Hace más de un mes que “viven” entre los nailon

Hace más de un mes que “viven” entre los nailon
Muchos han sido los a­fec­tados por las tormentas que se presentaron en la provincia en los últimos meses.
Pero hay casos únicos como el de Gabriel Maellea (46 a­ños) y su tío Pilar Luján (70 años), que da indignación e impotencia por la inoperancia y la inacción de aquellos que tienen el deber y la responsabilidad de gestionar la ayuda, y que además cobran un sueldo por ello.

Gabriel y su tío llevan más de un mes viviendo debajo de un nailon, entre los escombros del rancho que se les cayó con las lluvias y el desborde del canal que pasa a metros del lote.

“El terreno está a nombre mío”, dijo Maellea. “Lo único que estoy pidiendo es que me ayuden con los materiales para construir al menos dos piecitas y un baño”.

Gabriel nació ciego, pero gracias a una serie de operaciones, recuperó en algo la vi­sión. Al mismo tiempo, por su problema de salud que es por presión ocular, volvió a perder la visión de un ojo, y el otro, está ahí.

El hombre ya ha pedido en reiteradas oportunidades ayuda en la Munici­palidad de Chimbas mediante dos expedientes, el Nº 907 y el Nº 1191, pero todavía está a la espera.

“Ya no sé ya qué hacer y, por eso, recurro a us­tedes para que me ayuden -manifestó Maellea a DIARIO HUARPE- porque a ustedes lo leen y mucho en la provincia. Me gustaría que alguien del Gobierno venga y vea mi realidad porque ya con los del municipio no espero más”. También agregó: “Yo no sé en qué momento me vuelvo a quedar ciego, y si hay que ayudar a pasar un ladrillo, me gustaría hacerlo ahora que me queda un poco de visión en el ojo que me queda”.

Por su discapacidad, Gabriel tienen una pensión; y a su tío Pilar le está tramitando la jubilación cuando y como puede, ya que don Luján toda su vida fue jornalero y ningún empleador le hizo aportes jubilatorios.

En definitiva, el caso de estos dos hombres conmueve hasta las entrañas y, desde luego, da mucha bronca porque no puede ser que haya gente que viva en estas condiciones mien­tras otros se llenan los bol­sillos con su necesidad.

Conmovido, Gabriel expresó: “Anoche (la del lunes en la madrugada), tuvimos frío y mi tío me parece que se resfrió. Yo si pudiera comprar los materiales, no estaría acá; pero si los compro no como”. Final­mente deseó: “Ojalá que alguien me dé una mano y salgamos de esta situación”.

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