Con hospitales saturados, intendentes del sudeste de Córdoba admiten que hay una rebelión de los comerciantes

Con hospitales saturados, intendentes del sudeste de Córdoba admiten que hay una rebelión de los comerciantes

Ya fue escrachado Briner, de Bell Ville, y hay una protesta convocada para la tarde del miércoles en la casa de Dellarossa, en Marcos Juárez. Francioni, de Leones, cree que el lunes habrá una “reapertura brusca”.

Con los hospitales de la región sur de la provincia de Córdoba están saturados, los municipios intentan que los comerciantes y vecinos cumplan con las restricciones de circulación impuestas por el Gobierno nacional, pero enfrentan la “desobediencia civil” y se anticipa una mayor tensión desde el próximo lunes, cuando vence el plazo del confinamiento.

El intendente Leones, Fabián Francioni, advirtió que no sólo la capacidad operativa del sistema sanitario local está al borde del colapso, sino también los recursos humanos.

“Vengo del hospital y veo a mis colegas médicos agotados; cansados física y mentalmente, pero también cansados con la sociedad. La gente quiere salir y creo que el lunes se va a producir una reapertura brusca de los comercios. La gente está mal informada: el lunes no se termina nada, esto va para largo”, le dijo el exdiputado nacional del Frente para la Victoria a La Voz.

Pedro Dellarossa, el intendente de Marcos Juárez, fue más allá: habló de “desobediencia civil” al decreto presidencial.

“Muchas industrias y comercios grandes abrieron desafiando la cuarentena; la gente ya tiene una necesidad de seguir trabajando para cumplir con sus compromisos. Viendo la impotencia de no poder contener esa realidad, creo que todos los comercios, la industria y hasta la construcción va a estar trabajando”, dijo Dellarossa, quien reconoció el posible “desborde” del sistema sanitario zonal, que “funciona al límite”.

“La gente no lo cumple. Se labraron más de 45 actas de infracción esta mañana (por el miércoles) y mañana jueves sería la clausura si reinciden; pero tengo que clausurar todo el pueblo, no tengo espaladas para hacerlo”, relató.

En la tarde del miércoles, los multados se convocarán en la puerta de la casa de Dellarossa.

“Seguramente en 10 días, los que van a golpear la puerta son los familiares de los muertos por Covid; el sistema está al límite de la saturación por la impericia del Gobierno nacional que no pudo o no quiso prever la entrega de vacunas”, agregó.

EL CASO BRINER

Por su parte, el radical Carlos Briner, intendente de Bell Ville, ya sufrió un escrache en su casa de comerciantes afectados por el decreto presidencial.

Describió así la tensión: “Hay una fuerte presión de los sectores comerciales, pero la máxima presión es la de escasez de camas en el hospital; estamos desesperados por conseguir camas”.

A diferencia de Dellarossa, Briner no prevé multar a los comerciantes de su ciudad que incumplan la restricción.

“El control del cumplimiento es de las fuerzas de seguridad; los municipios no tenemos poder de policía. La Municipalidad no multó antes y tampoco ahora, no soy partidario de ese tipo de medidas en esta situación, la gente ya tiene demasiadas cargas”, explicó.

En Justiniano Posse entienden que el “día D” será el lunes. Sebastián Bruno, secretario de Gobierno, relató que los comerciantes cumplen con las disposiciones, pero que “ya anticiparon que el lunes quieren reabrir las puertas” de sus locales.

EN EL NORTE CORDOBÉS

El descontento por las restricciones también se sintió en localidades del norte de Córdoba, como Deán Funes, donde el lunes una caravana de comerciantes atravesó el centro de la ciudad: “Hubo un reclamo masivo hacia esta medida”, dijo el intendente, Raúl Figueroa. En esa localidad, el hospital zona tiene una ocupación de camas Covid del 80 por ciento. “Hemos trabajado en informar del alcance del decreto presidencial, pero a nosotros nos toca intimar sobre la normativa nacional”, dijo el jefe comunal.

A su turno, Fabricio Díaz, el intendente de Capilla del Monte, dijo que “sostener las restricciones es bastante difícil, muy complejo por el estado de ánimo”. En particular, a los comerciantes que mostraron su “inquietud” por el nuevo cierre se les habilitó una salida sin violentar la letra del decreto presidencial: “A los comercios no esenciales, que son muy pocos en una localidad turística, se les permitió mantener el negocio abierto pero sin atención al público, pudiendo vender por teléfono, WhatsApp y redes sociales y haciendo entrega a domicilio. Fue un gesto, una forma de descomprimir y de dar el mensaje de que apostamos a un equilibrio entre garantizar las restricciones y sostener la economía”, dijo Díaz. El hospital de la localidad tiene ocupadas la mitad de las camas Covid.

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