La flota amarilla bloqueó acceso de buques petroleros a la monoboya

La flota amarilla bloqueó acceso de buques petroleros a la monoboya
La monoboya petrolera ubicada a unos tres kilómetros de la costa caletense está inutilizada debido al "piquete náutico" impuesto por una veintena de embarcaciones pesqueras de la flota amarilla.
Caleta Olivia (agencia)

Los pescadores atribuyen la drástica merma de capturas de distintas especies ictícolas a las actividades offshore que ahora realiza Pan American Energy, así como antes lo hizo YPF.

Ciertamente, los navíos de unos doce metros de eslora no violaron la reglamentación que les prohíbe acercarse a menos de una milla náutica de la monoboya por la que se evacúa hacia los buques petroleros la producción de crudo de todos los yacimientos de la zona norte de Santa Cruz almacenada en la playa de tanques de Teminales Marítimas Patagónicas (Termap).

Sin embargo, al quedarse muy cerca de ese límite perimetral, pusieron no sólo en jaque las disposiciones que debe hacer cumplir la Prefectura Naval Argentina, sino que fundamentalmente motorizaron una inaudita medida de presión sobre las operadoras de yacimientos, aunque de prolongarse esta medida de fuerza por varios días (ese es el objetivo) desencadenarán impredecibles consecuencias en el circuito económico regional.

"NI UNA MERLUZA"

La protesta de varios sectores referentes de la actividad pesquera basados en el puerto Caleta Paula y encabezados por la Asociación de Tripulantes y Serenos de la Flota Amarilla Patagónica, se fundamenta en que tienen firmes indicios de que desde que se iniciaron las actividades offshore en el Golfo San Jorge -sobre todo lo atinente a prospección sísmica- los cardúmenes de varias especies se alejaron de los caladeros cercanos a la costa.

A modo de ejemplo, ayer mismo la flota amarilla arrojó redes y "no sacamos ni una merluza", aseguró Carlos Gómez, uno de los capitanes de buque y vocero de la citada Asociación.

Las suposiciones de perjuicio de la pesca por las actividades petroleras offshore aún deben ser probadas científicamente y por ello cabe recordar que el intendente Fernando Cotillo anunció que pidió al Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) que destine uno de sus barcos para realizar un pormenorizado estudio del caladero.

EL ULTIMO PETROLERO

El "Cabo Vírgenes", un buque tanque de bandera panameña y de unos 150 metros de eslora, fue el último de los petroleros que pudo cargar crudo en la monoboya, de la cual desprendió sus mangueras a eso de las 17 de ayer.

Fue el momento en que se aproximó la veintena de pequeños barcos de la flota amarilla para desplegarse entre ese dispositivo y el puerto Caleta Paula. El navío más próximo ancló a 1,2 millas (algo así como 2.000 mil metros), es decir por encima de la medida de "siete cables" que es el término que se usa en la jerga marinera y representa unos 1.500 metros.

Las precisiones sobre prohibiciones fueron dadas a conocer a Diario Patagónico por el prefecto Pedro Márquez , jefe de la repartición naval local, quien aludió a los riesgos que fundamentan tales circunstancias.

Incluso hizo saber que en caso de que los barcos pesqueros se hubieran aproximado cuando estaba cargando el petrolero, este hubiera tenido que suspender la operación. Factores de protección de vidas humanas y los vinculados a la prevención de siniestros ameritan ese tipo de decisiones.

Además, pudo constatarse que Prefectura tuvo que estructurar un operativo adicional para vigilar la zona, el cual incluyó la presencia de un guardacostas de altura, el "Prefecto Fique" y dos embarcaciones menores.

Asimismo, quedó en evidencia que los responsables de las tripulaciones pesqueras no iban a correr riesgo de ser sumariados o afrontar un juicio empresario por el lucro cesante que generaría la interrupción de la carga a un buque petrolero.

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