La increíble afirmación de Patricia Bullrich sobre las vacunas en el canal del macrismo

La increíble afirmación de Patricia Bullrich sobre las vacunas en el canal del macrismo

La titular del PRO trató de instalar la idea de que Argentina manda a "países amigos", como Venezuela, Cuba y Bolivia, parte de las dosis que recibe. Lo que dijo es grotesco e infundado. Un repaso punto por punto muestra que su denuncia no resiste el menor análisis.

 

El canal del macrismo, La Nación+, produjo este jueves un insólito momento: la ex ministra Patricia Bullrich sostuvo que “hay nueve millones de dosis que no se sabe dónde están. Algunos dicen (sic) que no están en la Argentina. No sé. Es un tema para investigar”. -¿Cómo?-, le preguntaron los periodistas alineados con Juntos, Luis Majul, Alfredo Leuco y Eduardo Feinman.

-Algunos dicen que no están en la Argentina. Que se las prestamos a alguien. No quiero confirmar una información que todavía no la tengo. Pero dicen que se las prestamos a uno de esos países de los que somos amigos-, contestó Bullrich.

-Cuba, Venezuela, Bolivia. Es para chequearlo, eh-, remataron los periodistas, sin repreguntar nada de nada. Parece cantado que a ellos mismos les pareció tan ridícula, tan falta de fundamento la versión, que en lugar de profundizar semejante bombazo, prefirieron cambiar de tema.

Lo de Bullrich no resiste preguntas elementales

Las grotescas afirmaciones de Bullrich, sin la menor evidencia, no resisten a algunas preguntas elementales:

¿Para qué querrá Cuba millones de vacunas que deben atravesar todo el continente cuando la isla está aplicando sus propias vacunas?

¿Cuál sería el fundamento de “prestarle” dosis a Venezuela que tiene 12 fallecidos por día o a Bolivia que tiene 8 fallecidos, mientras la Argentina está en más de 100?

¿Cómo habría sido el mecanismo? Porque la Argentina recibe las vacunas por avión en Ezeiza y de inmediato van al depósito del centro logístico de la empresa Andreani donde se dividen las partidas para enviar a todos los destinos. De manera que -según Bullrich- se sacan clandestinamente del aeropuerto o de ese depósito, se suben a un avión y se realizan vuelos también clandestinos. Es cierto que Bullrich se basa en el modelo que ella misma usó para mandar municiones a Bolivia, pero en su caso quedaron constancias por todos lados. No hay una sola prueba de aviones o vuelos o camiones, aunque sea a Bolivia. Es obvio que a Venezuela o Cuba se mandarían por avión.

Tampoco explicaron nunca cuál sería el beneficio del Gobierno de no aplicar las vacunas, de esconder dosis. Hasta una mirada despiadada, que no parte ni de lo humano ni de los sanitaria, requiere de alguna lógica.

La diferencia entre vacunas distribuidas y aplicadas

En cambio, la diferencia entre vacunas distribuidas y vacunas aplicadas -este viernes son 5.500.000 dosis (no 9 millones), fue reiteradamente explicada por la ministra Carla Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini. El proceso no es nada sencillo:

Cuando los embarques llegan, hay que hacer el trámite aduanero, luego verificar las cantidades y, sobre todo, las temperaturas: que no se haya cortado la cadena de frío. De hecho, las vacunas que requieren temperaturas bajo cero se distribuyen en las plantas de Andreani de Avellaneda y Malvinas Argentinas, mientras las demás se trabajan en Benavidez.

La lógistica posterior consiste en preparar los envíos a cada distrito, armando recipientes que mantienen la temperatura por al menos 96 horas. Todo tiene que tener trazabilidad porque si hay un problema debe ser identificada, por ejemplo, la partida en la que se cortó la cadena de frío.

Una vez llegadas las vacunas a las provincias, se inicia un proceso casi idéntico, en el que se comienza por preparar las partidas para cada municipio.

En la mayoría de los casos, no se envía todos los días, sino una o dos veces por semana. De manera que durante ese lapso, hay vacunas que están en camino, no aplicadas.

En general, los ministerios de Salud de todas las jurisdicciones sólo envían las citaciones una vez que tienen las vacunas, porque no quieren correr el riesgo de que haya algún atraso o inconveniente y eso derive en que el ciudadano llega al vacunatorio y la dosis no está. De manera que no pueden convocar sin tener aseguradas las vacunas. Eso también significa tener dosis en proceso de aplicación, no aplicadas.

Además, hay una cuestión elemental. Por ejemplo, llegaron 3.500.000 dosis de Moderna para aplicar a adolescentes, con enfermedades previas. Supongamos que se aplicaron las primeras 900.000. Hubo que esperar un mes para aplicar la segunda dosis, con las vacunas en el depósito. Lo mismo sucede en muchísimos casos de Sinopharm: hay que tener las vacunas para cuando se cumpla el plazo y se pueda aplicar la segunda dosis.

Por qué Bullrich lanza una denuncia infundada

Por supuesto que Bullrich lanza la infundada versión sabiendo que es falsa, porque si fuera verdadera hubiera buscado las pruebas para despacharse después con una super conferencia de prensa y la repercusión asegurada de los grandes medios.

En realidad, sale a la cancha tirando sospechas vergonzosas como un manotazo de ahogado porque sabe que una amplia mayoría de los argentinos -70 por ciento según las encuestas- tienen buena opinión de lo que hizo el gobierno para enfrentar la pandemia, conseguir vacunas y emprender la campaña de vacunación. Pese a las enormes dificultades, seguramente con aciertos y errores, la Argentina ya consiguió más de 57 millones de dosis de seis laboratorios distintos; tiene vacunado con una dosis a casi el 90 por ciento de los mayores de 50 años y a más de la mitad de esa franja de riesgo con la vacunación completa.

Los contagios y fallecimientos vienen bajando de forma sistemática desde hace 15 semanas y las restricciones permitieron demorar de manera notable la llegada de la variante Delta: hasta ahora sólo se produjeron algo más de 300 casos. A días de las elecciones, se tiró a otra pileta del escándalo: Hasta los mismos partenaires de la entrevista se dieron cuenta que no había agua, pero ninguno se preocupo por preguntar e informar mínimamente a sus espectadores..

 

Por Raúl Kollmann

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