Facundo Manes: "Soy más ambicioso que ser Presidente"

Facundo Manes:

El neurocirujano recorre el país con un discurso que busca formar nuevas mayorías que salgan de la grieta alimentada por “minorías intensas”. Sus objetivos, definiciones y la apuesta a un radicalismo protagonista.

Por Hernán Sánchez.

Facundo Manes visitó la redacción de La Tecla en medio se su gira “Empatía” por las principales ciudades del país en la búsqueda de una nueva mayoría que lo tenga como protagonista en las elecciones de 2023. Dejó definiciones contundentes.

-Dijiste que ves un proceso en el que se termina la grieta, pero los hechos parecen indicar lo contrario, que la grieta es cada vez más profunda.

-Si no hubiese recorrido la Argentina muchas veces y viera la televisión te diría eso, que la grieta está más profunda que antes; pero como recorro la Argentina y estoy en contacto con miles de personas semanalmente veo que la sociedad quiere reglas claras, quiere trabajar y no ser pobre, quiere educación para los hijos, quiere que los hijos no sean más miserables que los padres, quiere que haya un rumbo, un futuro. Ahí no hay una grieta. Si el año que viene hay pollo y pasta, igual que en los últimos años, va a haber grieta, pero si logramos generar milanesas u otro plato en el menú, la gente va a apostar al fin de esto.

-Insistís en un acuerdo político y un proyecto de país, pero parece difícil si ni siquiera en el interior de las propias alianzas políticas se ponen de acuerdo.

-Primero, para generar consenso hay que ceder; no se puede generar consenso si uno no cede, y acá, nadie cede. El expresidente Macri gobernó solo, sin convocar incluso a los que le ayudaron a ganar las elecciones; y ni hablar de convocar a la oposición de ese momento. Alberto Fernández tuvo la posibilidad de hacerlo en la pandemia, con 80% de popularidad, y no convocó.

Los últimos dos presidentes que tuvieron la oportunidad de convocar a un consenso, Macri en 2017, cuando ganó la elección de medio término, y Alberto Fernández con la pandemia, no lo hicieron. Entonces necesitamos estadistas, más que políticos. El estadista cede, no piensa en la próxima elección, piensa en la próxima generación. Y el otro punto que tenemos que cambiar, y estamos luchando para hacerlo, es que las coaliciones tienen que ser basadas en un acuerdo de país, en un acuerdo programático.

Cambiemos fue una alianza electoral para frenar al kirchnerismo, que venía de tres períodos presidenciales con ánimo de ir por todo y había riesgo de autocracia. Para frenar eso se creó Cambiemos, pero sin una idea de país, sin proyecto integrador, y después pasó lo que pasó: fracasó. El Frente de Todos fue una alianza para ganarle al PRO, sin una idea de país, y fracasa, es un desastre este Gobierno.

-¿Entonces?

-Entonces, lo que tenemos que construir es una alianza que esté basada en ideas, en un acuerdo de país, en un proyecto, porque, si no, vamos a repetir el error de 2015. Y en eso estamos trabajando. Que haya diferencias de ideas en una alianza es normal, porque tenemos un desafío tan grande que las ideas son menores. Ahora, tiene que haber un acuerdo de un trazado de país. La próxima elección tiene que tener una oferta de un proyecto de país, y las alianzas no pueden ser por encuestas, tienen que ser por esas ideas, por ese acuerdo programático.

-¿Te considerás un estadista?

-No, me considero un ciudadano que se cansó de ver la decadencia de su país por televisión y por los medios y decidió involucrarse, decidió ser protagonista. Siendo médico, docente, científico, era un espectador de la decadencia argentina y trataba de hacer un aporte desde mi área, pero la política es la mayor herramienta de transformación social, por eso me involucré en la política y en un partido histórico, porque no creo en la antipolítica. Pero me considero un ciudadano que dejó de ser espectador y que ahora quiere ser protagonista.

-Tu discurso también tiene una fuerte crítica a la política. ¿Alcanza para convencer a una sociedad que está cansada de la grieta?

-Creo que la política es la mejor herramienta de transformación y no se puede hacer mejor política con antipolítica, se tiene que hacer mejor política con mejores políticos. Ahora, yo critico un sistema que tiene prácticas y fórmulas que no funcionaron. Argentina es uno de los pocos países que, sin guerra, involucionan.

En 1975 había 5% de pobreza y hoy casi la mitad de la población está en la pobreza. Tengo 54 años y 22 los viví en contracción económica. Prepandemia teníamos un ingreso per cápita un poco mayor al del ‘74; la educación argentina hace unas décadas era la mejor de América Latina y ahora estamos en el fondo de la tabla. Claramente, las prácticas, las fórmulas y los mismos de siempre no dieron resultado.

Lo que hay que hacer es renovar. Y también creo que el ajuste lo tiene que hacer la política, no lo pueden hacer los jubilados, los docentes, los trabajadores de la salud, después de una pandemia donde dieron todo. Tengo mis diferencias con la política, pero creo en ella y que hay que hacer mejor política, renovando, rescatando a los mejores.

-¿Crees que se puede?

-Es lo que hizo el Partido Radical, que el año pasado entendió que los partidos políticos no tienen el derecho divino a existir per sé y lo que deben hacer es incorporar nueva gente, plantear nuevas ideas, ir contra el statu quo. Es lo que hizo Tony Blair con el Laborismo en Inglaterra, Clinton con los Demócratas, y el Partido Radical lo hizo per sé, entonces hoy puede ser clave para lo que viene en Argentina, porque puede convocar una nueva mayoría que no pertenece a los extremos.

Hay dos espacios, uno liderado por la doctora Kirchner y otro liderado por el ingeniero Macri, donde hay minorías intensas que me parece imposible que convoquen a lo que necesitamos, que es una nueva mayoría social. El radicalismo está ante en una situación histórica y tenemos que trabajar mucho para que eso suceda, hay una oportunidad para que ese partido tradicional vuelva a tener un rol histórico.

-¿Y cómo se les tuerce el brazo a esas minorías intensas?

-No por el centro, no existe el medio; porque si uno es de River y otro de Boca, no hay medio, lo que nos puede unir es la Selección Argentina. Tenemos que lograr lo que hizo Alfonsín en el ‘83, que les hablaba a los no radicales e invitaba a construir un proceso democrático; el peronista no dejó de ser peronista, pero se involucró, sintió que el proceso democrático le pertenecía.

Nuestra tarea es hacer sentir que el camino hacia la modernidad, el progreso, el desarrollo, hacia los desafíos del siglo XXI, a la reducción de la pobreza, es de todos, no es de alguien. Es en lo que fallaron los gobiernos hasta ahora, que no pudieron convocar esa mayoría social. Sin esa mayoría social, mayoría legislativa y voluntad de transformar, la Argentina va a seguir discutiendo el subdesarrollo sustentable.

-¿Tu único objetivo es la Presidencia?

-No. Yo soy más ambicioso que ser Presidente. Yo quiero pertenecer a un grupo de argentinas y argentinos que, luego de varias décadas de involución, logre cambiar la mentalidad de la época e ir al progreso. Los presidentes que tuvimos en la Argentina no pueden caminar por la calle, y los (políticos) que pueden caminar es porque la gente no los reconoce. Si bien es un honor, yo soy más ambicioso que ser Presidente. Me puede tocar cualquier rol, pero yo estoy acá hasta el final para luchar por un cambio de mentalidad colectiva, y por eso estamos recorriendo la Argentina.

La visión de la Provincia: “No seré candidato a Gobernador”

-¿Cómo ves a la provincia de Buenos Aires?

-La veo triste, desencantada. El otro día, caminando por Quilmes, una mujer me dijo “yo no tengo miedo que me roben la billetera y lo poco que tengo, tengo miedo que se vaya mi hijo del país”. El miedo a la inseguridad, a que el hijo se vaya, trabajar y ser pobre, crean condiciones pésimas. Yo veo a la Provincia igual que al país: triste, sin ánimo. En la pandemia, el año y medio sin clases afectó mucho, sobre todo a los sectores más vulnerables, que me decían “Facundo, van a lograr que mis hijos sean más miserables que yo”. Y también veo a la Provincia con una enorme oportunidad si hay un proyecto de desarrollo del país, pero como no tenemos proyecto de desarrollo del país, la provincia de Buenos Aires siempre queda desencajada de todo.

-¿Te le animarías a la Provincia?

-No. No voy a ser candidato a Gobernador.

“La mayoría de la sociedad no tiene grietas”

“Veo que la grieta política, de los políticos, del periodismo, es más que nada de un microclima que afecta a la sociedad, pero la mayoría de la sociedad no tiene grietas; se dio cuenta de que este sistema que tenemos no nos dio bienestar, y quiere bienestar. Además los argentinos estamos peleándonos hace quince años, y ceo que estamos viviendo realmente el fin de la grieta si logramos generar un consenso por arriba”.

El acompañamiento del partido: “Hay más radicales que nunca, aparecen por todos lados”

-¿Te sentís acompañado por el Partido Radical como vos quisieras?

-El radicalismo me fue a buscar el año pasado para ser candidato y, después de pensarlo, les dije que aceptaba porque veía un radicalismo de pie, que quería liderar la coalición opositora, que incorporaba nueva gente, que estaba dispuesto a hablar de los temas modernos y no solo concentrados en el pasado y en la nostalgia, que quería hablar de futuro.

Tuvimos una tremenda elección en la provincia de Buenos Aires contra un aparato territorial, mediático, empresarial, político fenomenal del PRO y de kirchnerismo, y 20-25 días de campaña nos hicieron ganar en la mayoría de los distritos, sacamos más de 1.350.000 votos, y eso levantó al radicalismo en la provincia de Buenos Aires, y cada vez que se levantó en la Provincia se convirtió en un partido nacional.

Hoy veo un radicalismo que quiere ir por la presidencia de la Nación, que quiere liderar la coalición opositora. Y tiene el desafío histórico de hacerlo, porque a la nueva mayoría que tenemos que lograr para cambiar este país no la puede hacer el PRO duro, que es el que va a dominar al PRO; no la puede hacer el kirchnerismo, que va a dominar Cristina.

Como dije en el acto de Ferro después de la elección, los partidos políticos que no se renuevan, que no se adaptan a la realidad, que no incorporan gente, no tienen el derecho divino de existir. El radicalismo busca generar una nueva mayoría para transformar a Argentina, y lo veo bárbaro, lo veo bien. Y hay más radicales que nunca, aparecen radicales por todos lados; hay una genética radical en el país que está revitalizada.

Juntos por el Cambio: “La sociedad no va a dar crédito a una alianza solo por oponerse al otro”

-¿Cómo ves a Juntos por el Cambio?

-Lo veo frente al desafío de no ofrecer lo mismo que en el 2015. Creo que hay un peligro enorme en sentir que el que gana la interna o las PASO de Juntos por el Cambio es el nuevo Presidente o Presidenta, porque eso puede ser una trampa de no ofrecer nada nuevo a lo del 2015 y hacer solamente antikirchnerismo.

El desafío de Juntos por el Cambio es pensar una Argentina, un acuerdo programático, un plan integral de país; aliarnos en base a los que estamos de acuerdo con eso, no por encuestas; explicárselo a la sociedad para lograr una mayoría social que nos acompañe para pedir un consenso más grande que el de Juntos por el Cambio en el caso que accedamos al Gobierno; y transformar la Argentina. Si (la coalición) no entiende que no está ganada la elección, que no podemos ofrecer lo mismo que en el 2015, hay un peligro.

Si Juntos por el Cambio enamora a la sociedad con algo más que antikirchnerismo tiene un rol muy importante para transformar la Argentina. Yo estoy acá para transformar, no para ganar una elección.

-¿Juntos por el Cambio existe en tanto y en cuanto no se desarme el Frente de Todos, y viceversa?

-Bueno, en esto los analistas políticos saben más que yo, pero, claramente, en parte es así como lo planteás. Tenemos que darle un significado a eso, que es de idea. Justamente, las coaliciones en la Argentina, hasta ahora han sido electorales, pero sin una idea de país; y ese es el enorme desafío que tenemos. Creo que la sociedad no va a dar crédito a una alianza solamente por oponerse al otro, porque así nos fue. No podemos repetir lo del ‘15 y el ‘19. -Joaquín de la Torre dijo en una entrevista que hay que definir qué se quiere hacer, cuándo y cómo, y después elegir a los candidatos.

-Coincido. -¿Pero se está trabajando en eso?

-Sí, sí. Tenemos un equipo. Mi jefa de economía es Marina Dal Poggetto, y mi asesor económico es Martín Rapetti. Digo economía porque es un tema caliente, pero en cada área tenemos expertos de esa magnitud. Además el radicalismo tiene la fundación Alem.

-¿Y con los otros sectores de la alianza?

-La fundación Alem trabaja con las otras dos organizaciones del PRO y de la Fundación Pensar. Después, cada candidato le pondrá la impronta. No solo es hacer el plan, también es contárselo a la sociedad.

Conclusiones de la gira "Empatia": “Hay posibilidades de que Argentina, masivamente, vote por algo nuevo”

-¿Qué balance hacés de la gira por el país que denominan “Empatía” y está por culminar?

-En esta gira se convoca a toda la sociedad, más allá de sus convicciones políticas, a ir a la plaza de cada ciudad importante a pensar la Argentina entre todos. Y después de recorrer casi todo el país, la convicción que tengo es la misma que antes, pero más fuerte: que si tenemos algún destino como nación, si tenemos algún proyecto común, que para mí es entrar al desarrollo, se hace desde la gente para arriba, no se va a hacer desde arriba para abajo.

Veo una sociedad triste, angustiada, que en cierta manera piensa que hay un país fallido, pero también veo una sociedad con ganas de creer; y el desafío que vamos a tener quienes tenemos una voz es convertir esta depresión y angustia en esperanza. Argentina tiene un gran potencial, pero si ese potencial está deprimido, no se puede explotar.

Va a ser mucho trabajo que una sociedad descreída, con el alma rota, vuelva a creer; y la única manera que yo veo que vuelva a creer es si nos fusionamos mediante la empatía, en el reconocimiento del otro. Porque no creo que lo pueda hacer una persona, ni un partido, ni una coalición.

Hay posibilidades de que Argentina, masivamente, el año que viene vote por algo nuevo, por algo a favor, y se sienta empoderada como en los ‘80 se empoderó la sociedad hacia la libertad, se sienta empoderada a pedir y a luchar por el desarrollo. Si eso pasa, Argentina puede aprovechar el enorme potencial, y si no logramos enamorar a una sociedad que está triste y deprimida vamos a seguir administrando pobreza y generando desigualdad.

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