La cruzada de los Barones para volver en 2019

La cruzada de los Barones para volver en 2019

Fueron derrotados en las elecciones de octubre de 2015; sin embargo, no se resignan y ya piensan en la vuelta. Qué armado dejaron en sus distritos los históricos Barones del Conurbano y la influencia en el Concejo Deliberante.

Un regreso con gloria. Eso es lo que desean, en su más profundo ser, los derrotados barones del Conurbano; aquellos que gobernaron sus distritos por muchos años y recibieron la espalda del electorado en diciembre de 2015. Si bien apenas están por cumplirse nueve meses del cambio de mando, ya piensan en volver. En realidad, la idea nunca fue irse. Lo intentaron, pero no se dio.

Algunos ya lo admitieron abiertamente, y otros trabajan en el armado territorial por lo bajo, alejados de las cámaras, pero no de la escena política.

No obstante, no es una tarea fácil, sobre todo cuando las heridas de las elecciones del año pasado todavía no cicatrizaron por completo. Pero para dar el paso inicial que marcaría el retorno, los barones del Conurbano no están solos, aunque así parezca. Detrás de ellos, en sus distritos de residencia, quedaron algunas espadas: los concejales.

La realidad es que de diciembre a esta parte, las fichas se movieron, y bastante; pero todos los ex intendentes de la región mantienen hoy algún tipo de representación que los ayudará a poner en marcha el “aparato” y empezar de nuevo. En menor o mayor medida, los ediles tienen voz y voto, y trasladan sus posturas al recinto deliberante.

Se trata de los ex jefes comunales de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino; de Merlo, Raúl Othacehé; de Tres de Febrero, Hugo Curto; de Hurligham, Luis Acuña; de Moreno, Mariano West; de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez; de Pilar, Humberto Zúccaro; y de Almirante Brown, Darío Giustozzi. 

Uno de los que más difícil la tienen es Cariglino, quien apenas cuenta con una mano derecha en el actual recinto de Malvinas Argentinas, tras una verdadera fuga de ediles luego de la derrota y los incesantes pases de partido.

Pero quizás el futuro de Othacehé sea el más complicado, debido a las demandas judiciales en su contra y el descontento generalizado con su gestión, aunque aún cuenta con seis ediles que le responden.

Pero lo cierto es que ninguno tiene el camino allanado. El desafío de todos por igual será usar 2017 como un trampolín y volver a instalarse. Demostrar que desde su salida hubo un verdadero “antes y después”. Pero lo más difícil es demostrar que el “antes” era mejor.

Quienes la tienen un poco más fácil son los barones que perdieron a manos de otras fuerzas políticas. De esta manera podrán culpar que ciertos desmanejos fueron propios del signo partidario. Ahora, quienes fueron derrotados por verdugos en internas partidarias deberán rebuscárselas.

En este sentido trabajan los concejales y dirigentes territoriales, quienes, en conjunto, estarán a cargo de la “tarea fina”.

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