“La simpleza y capacidad de Domingo Moccero no la volví a ver en ningún político”
El jueves al mediodía mediante un acto protocolar que duró más de media hora se descubrió un monumento con el rostro de Domingo Nicolás Moccero, con motivo de haberse cumplido 20 años de su fallecimiento. El monumento está ubicado al lado del que recuerda al doctor Raúl Alfredo Caccavo, sobre calle Garibaldi, en la vereda del Hospital Municipal.
La ceremonia fue encabezada por el intendente Ricardo Moccero, su esposa e hijo; Gustavo Moccero y familia y gran cantidad de funcionarios municipales y personas que compartieron la vida laboral, social o política con Domingo Moccero.
Hubo cuatro oradores que se refirieron a la figura de quien gobernó el distrito entre 1958 y 1962, y 1983 y 1990 en su segundo y tercer período, ellos fueron el ex intendente Ricardo Wagner, el ex concejal Luis Gariglio, Alberto Caccavo y el Intendente Municipal.
Los concejales oficialistas: Ana Lía Pogost, Roberto Palacio, Néstor Osorio y Juan Luis Brito depositaron una ofrenda floral al pie del monumento, el cual momentos antes el sacerdote Diego Kessler bendijo.
“Simplemente quiero agradecerles a los que están presentes por haber venido a este acto que es muy importante para nosotros. Agradecerle a toda la población porque durante estos días hemos estado recibiendo mensajes de texto de celulares, en computadora y en el teléfono. Uno de los últimos mensajes decía que recordaban a mi padre con mucha alegría pero con dolor por su desaparición. Siempre recordé a mi padre con mucha alegría, y me sirvió como para emprender esta lucha que es muy dura”, dijo Ricardo Moccero.
Comentó que luego del fallecimiento la familia Caccavo le dijo que debía continuar el legado. “Yo sabía que era una misión imposible, una utopía, después de semejante figura y persona, poder continuar la obra. Lo que tuve que hacer es recordarlo a él, tratar de seguir sus pasos y trabajar con la solidaridad de todo el pueblo que nos dio su apoyo”, agregó.
Luego comentó que estuvo mirando todos sus videos. “Estos 20 años vivo mirando y escuchando sus videos, y hasta el día de ayer que miré el último me sigo emocionando como la primera vez. Hay un aspecto que no lo conoció la mayoría de la población, que era su amor por sus nietos e hijos. Vivía pensando en ellos, disfrutaba mucho. Excelente abuelo y padre, con el acompañamiento de mi madre. En nombre de toda nuestra familia les agradecemos mucho a todos por acompañar este homenaje”, indicó.
“Lo recuerdo y lo extraño”
“Me vinieron a invitar a la mañana para ver si quería decir unas palabras hoy. Se acordaron un poco tarde dije, pero acepté hablar. Es muy fácil y muy grato para mí hablar de Domingo, porque han pasado 20 años y no sólo lo recuerdo sino que lo extraño. Y en estos años muchas veces, cuando tuvimos situaciones difíciles pensé que habría dicho Domingo. Muchas veces pensé que distinto hubiese sido si estaba. Para mí estos 20 años siguen estando en mi corazón. Para los que fuimos colaboradores de él, yo fui amigo, participé en dos gestiones y era muy fácil trabajar con él. Lo que recuerdo es que su optimismo y presencia de ánimo hacía que no existan problemas. A mí me parecía que estando él detrás no iba a ver problemas. Hace 20 años su última inauguración fue ésta, la parte nueva del hospital. Esta obra se terminó porque Domingo gestionó de forma privada recursos que el Estado no tenía para hacer la Internación del hospital. La enseñanza moral que me dejó es demostrar que no tenía rencor. La gente que había sido mala con él, si necesitaba algo él se lo brindaba de corazón. Y eso impactaba, eso era moralmente bueno pero a su vez la persona que recibía ese gesto cambiaba la impresión de Domingo. Gracias por darme la oportunidad de hablar”, concluyó el Dr. Alberto Caccavo.
“En estos años muchas veces, cuando tuvimos situaciones difíciles, pensé: que habría dicho Domingo, otras veces pensé que distinto hubiese sido si estaba”. Alberto Caccavo.
“Una personalidad irrepetible”
A Luis Gariglio no sólo lo unió la política al escribano Domingo Moccero, sino que antes lo ligó el trabajo, ya que se desempeñaba en la Escribanía Moccero como abogado. Por eso conoció a Moccero no sólo como político sino como jefe y compañero de trabajo. Relató algunas anécdotas que intentaron pintar la personalidad del escribano. “Cuando Domingo se enojaba había que alejarse, cada uno encontraba una excusa para irse de su alrededor. Era un hombre extraordinario para tratar, amable, bueno, tranquilo, pero cuando se enojaba había que retirarse. Generalmente tenía muy buen humor, pero cuando se cabriaba había que disparar: Castellano salía para Deportivo Sarmiento a tomar un café, yo tenía que tender el teléfono y Zulema disparaba porque tenía que terminar un trabajo seguro”, recordó Gariglio.
Dijo que era muy cómodo trabajar con él, “era ordenado, respetuoso, sabía escuchar, sabía dar consejos. Al mismo tiempo recordó que Moccero se hacía su tiempo para estar con sus amigos y vecinos.
“Él se hacía su tiempo, en un momento de la mañana se disparaba al Gran Hotel a tomar un café con sus amigos, luego pasaba por el Banco Nación, que era uno de sus clientes, y a seguir trabajando. A la tarde, tipo 17:00, agarraba su camioneta, pasaba por el campo e iba a tomar mate a lo del Nene Fernández y Pedro Streitenberger en la colonia tres. A través de sus amigos él tomaba contacto con los vecinos, sabía cuales eran las necesidades”, indicó.
En cuanto a su forma de gestionar como Intendente, Gariglio aseveró que Domingo Moccero implementó una manera totalmente novedosa de hacer obras, que se basaba en la confianza mutua entre el municipio y los vecinos. “Domingo sabía que no contaba con dinero, con fondos para hacer obras, por eso inauguró un sistema basado en la confianza. Él reunía a los vecinos y les decía, si quieren hacer tal obra la vamos a hacer, pero necesitamos de su ayuda, de su solidaridad. Les decía que debían aportar el dinero para comprar el material y que la obra se haría con trabajo puesto por el municipio. Algunos llegaron a conocer la caja de zapatos donde se guardaba el dinero aportado por los vecinos, con el cual se compraban los materiales, en esa época sobre todo el cemento que tan caro era. Se pasaba mañanas enteras buscando el presupuesto más barato en los corralones. Eso sí, era muy estricto con los plazos de inauguración de obras, porque sostenía que había empeñado su palabra ante los vecinos que confiaron en esa forma. Y entonces hermano, había que terminar la obra para la fecha convenida”, relató.
Luego Gariglio se refirió a su humildad y sencillez, cuando contó que una vez el escribano Moccero lo pasó a buscar al mediodía para ir a comer un asado a un obrador. “Me pasó a buscar, yo me cambié y él tenía puesto uno de esos trajes que se compró en China (risas), y le pregunté si no se iba a cambiar y dijo que no, que iba a ir así. Llegamos a la ruta, donde era el asado, y al momento de comer se acerca el oficial, el encargado de obra y le pregunta: ‘¿le corto escribano?’, que le iba a cortar al escribano, agarró el cuchillo, se llenaba de humo y se cortaba él. Todavía dijo, ‘qué lástima que no trajimos nada para sentarnos’, y con ese traje impecable se sentaba en un pedazo de piedra o montículo de tierra junto a sus empleados municipales. Ese carisma, ese don de gente que tenía, lo hace irrepetible, porque accedía a la confianza de sus empleados. Y fueron tiempos difíciles, de inflación, donde el salario de los empleados se licuaba cada día y a su vez se les exigía más para hacer obras. Le tocó gobernar una etapa difícil y lo hizo de manera extraordinaria”, sentenció.
Por último dijo que fue un gran hacedor y supo ganarse el aprecio de toda la comunidad, más allá del partido político al que pertenezca cada uno.
El último caudillo
El ex intendente Ricardo Wagner (mandato cumplido, tal como lo destacó el locutor del acto), recordó a Domingo Moccero como el último gran caudillo de la política, el que cerró una época en cuanto a los caudillos populares.
Destacó que fue una figura querida y con gran llegada a lo que son los sectores populares. “Eso se lo admiramos todos, incluso quienes en la lucha política hemos sido sus adversarios.
Mencionó la intervención de Moccero en Gas del Estado, lo que provocó una gran transformación en el distrito. Elogió el cumplimiento de la palabra empeñada de Domingo Moccero para con la gente y a su vez dijo que fue un hombre con sentido ético.
Recordó cuando el escribano le pidió que ningún concejal presentase una iniciativa que trastoque o signifique un cambio para el municipio hasta que él vuelva de la operación que se iba a realizar.
“Todos los sectores políticos aprobaron el pedido del Intendente y le confirmamos que se quede tranquilo que no íbamos a tratar nada. Lamentablemente la vida nos enseñó que Dios es el que decide y perdimos físicamente al Intendente Municipal”, expresó.
Guarda el recuerdo del último festejo del 6 de Agosto en el que participó Domingo Moccero, un mes antes de fallecer. “A pesar que se sentía muy mal, participó del acto en el Hospital por la mañana y por la tarde estuvo en el desfile, acompañado como siempre por Susana Saint Cricq”, indicó.
Dijo que sacrificó cualquier cosa con tal de cumplir con su gente, la cual le devolvió con respeto, admiración y cariño su accionar.
“Nosotros vivimos muy de cerca su desaparición física. Realmente sus colaboradores y el pueblo en general desfiló con un dolor llamativo. Llamativo porque creo que se dieron cuenta ante la pérdida el valor de la persona que se iba”, expresó Wagner.
Manifestó que nunca olvidará las palabras de Oscar Allende y elogió el hecho de que, pese a las diferencias políticas y fuertes discusiones que ha mantenido, Julio Rubio siempre mantuvo un gran respeto por Domingo Moccero.
“Una cosa es ser adversario y otra cosa es ser enemigo. Ser adversario es ser leal y caballero. En esa época había palabra, se cumplía y eso me hacía sentir muy bien. Esos valores justificaron mi incursión en la política”, dijo Wagner.
Hacia el final recordó la generosidad y bonhomía del escribano al decir que en la época de la dictadura militar había echado del municipio a tres empleados municipales. “Nosotros salimos a tocar puertas de la gente política, y una de las pocas personas que inmediatamente nos brindó su apoyo fue el escribano Moccero. Se puso a disposición de nuestros compañeros, sin importarle las diferencias políticas que había entre él y esas personas, compañeros nuestros. Gracias por haberme dejado hablar en este homenaje a 20 años de su muerte”, concluyó.
Intendente tres veces y funcionario nacional
Domingo Nicolás Moccero nació el 30 de junio de 1921 en Azul, contrajo matrimonio con Susana Saint Cricq, con quien tuvo tres hijos, Gustavo, Susana y Ricardo. Además de ser intendente en tres períodos, fue candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires en 1963 por la Unión Cívica Radical Intransigente, electo para la elección del presidente de la Nación; fue interventor de Gas del Estado en 1973, donde se destacan los gasoductos Olavarría – Pacheco y Estomba – Coronel Suárez.
Falleció el 2 de septiembre de 1990 en ejercicio de su mandato. En la ceremonia de despedida de sus restos estuvo presente el ex gobernador y amigo Oscar Allende.
La imagen de su rostro que figura en el monumento tiene una frase de su autoría al lado que dice: La unión, la fraternidad y la solidaridad deben ser la piedra fundamental de todo nuestro accionar”.
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