manera anterior al hecho que se produjo”.
En ese sentido, hay un patrón marcado de acuerdo a la franja etaria. Son los adultos, fundamentalmente entre 35 y 55 años, y los ancianos quienes van amplificando los temores y cuidados debido a que los hijos empiezan a irse del hogar.
Las famosas entraderas representan el escenario en donde se han producido mayor cantidad de víctimas, sobre todo en personas muy mayores, y esto se acrecentó de una manera impresionante en los últimos cinco años. “El stress post traumático que produce inhibe a la persona y la limita a funcionar normalmente porque empieza con determinadas fobias, a la calle, a salir, y también genera paranoias en la calle. Eso causa una alteración en el comportamiento normal y, dentro del organismo, una tensión importante que te predispone a enfermedades”, explicó Colombo.
De por sí estamos viviendo en una sociedad con un monto elevadísimo de ansiedad, y este tipo de situaciones lo dispara mucho más, porque lo que tiene que ver con una fobia que genera muchos más temores, inhibiciones y angustias que tienen que ver con el funcionamiento de la casa, con el miedo que le pase algo a los abuelos, a los padres cuando salen de noche o se van de viaje. Esto se amplificó notoriamente.
-Por lo que usted percibe en su consultorio, ¿cuánto aumentaron estos hechos desde hace 5 años hasta ahora?
-Entre un 30% y un 40%. Antes escuchabas que un paciente te comentaba sobre que hacía un año le robaron y ahora es permanente. No es que esa situación haya generado que hayan venido a consulta pero sale a relucir y para nosotros eso es un indicador más de todo lo que está padeciendo.
-¿Cuáles son los tratamientos que se toman para quitarle a la gente un miedo que está tan instalado?
-En principio, se trata ese estado post traumático con medicación, de manera que se pueda sentir más relajado y pueda pensar un poco más porque muchas veces la sensación del miedo domina la cabeza, te bloquea y te inhibe. Utilizar los elementos que uno tiene para que se vaya sintiendo más seguro y, a su vez, el paso de los días, de los meses y de los años ayuda a no sentirse tan temeroso.
-Sin embargo, uno aprende a vivir con resignación…
-Genera impotencia. Nosotros el término que utilizamos es el de indefensión aprehendida, terminamos siendo indefensos y lo incorporamos. En lugar de empezar a tratar de relajarnos, sentirnos mejor y libres, se naturaliza esto de ser indefenso frente a la situación, ya no se cuestiona. Eso es extremadamente riesgoso y lamentable, lo tomas como algo normal, esa resignación es la indefensión aprehendida, es como que las víctimas tienen que ir buscando de qué manera zafar de toda esta situación, de qué manera recluirse, cómo cada vez cuidarse más.
-El hecho de que el miedo esté tan instaurado tiene que ver con la violencia y la saña del ilícito, no sólo te roban sino que te lastiman o incluso te matan…
-Como dicen los mismos chorros, antes había otros códigos, ahora está la droga que complica muchísimo. Pero también esto de despertarse con la gente adentro, que te rompan la casa y entren, que te maten o maltraten o intenten abusar de tus hijos. Antes pudo llegar a suceder pero en casos más aislados, ahora se multiplicó por 100 y eso acá en Mar del Plata, a nivel país debe haber una proporción abismal.
-¿Cómo se trata a una persona que ha sufrido un episodio violento dentro de la casa, teniendo en cuenta que el efecto traumático que produce al ser reducido con su familia y en su propio hogar no debe ser el mismo que en la calle?
-Cuando vemos al paciente ya pasó un tiempo y se instaló un enorme temor. Ahí es donde lamentablemente tienen que entrar con algo de medicación con una atención psiquiátrica o a través de un médico clínico donde se le reduce el monto de ansiedad, primero para que puedan dormir, porque durante bastante tiempo no duermen de noche por miedo, y después el hecho que se permita salir a la calle o ir a alguna reunión o salir de noche y volver, porque ahora todos están pensando de qué manera vuelven a su casa. A nosotros también nos pasa.
-¿La persona que vive en un departamento se siente más protegida?
-Sí, en este momento la mayoría de las personas grandes tienden a irse, puesto que ya los hijos se fueron de sus casas. Incluso los mismos hijos por miedo buscan que vendan las casas y se muden a un departamento. Con esto te das cuenta que hay un temor de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
-¿Qué puede generar en las personas mayores este tipo de situaciones?
-Por ejemplo, conocí un caso de dos personas mayores que a los dos los golpearon muchísimo y quedaron internados. Uno de ellos salió y a los meses falleció y la esposa murió en el hospital a causa de los golpes que le dieron.
-Cuándo habla con sus colegas, ¿coinciden en que este es un patrón que se da en todos los niveles?
-Si, totalmente, me reúno una vez por mes con cuatro psicólogas y una psiquiatra y pensamos exactamente lo mismo. La vez pasada hicimos una derivación interna, una ex paciente de una de ellas que estaba internada producto de una entradera y el hijo también estaba afectado y no terminaba de reaccionar. Todos los días hay algo.
-¿Cómo se puede controlar esto?
-A nivel sociedad, hasta que no se reacomode el tema de la cultura del trabajo y se vuelva a instaurar lo que realmente es educación, en todo ese proceso intermedio lamentablemente tenemos que trabajar con las víctimas y con las personas directamente responsables, es decir, el Estado.
-¿Siente un abandono por parte del Estado?
-Totalmente, uno de los elementos que podría ayudar un poco a aliviar o disminuir esta ansiedad que genera esta desprotección es tener permanentemente presente qué cosas se están haciendo. El Estado no termina de registrar esta problemática en su dimensión.
-Desde su punto de vista profesional, ¿qué medidas piensa que se pueden tomar?
-Generar trabajo, educación y fundamentalmente abocarse al control de determinadas franjas de edad, más que nada a los adolescentes, hay un abandono absoluto. Hubo una denuncia de la ONG La Alameda, que son quienes se ocupan de los menores en la calle, y están viendo cualquier cantidad de trabajo infantil y chicos en la calle abandonados o incluso empujados por adultos para trabajar. Entonces yo me pregunto: ¿quién controla a estos jóvenes? Otra cosa que se está viendo es que la mayoría de la delincuencia son adolescentes y muy jóvenes, algunos con consumo de drogas, ahí te das cuenta de que no hay freno ni límites.
-¿Ustedes creen que estos chicos pueden llegar a rehabilitarse?
-Como poder, se podría, pero el Estado no brinda las condiciones, ni se brindan dentro de la cárcel, que es un caldo de cultivo peor. Después cuando salen tampoco las familias están en condiciones, son ellas quienes siguen su proceso y generaron esa realidad, hay generaciones de delincuentes, alcoholismo, abandono, maltrato, no hay cultura de trabajo y lo único que estos jóvenes reciben es violencia.
-¿Tiene que ver el hecho de que consuman drogas desde tan chicos?
-Totalmente, el consumo de drogas tiene que ver con la evasión de una realidad que no gusta o duele. Es la manera de buscar alivio.
-De acuerdo al panorama, ¿imagina una sociedad diferente?
-Siempre pienso en la posibilidad enorme que ha tenido Cristina Kirchner, con el porcentaje de votos altísimo que obtuvo, de hacer un cambio importantísimo para la Argentina en todos los aspectos, en trabajo, educación, seguridad, salud. En la parte de educación, mientras incluyen destruyen. No se apuesta seriamente a la salud ni a la educación y, por otro lado, hay ignorancia respecto al tema de seguridad. Son los tres puntos básicos a los cuales se tendrían que haber dedicado.
Atendemos cantidad de docentes, amenazados y teniendo que cumplir la línea que se les baja, cuando son docentes de alma y trabajan desde hace 20 años. O negocian porque necesitan trabajar o se enferman. Esto tiene que ver con de qué manera se instalan en la escuela determinadas políticas que llevan a que vos te manejes dentro del aula con determinados parámetros, que enseñes esto y de esta manera.
-¿Confía en que se puede salir?
-No podría ser psicóloga si no fuera positiva, siempre hay un porcentaje que trabaja, que progresa, que piensa, que quiere que todo esto se revierta, entonces mientras exista posibilidades hay.
-¿Qué porcentaje de los pacientes llega con la problemática de un trauma luego de un hecho de inseguridad?
-De manera directa pocos, pero es un elemento que suma notoriamente a determinado tipo de conductas.
-¿Le han tocado casos de personas que hayan perdido algún familiar en un hecho de inseguridad?
-Sí. Siempre se genera una cicatriz importante en la psiquis, frente a determinado hecho esto te revive absolutamente todo; si ves un hecho delictivo en la calle te retrotrae a esa situación, a ese trauma.
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