Hay 100 departamentos con el gas cortado en la ciudad

Hay 100 departamentos con el gas cortado en la ciudad

En muchos casos, son edificios que regularizaron su situación pero que tienen unidades que todavía no fueron conectadas a la red de gas. Con las bajas temperaturas, la falta de un servicio esencial ha llevado a reducir los alquileres en las unidades afectadas.

Con temperaturas mínimas cercanas a 0 grados, el comienzo del invierno es un muy mal momento para vivir en un edificio y no contar con la conexión a la red de gas. En Santa Fe, hay unos 100 departamentos que tienen el servicio cortado, según los registros de la empresa Litoral Gas. En general, son edificios que tuvieron que adecuar sus instalaciones a las normas de seguridad del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) y en los que todavía faltan conectar departamentos.

“Pero es una información dinámica, una foto de hoy, porque todos los días puede haber cortes y rehabilitaciones”, contó José María González, gerente de relaciones institucionales de Litoral Gas, que recopiló esta información a pedido de El Litoral.

En marzo de este año, un informe especial de El Litoral contaba que desde agosto de 2013 —cuando fue la explosión de las torres en Rosario— más de 200 edificios de la ciudad fueron intimados por Litoral Gas a readecuar sus instalaciones a riesgo de perder el servicio.

Litoral Gas puede inspeccionar la instalación de gas de un edificio por diferentes motivos: a pedido del consorcio, por posibles fugas o fallas, para conectar un nuevo usuario (los cambios de titularidad no requieren inspección) o por reconexión tras falta de pago.

Si la red interna es la correcta, la empresa no corta el servicio ni inspecciona los demás departamentos. Pero si detecta una irregularidad, exige la intervención de un gasista matriculado para solucionar el problema. El inspector notifica al consorcio que tiene cinco días para contratar uno que se responsabilice de los arreglos o, caso contrario, cortará el servicio.

De contratarlo, el profesional cuenta con un plazo determinado (suele ser de 30 días) para regularizar las instalaciones —troncales y domiciliarias— sin llegar al corte, siempre y cuando no existan pérdidas o condiciones de seguridad que deban ser corregidas de inmediato.

Para los propietarios e inquilinos de los departamentos, la buena noticia es que se resuelve un problema que representa un verdadero riesgo, pero la mala es que las reparaciones llevan entre 30 y 60 días, en promedio, y hay edificios de la ciudad que se quedaron sin gas casi durante un año —según referentes del sector inmobiliario que consultó El Litoral—. También suponen un desembolso de entre $ 4.500 y $ 6.000 pesos por unidad y hay casos en los que se superaron con margen los $ 10.000.

Ajustan los alquileres

La cantidad de departamentos que tienen el gas cortado llevó a algunas inmobiliarias a mediar entre propietarios e inquilinos para acordar una reducción del alquiler mientras se realizan las reparaciones, porque la persona que está en la vivienda no cuenta con servicios esenciales, como el agua caliente, la calefacción (que puede ser reemplazada con electricidad pero con un mayor costo) y el uso de la cocina.

Pero para los propietarios tampoco es una situación sencilla, ya que tienen que afrontar una reducción del alquiler —que a veces llega al 50%— mientras asumen el costo de cambiar la instalación.

Además, los presupuestos para renovar las instalaciones de gas trepan rápidamente a varios ceros. Cambiar un regulador de gas, por ejemplo, cuesta unos 11.000 pesos y muchos edificios necesitan dos. A esta inversión, que se reparte en el consorcio, hay que sumar lo que cueste la conexión individual de un departamento (4.500 pesos, aproximadamente).

Lo que hay que tener en cuenta es que es una inversión que rinde en seguridad y tranquilidad. La percepción del riesgo que implica una instalación de gas obsoleta y con probables fallas cambió a partir de la explosión de gas que hizo colapsar el edificio de Salta 2141 en Rosario, que dejó 22 muertos, más de 60 heridos y millonarios daños materiales.

Con instalaciones seguras y ajustadas a las normas, los accidentes son menos probables.

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