La expansión geográfica de la ciudad será un tema central en el debate del nuevo COT

La expansión geográfica de la ciudad será un tema central en el debate del nuevo COT
La discusión del nuevo Código de Ordenamiento Territorial incluirá, entre otros temas, el debate sobre cuál debería ser en el futuro la dimensión del área urbana dentro del partido. Distintos estudios aconsejan consolidar una ciudad más compacta, densa y eficiente.
La decisión de poner en marcha a partir de este año un debate legislativo tendiente a reformar y actualizar el Código de Ordenamiento Territorial vigente desde 1979, abrirá la discusión sobre múltiples variables vinculadas a la ocupación y el uso del suelo dentro del Partido de General Pueyrredon. En este contexto surgirá la disyuntiva de si resulta necesario fijar o no criterios que permitan establecer límites para la expansión geográfica de Mar del Plata y de Batán.

Con una superficie total de 146 mil hectáreas, dentro del partido el área urbana ocupa casi 12.500. Dentro de ellas es donde se concentra más del 95% de la población, por lo que definir lo que suceda en ese espacio se presenta como un desafío central.

Entre otras cosas se deberá resolver si el nuevo COT admitirá que el área urbanizada de General Pueyrredon siga creciendo, o si por el contrario, se establecerán medidas que le pongan freno a este fenómeno.

Diversos estudios señalan que lo más recomendable sería fijar desde ahora límites claros que impidan que la ciudad continúe expandiéndose, aún cuando su población crezca.

El Plan Estratégico, cuyas conclusiones acaban de ser presentadas esta semana, menciona por ejemplo la necesidad de que el COT esté orientado a concretar "el modelo de ciudad sustentable". Es decir, que se fijen pautas que permitan que en vez de crecer de un modo descontrolado, el ejido urbano de Mar del Plata no exceda demasiado sus proporciones actuales.

Por otro lado, un estudio realizado en el marco de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo -elaborado por la consultora Geoadaptative- estableció cuál sería la diferencia entre permitir que la "huella urbana" siga expandiéndose de acuerdo a la tendencia natural de las últimas décadas, o en cambio, adoptar un conjunto de medidas "inteligentes" con estrategias de sostenibilidad y de protección de la infraestructura verde.

Dos pronósticos

La diferencia entre uno y otro escenario es clara. Mientras que en el primer caso la superficie de Mar del Plata se ampliaría convirtiendo en urbanos a sectores rurales generando múltiples conflictos, en el otro se obtendría una ciudad mucho más compacta y más simple de administrar, aseguran los expertos.

En este marco la modificación del COT aparece como una discusión central ya que, entre otras cosas, esta norma establecerá para el futuro un conjunto de disposiciones claves. Por ejemplo, determinará qué tipo de usos se podrán realizar sobre el territorio -residenciales, agrícolas, industriales, comerciales, etcétera- a la vez que marcará pautas para las edificaciones, indicando por ejemplo, alturas y densidades.

De todos modos, el control de la huella urbana no dependerá únicamente de lo que se establezca en el COT, más allá de que en este sentido, se trate de una norma esencial. En rigor, el manejo de este tema dependerá también del diseño y de la implementación de otras normas y medidas vinculadas a, por ejemplo, la provisión de servicios, desarrollo de infraestructuras o el rediseño del sistema de transporte, entre muchos otros factores.

Según pudo comprobarse a través del estudio realizado por el BID mediante el análisis de imágenes satelitales, entre los años 1985 y 2001 la huella urbana del Partido creció casi un 10%, pasando de una superficie total de 11.400 a 12.400 hectáreas. En cambio, entre 2001 y 2011el crecimiento fue prácticamente nulo, de sólo 0,15%.

En este proceso, el partido perdió 314 hectáreas de espacios abiertos, 893 de áreas de cultivos y campos y 16 hectáreas de humedales boscosos.

De cara a 2030 existen dos pronósticos bien definidos y documentados, según surge de los análisis realizados por el BID. Lo cierto es que también este organismo advierte sobre las consecuencias que tendría no acordar desde ahora pautas que regulen la expansión geográfica, y que a la vez, mejoren la calidad de vida dentro de la ciudad para que pueda ser habitada por una mayor cantidad de personas sin que esto signifique un problema.

De acuerdo a las conclusiones que arrojaron estos trabajos, aún teniendo el mismo número de habitantes en uno o en otro escenario, siempre sería más ventajoso que Mar del Plata no continúe ampliando sus fronteras urbanas.

Es que si en cambio la ciudad se siguiera expandiendo hacia los suburbios como lo vino haciendo hasta ahora, el municipio tendría que afrontar mayores costos para la provisión de servicios de infraestructura básicos (pavimento, agua, saneamiento) mientras que la vida cotidiana de la población podría desmejorar y convertirse en más cara al tener que recorrer mayores distancias físicas para acceder a los trabajos o servicios de salud, educación o recreación.

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