Diéguez y la arquitectura que viene

Diéguez y la arquitectura que viene
Tristán Diéguez (1972) abrió recientemente en el MAR el ciclo de conferencias "De la Idea a la Obra" del Colegio de Arquitectos de Mar del Plata. En diálogo con LA CAPITAL habló de la proyección internacional de su estudio (Diéguez-Fridman) y del actual momento de la arquitectura argentina.
Tristán Diéguez se graduó en la UBA en 1976 y trabajó en el estudio "César Pelli & Associates" en New Haven, EEUU entre 1998 y 2000. A su regreso a Buenos Aires se asoció con Axel Fridman.

Premiado a nivel nacional e internacional, se destacan los reconocimientos que obtuvo con la ampliación e la Facultad de Ciencias Económicas (UBA), proyecto concretado, y con el de la Facultad de Psicología también de la UBA (2006).

En 2008 su estudio es seleccionado para emprendimientos en China. Para el estudio de Diéguez-Fridman el gran país asiático representó el desafío de presentar proyectos a otra escala y donde se construye mucho y todo al mismo tiempo.

Fueron dos propuestas para sendos centros urbanos nuevos, una casa y un hotel.

-¿Como fue el proyecto de esa casa, en China?

-La casa fue el encargo de un desarrollador que se propuso hacer cien casas, como si fuera acá un barrio cerrado, pero allá, en China, era abierto; cien casas hechas por cien arquitectos jóvenes de distintos lugares del mundo. El resultado es interesante porque combina cien tipos de arquitectura bien diferentes. Por el clima extremo, se pensó en una casa hacia adentro, introvertida. En vez de pensar en situaciones de vida al aire libre, como puede suceder en casi toda la Argentina, la casa tiene como vistas entre los distintos ambientes. Es una casa que vive hacia el interior, en vez de hacia el exterior.

-¿Y el hotel?

-Era un edificio en altura y tiene como una especie de recorrido en espiral donde se van disponiendo los programas públicos del hotel: el restaurante, el gimnasio, una pileta cubierta, jardines exteriores, la biblioteca. Además de tomarse el ascensor o moverse por la circulación tradicional de un edificio en altura como una torre, uno podría dar la vuelta por esta espiral que va bordeando el edificio y encontrándose con estos programas.

-¿Como describiría en pocas palabras la arquitectura argentina de hoy?

-Es un tiempo interesante porque hay obras grandes pero muchas también a menor escala que hacen oficinas pequeñas como la nuestra pero que también están a cargo de oficinas todavía más pequeñas de gente muy joven. Tal vez un déficit para la disciplina sea la vivienda pública y para sectores de menores recursos.

Pocos concursos públicos

-¿Y los arquitectos argentinos tienen ideas para aportar tendientes a cubrir ese déficit?

-Sí, los arquitectos las tienen. Lo que pasa es que no existe, como existía hace 20 o 30 años, mecanismos para que esto se concrete. Las ideas de los arquitectos están alejadas de las formas en que se hacen estos emprendimientos. Por ejemplo: hay pocos concursos en los que puedan participar. Los concursos son una manera de discutir un tema en toda la disciplina, sin importar si se presenta un arquitecto recién recibido o uno consagrado y de gran experiencia. Sobre esto se ha abierto un concurso interesante en la ciudad de Buenos Aires para las viviendas que se van a hacer para la villa olímpica (ndr: las III Olimpíadas de la Juventud se realizarán en Buenos Aires en setiembre de 2018) y creo que eso puede ser un buen aporte para el tema, aun cuando sean viviendas que se destinarán luego a un sector social medio.

-Hubo en los últimos años un gran auge de los desarrollos privados de vivienda, ¿es así?

-Sí, pero ahora que ese auge se va frenando, se puede reflexionar sobre lo que estuvo bien y lo que se tiene que mejorar. También va apareciendo la preocupación por las cuestiones sustentables, las energías renovables, no muy presentes todavía en un edificio medio. En esto se podría avanzar mucho en los próximos años.

Priorizando lo funcional

-¿Qué factores priorizan hoy quienes encargan la vivienda a un arquitecto?

-En la vivienda unifamiliar es más fácil de determinar porque en el edificio el que te encarga el proyecto es un desarrollador y no la persona que va a vivir, que puede llegar mucho tiempo después de realizada la obra. En la casa es distinto: el pedido al arquitecto está desde el primer llamado. Y sí, sin duda la seguridad es un tema importante pero a pesar de eso hay otras cuestiones, que para mí son también muy relevantes. En general, la gente valora mucho la situación de relación con los espacios exteriores, la iluminación, que haya luz natural en todos los espacios de la casa. Son preocupaciones que escucho más en los clientes que una preocupación referida a cuál es el estilo arquitectónico.

-¿En esto hubo novedades dignas de ser tenidas en cuenta en materia de tecnologías y materiales?

-No las hubo en el país en los últimos años debido a la relación complicada con las importaciones y a las trabas. Es un momento de aprender a sacar los mejores resultados con los pocos recursos que se tienen.

-En cuanto a lo que refería sobre una menor preocupación por el estilo, relaciono con que comienzan a verse en Mar del Plata más techos de chapa, desplazando a los tejados.

-Es que la gente valora más tener una ventana grande al jardín y quiere tener luz en ambientes donde antes no tenía como por ejemplo los baños y eso empieza a ser más importante que el estilo de la casa. Cuando yo estudiaba, hace veinte años, sucedía que el cliente venía y pedía un techo con determinadas tejas o una casa de cierto estilo. Antes el estilo era lo más importante. Y ahora se está más pendiente de los requerimientos funcionales. Y esto es bueno para la arquitectura y porque le da al arquitecto la posibilidad de enfocarse en otras cuestiones.

-En sus visitas a Mar del Plata, imagino que observa la evolución arquitectónica de la ciudad.

-Sí, pero no estoy mucho tiempo. Vengo una vez cada año o cada dos años. Encuentro siempre alguna obra que me interesa y que me parece que está bien. Mar del Plata tiene este increíble escenario de la costa y estos últimos años hubo sobre la costa proyectos muy importantes, y sobre ellos se destaca por supuesto el del Museo de Arte Contemporáneo, el MAR. Además del museo, pienso en la intervención en Playa Varese, que hizo José Solla, o en la recuperación de la Normandina, o en los nuevos edificios de vivienda del estudio de Jerónimo Mariani y María Haydée. Son edificios que renovaron el lenguaje de los edificios residenciales de la ciudad. Después no he tenido tiempo todavía de observar la aparición de nuevas obras como la de la ex Terminal o el proyecto de Pelli sobre Playa Chica.

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