“Les deseamos buena salud para que cumplan toda la condena que les den”

“Les deseamos buena salud para que cumplan toda la condena que les den”
Ayer se hizo una nueva inspección ocular cerca de Capilla del Rosario, donde fueron atacados los miembros del ERP.
En horas de la mañana de ayer se llevó a cabo una nueva inspección ocular en el marco del juicio por la Masacre de Capilla del Rosario, para lo cual, las partes involucradas en el proceso judicial se hicieron presentes en el lugar de los hechos.

En esta oportunidad, dos de los miembros del ERP que formaron parte del grupo que fue ultimado el 12 de agosto de 1974 y hace dos semanas declararon en el juicio, acompañaron al presidente del Tribunal, Juan Carlos Reynaga, a los representantes de la querella y a los imputados, Mario Nakagama y Carlos Carrizo Salvadores, que fueron escoltados por su abogado defensor, Lucio Montero y el abogado de Jorge Acosta, Osvaldo Viola.

Mario Miguel Paz y Ramón Pablo Videla, que en la época en la que se produjo la masacre formaban parte del contingente guerrillero, se retiraron antes de que sus compañeros fuesen fusilados; pero señalaron el lugar en el que se dieron los hechos; puntualmente, mostraron a los allí presentes el lugar preciso en el que se estacionó el colectivo en el que viajaban junto a los otros jóvenes.

Colectivo

Ya en el terreno en el que hace casi cuarenta años tuvieron lugar los hechos, que está ubicado a unos 50 metros de la ruta Nº1, los dos testigos mostraron dónde estacionó el colectivo en el que fueron sorprendidos por parte de la policía local cuando se estaban cambiando la noche del 10 de agosto, y madrugada del 11.

De acuerdo a su relato, los jóvenes del ERP habían intentado en el transcurso de las horas previas la toma del Regimiento 17 y se habían dirigido a ese lugar en el colectivo que los transportaba, que había sido alquilado en Tucumán. Allí se encontraban cambiándose y “desprevenidos”, cuando fueron sorprendidos por parte de la policía. Dos de los jóvenes del grupo fallecieron en ese lugar y los demás huyeron hacia donde pudieron, sin tener conocimiento geográfico del lugar, comida o ropa.

De acuerdo a lo relatado por Videla y Paz en el lugar donde se dieron los acontecimientos, su única intención a esas alturas, era la de salvar sus vidas y por ese motivo se internaron en el conocido “Canal de la Muerte”, saliendo del otro lado para tratar de resguardarse.

Una vez que hubiesen marchado por varias horas, el grupo se dividió en varios subgrupos, siendo ellos enviados en búsqueda de las provisiones, donde finalmente fueron detenidos por la policía catamarqueña.

La voz de los sobrevivientes

Luego de la inspección ocular, en diálogo con El Esquiú.com, los sobrevivientes contaron parte de las peripecias que les tocaron vivir en la fecha en cuestión. “Al vernos atacados tratamos de hacer una retirada apresurada, rompimos las ventanillas y salimos para el monte, tirándonos al canal, que era muy torrentoso y nos arrastró a algunos compañeros”, explicó Videla.

“Marchamos toda la noche tratando de retirarnos, estábamos desubicados en cuanto a orientación geográfica y con muchos compañeros golpeados y heridos. El armamento que teníamos se había mojado. Sabíamos que nos estaban buscando, era una situación de mucha peligrosidad. Realizamos el mismo recorrido que hicimos hoy hasta llegar a Capilla del Rosario. Allí fue la última vez que vimos a nuestros compañeros. Nos salvamos porque nos mandan en una misión a la ciudad para buscar algo de comer y medicinas”, relató Paz.

“Esperamos que tengan muy buena salud para cumplir toda la condena que les den”, dijo Videla en relación a lo que espera para los exrepresores.

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