Hasta el cuello...

Hasta el cuello...
Mendoza está cada vez más propensa a inundaciones. Negligencia ciudadana y desidia del Estado, las principales causas.

Las persistentes lluvias que recientemente afectaron a la provincia, desnudaron dos realidades preocupantes en relación a las inundaciones. La primera es la falta de una estructura urbana que soporte grandes cantidades de agua. Bajo los puentes de los principales accesos se formaron ‘lagunas naturales' que permanecieron varios días después de la tormentas.

La segunda es la imprudencia y carencia de sentido ambiental. La misma gente que se queja de las calles tapadas por el agua, es la que ensucia y bloquea las acequias.

Pereza a largo plazo

La falta de políticas a largo plazo, en calidad de infraestructura pública para refuncionalizar y crear nuevos canales de conducción del agua ante contingencias climáticas, hoy le está jugando una mala pasada a la provincia. Así, durante las últimas tormentas (llovió en cinco días lo que usualmente llueve en un año), esta realidad quedó al descubierto. Según el ingeniero civil Horacio Laurito, en Mendoza hace más de 30 años que no se coordina un plan de obras, con el fin de agilizar la red de desagües interurbanos. “Hoy, por cuestiones del cambio climático, llueve el doble que hace unas décadas y el actual sistema urbano de escapes de agua funciona como en los años 70. Los cauces, canales y acequias, además de estar obsoletos, son insuficientes para satisfacer las necesidades que hoy demanda el panorama climático'', dijo Laurito a El Ciudadano.

Por ejemplo, la parte inferior del puente del Acceso Sur a la altura del cruce con el Acceso Este, estuvo tapado por el agua durante y después de las fuertes tormentas acontecidas en el Oeste argentino. “Situaciones como esa ponen de manifiesto la desidia de éste y varios gobiernos, en relación a políticas de desagüe durante emergencias. La estructura actual es ineficiente y no está a la altura de las circunstancias”, finalizó el especialista consultado.

Víctimas directas

Un indicativo de la situación actual son, por ejemplo, las 35 familias evacuadas en Guaymallén. El agua se desbordó de los viejos canales (sin canaletas alternativas de desagüe) y tuvo destino en las humildes viviendas de El Bermejo, Colonia Segovia y San José. Finalmente, los evacuados recibieron asistencia por parte del municipio pero ninguno piensa en volver a sus hogares, ya que temen eventuales inundaciones.

Simplemente sucios

La acumulación de desperdicios, principalmente en acequias, es la principal causa de inundación en Mendoza. Según el Departamento de Irrigación, por semana, se sacan cerca de 3 toneladas de basura sólo de canales exclusivos para la conducción de agua.

Mientras tanto, en las redes sociales, dos agrupaciones ambientalistas de la provincia (Mendoza Verde ONG - Red Ambiental Ciudadana ONG) están difundiendo campañas fotográficas de alto impacto que resaltan las consecuencias de abandonar desperdicios en la vía pública.

“La gente que se queja por las inundaciones, es la misma que termina una lata de gaseosa y la tira al costado de la calle. Tenemos que ser cuidadosos con los desperdicios, sino las consecuencias pueden agravarse aún más'', señaló Julia Benítez, de Mendoza Verde.

Cuentas pendientes

El director de Hidráulica de la provincia, Marcelo Toledo, comentó que en Mendoza hay muchas pendientes, por lo que el líquido escurre rápidamente, y escasos sectores en los que el agua se acumula por más de un día. Estos lugares son: Perdriel, Agrelo y Ugarteche, como también Rodeo del Medio y Rodeo de la Cruz, que como se trata de zonas bajas, suelen sufrir anegamientos. El mayor riesgo en estos sitios es que si bien tradicionalmente predominan las fincas, se han empezado a construir barrios.

En un sentido similar, Alberto Vich, ingeniero en Recursos Hídricos del Ianigla (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales), señaló que cada año, con las tormentas estivales, cuando caen unos 30 o 40 mm se observan inundaciones en algunas calles. Entre otras, enumeró a la calle San Martín, de Ciudad, (aunque no tanto desde su remodelación); Pellegrini, de Godoy Cruz, y el carril Godoy Cruz, de Guaymallén.

En tanto para Vich, la capacidad de los desagües en el Gran Mendoza está prácticamente colapsada, ya que la urbanización ha crecido muchísimo y se ha extendido hacia el Oeste -un área aluvional-, con lo que se ha perdido la vegetación natural y el escurrimiento superficial se incrementa, porque la tierra no absorbe. Pero incluso, en los núcleos urbanos casi ha desaparecido el corazón de manzana que creaban los patios en la parte de atrás de las casas, que recibía la lluvia./ Orlando Tirapu

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