Eran pocas las dudas que quedaban. Sobre la apertura del acto eleccionario, la mayoría de las opiniones se volcaba hacia una casi segura victoria del actual gobernador de Neuquén, Omar Gutiérrez. Efectivamente, para las 17 horas la tendencia era irreversible. El poderoso MPN continuaría en el poder provincial, como viene ocurriendo desde 1962 con la única interrupción de la dictadura militar. Con el 97 por ciento de las mesas escrutadas, obtenía el 39.72 por ciento, trece puntos más que los 26.08 que consiguió el kirchnerista Ramón Rioseco, quien fue con 4 colectoras.

La vedette de la jornada, sin embargo, no fue ninguno de los candidatos sino la polémica Boleta Única Electrónica. Tanto, que el espacio de Rioseco brindó una conferencia de prensa a media tarde, mucho antes del cierre de los comicios, y la Justicia Electoral recurrió a una maniobra por demás irregular en el afán de arreglar lo que debió arreglarse semanas atrás.

El inconveniente, que se repitió en toda la provincia, era por demás curioso. Por ejemplo, en la escuela número 56, mesa 73, cuando alguien presionaba la opción de voto de la lista 652 de Unidad Ciudadana, le aparecía la lista completa de Cambiemos, con la fotografía del candidato “Pechi” Quiroga y todo.

Ante esta situación, repetida en numerosas ocasiones durante el transcurso de la jornada, la Junta Electoral tomó una polémica decisión: Permitir que el votante que así lo solicite pueda votar dos veces. “Esto implica, además, una grave irregularidad. En primer lugar, en el período que transcurre la elección, entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde, la autoridad electoral tiene prohibido dar instrucciones. Los únicos que pueden hacerlo son las autoridades de mesa. El imprimir una circular como la que imprimió Roberto Busamia, el juez electoral, es un verdadero disparate inédito. Una intromisión de la autoridad electoral”, explicó a REALPOLITIK un experto en la materia.

Este procedimiento, además, puso en duda a todo el sistema, dado que los que denunciaron el error, que fueron muchos casos, aun así sólo fueron aquellos que prestaron atención al comprobante que se llevaron a sus casas, lo que supone que en realidad fueron muchos más los que votaron a quien no quisieron votar sin darse cuenta. Este bochornoso episodio demostró lo que Cambiemos buscó disimular: Que la Boleta Única Electrónica no sólo puede fallar sino que, de hecho, falla.