Esta empresa ucraniana quiere reconstruir desde cero con material reciclado de edificios destruidos

Esta empresa ucraniana quiere reconstruir desde cero con material reciclado de edificios destruidos

En la actualidad son poco más que una gota en el profundo mar de sufrimiento humano que se extiende por toda Ucrania, con hogares, teatros, hospitales y edificios de oficinas reducidos a escombros.

Alrededor de ciento veinte mil viviendas particulares fueron destruidas o dañadas, y veinte mil bloques de apartamentos alcanzados por los ataques aéreos rusos, declaraba ya un ministro ucraniano el pasado mes de julio. Las estadísticas de principios de este año cifran en más de 128 000 millones de euros los daños totales en infraestructuras.

El enorme coste humano y medioambiental

Además del enorme coste económico de la reconstrucción del país, también hay un lento desgaste medioambiental.

Millones de toneladas de residuos de construcciones amenazan con saturar los vertederos ucranianos. Construir desde cero liberaría enormes cantidades de emisiones de gases de efecto invernadero.

El hormigón es la sustancia fabricada por el ser humano más utilizada de la Tierra. El cemento empleado como ingrediente aglutinante es responsable de alrededor del 8 % de las emisiones mundiales de CO2, más que el combustible en la aviación.

Una constructora ucraniana busca soluciones

"¿Qué hacer con semejante cantidad de residuos de la construcción?", se pregunta Dmitri Rodionov, director de la constructora Kopach Profi.

¿Qué debe hacerse con una cantidad tan enorme de residuos de la construcción? Ningún vertedero es capaz de procesar semejante volumen, lo que podría provocar una catástrofe no solo económica, sino también medioambiental.

La empresa se fundó en la ciudad oriental de Dnipro en 2019. Trabajaba a contrarreloj cuando Rusia invadió Ucrania en febrero del año pasado. Presta servicios especializados de equipamiento para construcción, minería, tratamiento de residuos y demolición.

Kopach procesaba los residuos de una de las mayores plantas metalúrgicas del país, situada en la cercana Zaporiyia. Siete días a la semana, sus equipos extraían productos útiles de las doscientas mil toneladas de material que se vertían cada mes.

Ahora la planta está parada, explica Dmitri a Euronews Green. "Hemos tenido que buscar otra dirección a nuestras actividades para mantener a nuestro personal y ser lo más útiles posible a la economía de nuestro país en estos tiempos difíciles. La mayoría de las zonas pobladas han quedado total o parcialmente destruidas", asegura.

"Hemos decidido centrarnos en el reciclaje de residuos de construcción generados por la demolición de edificios y estructuras", explica.

El problema, explica Dimitri, es que la mayoría de las tecnologías sólo muelen el hormigón roto hasta convertirlo en una grava de baja calidad que contiene numerosas impurezas. Está bien como base para carreteras, pero no es adecuado como material de construcción para edificios.

Por eso Kopach se fija en lo que hacen en otros países europeos pioneros con nuevos métodos de reciclado.

En sus directrices, la UE se refiere a un "bucle de demolición" para que acabe en los vertederos una proporción mucho menor de residuos de construcción. En el proceso también se crean nuevos puestos de trabajo.

En los Países Bajos, los residuos solo pueden enterrarse cuando no es posible recuperarlos. Suiza está a la cabeza respecto al hormigón reciclado: el 18 % del hormigón que utiliza el país contiene materiales reciclados. 

Pero existe un nuevo método que atrajo especialmente la atención de Dimitri. 

Un profesor de la Universidad Libre de Bruselas (VUB) se ha asociado con profesionales dedicados a la innovación de Bélgica y los Países Bajos para desarrollar una forma más completa de reciclar el hormigón.

Este elemento típico de la construcción se compone de piedras o grava, arena, un aglutinante -normalmente cemento- y agua. Todos estos componentes sólidos pueden extraerse de los residuos, explica Hubert Rahier.

"La arena y la grava se desprenden del hormigón si se muele mecánicamente de una manera determinada. La parte más fina, que contiene el cemento hidratado y, por tanto, 'acabado', debe reprocesarse hasta que vuelva a ser utilizable como aglutinante".

La empresa holandesa Slim Breker ha creado la máquina "SmartCrusher", que realiza la separación. 

A continuación, un horno microondas de alta potencia especialmente diseñado trabaja con el cemento, calentándolo a seiscientos grados Celsius para romper su enlace químico y devolverlo a un estado reutilizable.

"Utiliza electricidad generada por paneles solares de nuestro socio Rutte, de Zaandam, por lo que todo el proceso puede hacerse sin emisiones adicionales de CO2", explica Rahier.

Dmitri escribió al profesor después de leer en Internet sobre el proceso y quedó "gratamente sorprendido" al recibir respuesta. Las conversaciones con Rahier y Koos Schenk, director general de Slim Breker, han contado con la ayuda de un traductor ucraniano que vive en Bruselas. 

"Esto confirma una vez más que, estemos donde estemos, todo ucraniano está dispuesto a contribuir al desarrollo y la reconstrucción de nuestro país", comenta Dmitri.

Pero la nueva tecnología aún no está lista para empezar a funcionar. SmartCrusher necesita algunos ajustes, Rahier espera tenerla a punto para finales de año.

La reconstrucción en una zona de guerra tiene particularidades peligrosas. "No es un camino fácil", reconoce Dmitri. "En primer lugar, es necesario realizar un reconocimiento por parte de servicios especializados para detectar la presencia de explosivos, lo que es bastante laborioso y lleva mucho tiempo".

Después de eliminar posibles peligros, los trabajadores desmantelarán los escombros y restos de estructuras, clasificando y procesando los distintos tipos de residuos antes de que pueda comenzar el reciclaje.

Dmitri quiere empezar por las zonas que han sufrido daños importantes que están alejadas del frente. Por ejemplo, Bucha, Hostomel y Kiev, en la región de Kiev, así como partes de Járkov y Zaporiyia, donde Kopach se encuentra ahora.

"Pero creemos que cuando acabe la guerra tendremos la oportunidad de reconstruir en todo el territorio de Ucrania, dada la colosal destrucción en ciudades como Bajmut, Mariinka, Kramatorsk y Mariúpol, en la región de Donetsk".

Se necesitará apoyo estatal a nivel legislativo, explica. Este profesional de la construcción ha hecho un llamamiento a otras empresas europeas con experiencia o equipos para procesar edificios y estructuras destruidos.

"Nuestras puertas están siempre abiertas a las nuevas tecnologías", subraya.

Comentá la nota