Los departamentos Capital y Río Cuarto encendieron luces amarillas en el último relevamiento que realizó al Unión Industrial de Córdoba y que contó con más de 260 respuestas de asociados de distintas ramas de actividad, diferente tamaño de empresa y ubicación geográfica.

Lo cierto es que en el informe mensual que la central fabril realiza se observó que en los dos distritos más grandes se vieron tendencias a la contracción del aparato productivo.

Lo que llamó la atención de las autoridades de la UIC es que hay una tendencia a que aquellas empresas relacionadas a la actividad industrial, y por ende, los departamentos que más peso tienen en su economía lo vinculado al agro, son las que mostraron mejores resultados. No es el caso de Río Cuarto en esta oportunidad.

En cambio, al analizar Córdoba se observa más nítidamente el impacto decisivo que tuvo la industria automotriz, con un parate prolongado que alcanzó además a todas las autopartistas. Compartiendo ambos departamentos se destaca el peso de la construcción, un canal por el que naturalmente circulan excedentes del campo y que se mantuvo con un fuerte freno por el efecto de la cuarentena.

“Hay alguna recuperación en lo referido a maquinaria agrícola, mostrando que el campo siempre tracciona la economía del país. Y en las industrias de alimentos hay vitalidad. El resto es bastante heterogéneo. La influencia negativa está centrada en microempresas y pymes, que es donde más debilidad hay para poder enfrentar esta situación de crisis que estamos viviendo”, explicó el presidente de la UIC, Marcelo Uribarren.

“Allí -detalló el empresario- el financiamiento bancario y de proveedores es más exiguo. Se ve también que la cadena de pagos está más restringida y con más deterioro y alargamiento de plazos. Cualquier crisis siempre golpea al más chico o más necesitado. Por eso las microempresas y las pymes son las más afectadas, que además constituyen la enorme mayoría de las industrias de Córdoba. Representan al 85% del total”, alertó el dirigente industrial.

Según Uribarren, el uso de la capacidad instalada en general está en el orden del 50% o incluso un poco menor para las micro y pymes.

“En Río Cuarto y Capital se nota más la contracción, seguramente por el perfil de empresas que tienen. En el caso de Capital se nota por el universo vinculado a las automotrices en donde la crisis pegó fuerte, y también en la construcción. Seguramente el tamaño de ciudad muestra mayor impacto de estas ramas de actividad”, explicó Uribarren.

El estudio detalla que entre los departamentos con mejor tendencia aparecen Marcos Juárez y Río Segundo, el primero con fuerte presencia de maquinaria agrícola y el otro con uno de los principales frigoríficos exportadores de la provincia. Dos actividades que no pararon y que además lograron crecer pese a la pandemia.

Entre las estables aparecen la industria del software -que sigue esperando el avance en el Congreso de la denominada Ley del Conocimiento para seguir en su carrera expansiva- y las alimenticias, que estuvieron entre las esenciales desde el comienzo de la cuarentena. Geográficamente, los estables son General San Martín y Tercero Arriba.

Los que lograron frenar la caída son los sectores de papel, cartón, edición, impresión, automotrices y autopartes. Y se inscriben allí empresas del Gran Córdoba.

En terreno de contracción están la industria del caucho, plástico y algunas alimenticias, especialmente radicadas en Río Cuarto y Córdoba.

Por último, en caída sostenida sigue la industria textil y la maquinaria en general, ubicadas en Capital y San Justo.