Una espera que desespera: Fundación Desarrollo y Equidad en favor de trabajadoras domesticas

S. S. de Jujuy - Con motivo de celebrarse el 22 de julio próximo el “Día Internacional del Trabajo Doméstico”, la Fundación Desarrollo y Equidad Filial Jujuy, sigue abogando como lo hace desde el año 2009 por la Campaña por la Dignidad de Todas las Trabajadoras que impulsa la sanción de un nuevo Régimen Especial de contrato de Trabajo para el personal de Casas particulares
Este día tiene su origen en los resolutivos del Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de 1992, a partir de un debate del movimiento feminista acerca del trabajo no remunerado que realizan las mujeres en los hogares.

En el Encuentro se reconoció que el trabajo doméstico "es un recurso esencial para el bienestar de las sociedades desarrolladas, como lo es también el trabajo aplicado a la producción para el mercado".

En 1995, en la Conferencia Mundial sobre las Mujeres organizada por las Naciones Unidas de Pekín, se propuso la creación de una Cuenta Satélite de Hogares, para añadir a los sistemas convencionales de Contabilidad Nacional. La mayoría de los países asistentes a la Conferencia firmó su adhesión a la propuesta.

Asimismo, se reconoció que el Trabajo Doméstico es un trabajo muy diverso, que exige diferentes habilidades y especializaciones, está dirigido a la producción de bienes y servicios. Su objetivo, por lo tanto, es el mantenimiento de la vida humana, con sus diferentes exigencias de cuidado, educación y bienestar.

En el llamado Consenso de Quito (Ecuador), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que llevó a cabo la X Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe en agosto del 2007, priorizó el reconocimiento del trabajo en el hogar y su importante aportación a la economía de cada país y por lo tanto su aportación al Producto Interno Bruto (PIB).

También demandó que ese reconocimiento se convierta en medida legislativa y se transfiera un valor en ayuda social a las mujeres quienes lo realizan (amas de casa). Los países tenían el compromiso de adoptar medidas en todos los niveles y esferas de la economía y la vida social del país, sobre todo en las reformas institucionales para garantizar el reconocimiento del trabajo no remunerado de las mujeres.

Por su parte a través del Convenio internacional sobre el trabajo decente para trabajadoras del hogar, firmado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en marzo de 2008, se acordó inscribir en el orden del día de la 90 reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo 2010 un punto sobre el trabajo decente para trabajadoras domésticas con miras a la articulación de normas respecto a este trabajo.

En Junio de 2011, en la 100 reunión de Ginebra de la OIT a través de las Actas provisionales 15 A y 15 B se adoptaron tanto el Convenio sobre el Trabajo decente para las trabajadoras y trabajadores domésticos como la Recomendación sobre el mismo tema que obliga a los Estados miembro.

El proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo Nacional al Congreso en marzo de 2009 fue aprobado por la Cámara de Diputados de la Nación por unanimidad en marzo de 2011, es decir que tiene media sanción, sin embargo en el Senado se propusieron cambios y otros proyectos y desde setiembre de 2011 se encuentra prácticamente paralizado su trámite, es decir, hace más de un año.

En nuestro país, la casi totalidad de las trabajadoras en el servicio doméstico son mujeres (más de 1.200.000 trabajadoras) y su trabajo está regido por el Estatuto del Empleo Doméstico creado por Decreto/ley 326/56 y Decreto 7979/59 que discrimina a las trabajadoras por apartarse de la Ley de Contrato de Trabajo vigente para otras actividades laborales y viola los derechos laborales de la Constitución Nacional y normas supranacionales como la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer) y su Protocolo Facultativo.

El 85 % de las Trabajadoras en Servicio Doméstico no cobran aguinaldo, no tienen vacaciones ni días pagos por enfermedad, ni licencias por maternidad, exámen y las indemnizaciones por despidos son la mitad que para otros trabajadores.

En el Dpto. Dr. Manuel Belgrano, el 21 % de las mujeres están ocupadas en el servicio doméstico y según el Censo 2001 el 94 %, carecía de aporte jubilatorio y un tercio eran Jefas de Hogar.

Según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del 2010 en el aglomerado San Salvador-Palpalá el 16 % de las mujeres se encontraban trabajando en el Servicio Doméstico. Esto ubica a la actividad como la tercera rama en importancia como empleadora de mano de obra femenina, luego del comercio y la enseñanza.

Dentro de esta población el 38 % son menores de 35 años, el 35 % tienen entre 35 y 49 años y e 27 % restante 50 años y más.

El 14 % de las mujeres de este aglomerado tenían un nivel máximo de educación alcanzado de instrucción primaria incompleta, el 28 % de Instrucción Primaria completa y el 50 % estudios secundarios, alcanzando el 8 % el nivel terciario /universitario. Quiere decir que la inserción en esta actividad no se limita a las mujeres de bajo nivel de instrucción.

Asimismo, del aporte jubilatorio carecían el 86 %, es decir un 8 % menos que 10 años antes y un 37 % eran Jefas de Hogar. El 25 % vivía en hogares correspondientes al decil más bajo del ingreso per cápita del aglomerado. Fte. Una Visión De La Inserción Laboral De Las Mujeres En El Mercado De Trabajo De Jujuy (2001-2010) Dra. Laura Golovanevsky Facultad De Cs. Económicas (Unju) Y Conicet Foro De Derechos De Las Mujeres Trabajadoras: El Servicio Domestico En Jujuy

El objetivo de la Fundación a través de estas estadísticas pretende visibilizar la importancia de la temática en la agenda pública y difundir en este colectivo los derechos de las mujeres trabajadoras domésticas.

En particular promovemos en este día la inscripción en la AFIP a través del Formulario F 102 para el acceso a un régimen de jubilaciones y a una obra social, a través de un aporte mensual que, por 16 hs. o más semanales, hoy es de $ 95 y se realiza entre la trabajadora y el/la empleador/a.

Es necesario motivar tanto a las mujeres que trabajan en Servicio Doméstico como a los empleadores de las mismas a inscribirse o inscribirlas en la AFIP, a instarlas a reclamar la inconstitucionalidad del Estatuto que las rige y solicitar a nuestros legisladores y legisladoras nacionales a sancionar de una vez por todas una ley nacional que le otorgue dignidad a su trabajo, que tengan una obra social, que tengan vacaciones anuales, aguinaldo, salario familiar, no más de 8 hs. de jornada laboral, indemnizaciones por antigüedad o despido, licencias por matrimonio, embarazo, enfermedad y/o exámen, descanso semanal, tener un seguro por riesgos del trabajo, cobrar horas extras trabajadas, entre otras propuestas.

Por otra parte, una de las mayores dificultades para la organización y la realización de la inspección laboral de este tipo de trabajo es que se realiza al interior de una vivienda, de manera aislada en relación a otras trabajadoras, por lo que tienen un limitado poder de negociación frente a sus empleadores y se producen sin el respaldo de una organización. Además las organizaciones existentes sufren de baja afiliación, limitados recursos, falta de reconocimiento y también existe una baja organización de asociaciones de empleadores.

El trabajo doméstico entonces está subvalorado, es invisible y está mal regulado y las trabajadoras domésticas son frecuentemente víctimas de violación de sus derechos humanos fundamentales (trabajo forzoso, trabajo infantil y discriminación. OIT, mayo de 2010)

Como organización de la sociedad civil, buscamos sensibilizar a empleadas como a empleadores de nuestra comunidad así como incidir en la sanción de esta ley y junto a las áreas gubernamentales provinciales, nacionales e internacionales con competencia en la temática como son el Ministerio de Trabajo y Seg. Social de la Nación, la Dirección Provincial del Trabajo y la Organización Internacional del Trabajo OIT, trabajar en red para lograr dignificar este trabajo representado en su mayoría por mujeres, niñas, migrantes, indígenas y personas indocumentadas, que ya no pueden ni deben esperar.

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