Egipto, un país sumido en un estado de ánimo sombrío

Egipto, un país sumido en un estado de ánimo sombrío

Con la caída del avión, sumó una nueva desgracia a una cadena que empezó con la revolución contra Mubarak

Por Ricard González

TÚNEZ.- En los últimos años, el país de los faraones va de tragedia en tragedia, ya sean masacres en estadios de fútbol, desalojos de acampadas brutales por parte de la policía que dejan decenas o cientos de muertos, accidentes en sus medios de transporte o atentados terroristas.

Ante su última desgracia, ayer, el siniestro de un avión que realizaba el trayecto entre París y El Cairo, el país se sumió en un estado de ánimo sombrío. "Es un momento muy difícil para Egipto... Nuestra principal preocupación son ahora las familias", dijo con un gesto compungido el ministro de Aviación Civil, Sherif Fathi, en la conferencia de prensa que fijó la posición del gobierno egipcio.

En aquel momento, las autoridades del país árabe aún se negaban a confirmar que el avión se había estrellado en el mar Mediterráneo. Fathi, en repetidas ocasiones, insistió en que el aparato se hallaba "perdido" y no "siniestrado". Sin embargo, poco a poco, la sociedad egipcia y también el gobierno comenzaron a asumir su última catástrofe aérea.

El ministro de Relaciones Exteriores, Sameh Shoukry, intercambió condolencias con su par francés, y las redes sociales se llenaron de mensajes que invocaban a las plegarias por los pasajeros del vuelo MS804. La fe fue el refugio de muchos egipcios ayer en un momento de zozobra, como sucedió en otras tragedias en un país con una arraigada devoción religiosa.

Las imágenes de los familiares de las víctimas en el aeropuerto de El Cairo eran desoladoras. "Es muy triste, es todo lo que puedo decir. Nos despertamos con la noticia desgarradora del avión. Me siento muy triste por mis amigos", señaló a la prensa local un piloto de la compañía EgyptAir, propietaria del aparato siniestrado, que prefería guardar el anonimato. "Lo conocía desde hacía mucho tiempo", añadió, en referencia al copiloto Mohammed Mamdouh.

En señal de duelo, algunos trabajadores de la aerolínea cambiaron sus fotos de perfil en Facebook para colocar las de algunos de los tripulantes, entre ellas las del piloto, Mohamed Shokeir. Miles de internautas difundieron sus imágenes, que inundaron las redes sociales en Egipto. En ellas, se veía a jóvenes sonrientes con sus uniformes de trabajo.

Si bien la mayoría de los mensajes en las redes eran de solidaridad con las víctimas, también se colaron otros de naturaleza política. "Algunos aman explotar las causas [del siniestro] por razones políticas", tuiteó la bloguera Nervana Mahmoud, al criticar la politización de la catástrofe.

Y es que el gigante árabe es una sociedad profundamente polarizada entre los seguidores y los detractores del actual presidente, el mariscal Abdel Fatah al-Sisi, que perpetró un golpe de Estado contra el líder islamista Mohammed Morsi en 2013, al que siguió una fuerte represión.

Las anteriores desgracias han dejado un huella muy profunda en la economía del país, y muy especialmente en su sector turístico, una de las fuentes más importantes de riqueza y de trabajo.

Según datos oficiales, antes de la revolución de 2011, que depuso al dictador Hosni Mubarak, más del 12% de la mano de obra estaba empleada en el sector turístico. En estos últimos años, los visitantes extranjeros pasaron de 14 millones a tan sólo nueve millones por año, lo que dejó sin trabajo a miles de personas.

Discusión

No obstante, ayer no era momento para abordar las consecuencias de tipo económico. Ni los periodistas egipcios ni sus responsables políticos o funcionarios entraron en ese debate, que probablemente aflore en los próximos días.

En cambio, sí se debatió, y mucho, sobre cuál podría ser la causa del siniestro: ¿un fallo técnico o un atentado? De forma velada, algunos internautas expresaban su alivio por el hecho de que en esta ocasión el avión no había salido de Egipto, sino del aeropuerto parisino Charles de Gaulle.

El hecho de que un avión ruso se estrelló en la península del Sinaí, en octubre pasado, con un explosivo que introdujo a bordo el grupo jihadista Estado Islámico (EI), puso en la picota de la prensa mundial las condiciones de seguridad de los aeropuertos egipcios. Ese día murieron 224 personas. Muchas compañías, sobre todo rusas y británicas, cancelaron sus vuelos al Sinaí.

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