Incómodo momento vivió ayer el ex intendente Reynoso en la cola del Banco Provincia

Con sólo quince minutos de diferencia, el ex intendente municipal Américo Reynoso vivió las mieles del reconocimiento póstumo y el agrio sabor de reparar que ya no lo cubre el olvido sino directamente el desconocimiento absoluto. Ocurrió cuando una señora mayor que se sumó a la fila del Banco Provincia donde Reynoso aguardaba su turno entre decenas de vecinos, lo confundió literalmente con un electricista a quien consultó por una lámpara doméstica en mal estado. Incomodidad y sonrisas mordaces fueron los cambiantes estados de ánimo de los parroquianos que presenciaron el episodio.

Para Américo Reynoso la mañana de ayer en el Provincia estuvo plagada de imponderables. Primero un vecino, siguiendo la tradición estadounidense, donde al presidente que ya no está en funciones se lo sigue llamando “señor presidente”, le dijo a viva voz: “¡Intendente Reynoso! ¡Usted no puede hacer la cola!”, colmando el ego del ex mandatario radical.

Pero quince minutos después ocurrió lo inesperado cuando esta vez el ex intendente fue abordado por una señora de unos sesenta años que luego del saludo de rigor le preguntó:

-¿Usted sigue trabajando?

Reynoso pareció desconcertado.

-Bueno, este… estoy jubilado…

-Ah, porque yo tengo una lámpara, o tal vez sea un portalámparas del baño que se quemó, no sé, pensé que podía ir a arreglarlo…

-No, señora, yo de ese tema no conozco nada –balbuceó Reynoso, incómodo.

-¿Por cómo? ¿Usted no es el electricista Pereyra? –preguntó la mujer, metiendo aún más la gamba.

-No señora…

A esa altura algunos parroquianos que estaban en la cola del banco destilaban esos bocadillos que suelen meterse en tales ocasiones, como por ejemplo el que lanzó a los cuatro vientos un cliente de la casa: “Esta mujer deber haber vivido parte de su vida adentro de un tupperware”, dado que resultaba contemporánea en edad al ex intendente. Sin embargo, un cincuentón alegó que la vecina no tenía por qué haber reconocido la figura del ex jefe comunal, puesto que en la época que ejerció el cargo prácticamente no había televisión y los políticos tenían mucha menos prensa que ahora. Reynoso, pasado el mal trago, se lo tomó con filosofía: “No es para nada reprochable ser confundido con un electricista”, dijo, salomónico.

“Qué triste final para un ex intendente… si al menos lo hubieran confundido con Macoco por lo menos hubiera sido más simpático el mal momento”, razonó otro de los testigos del episodio.

Quien permaneció inmutable a todo lo que pasaba fue un nuevo sujeto que el Banco ha puesto como guardabarrera con cara de pocos amigos en el inicio de la cola. Dotado de un físico un tanto exacerbado por el tamaño, canoso y con las manos hundidas en los bolsillos, el personaje oficia de portero de la fila preguntando a los clientes si son o no son clientes del banco. Es una presencia que, junto al muro que se interpone entre el mundo y los cajeros (colocados por prevención contra las salideras), ha cambiado drásticamente la estética de la entidad.

Comentá la nota