Ola de críticas contra Merkel y la policía por el atentado en Berlin

Ola de críticas contra Merkel y la policía por el atentado en Berlin

La masacre del mercado de navidad. Están en el centro de la polemica por la descordinación de las autoridades a la hora de vigilar al sospechoso.

En medio de la polémica por las fallas en el sistema de seguridad alemán que permitieron huir al tunecino autor del atentado en el mercado navideño de Berlín, la canciller Angela Merkel salió a defender el accionar de la policía e intentó tranquilizar a la población diciendo que espera “muy pronto” la detención del atacante.

Ayer los investigadores confirmaron que las huellas dactilares en la cabina del camión que atropelló y mató a 12 personas pertenecen a Anis Amri, un tunecino de 24 años que solicitó asilo en Alemania, y que tenía un sospechoso recorrido que los servicios de Inteligencia no supieron prveer.

Además de las críticas recurrentes sobre su política de acogida de refugiados, Merkel enfrenta también la controversia causada por la descordinación de las autoridades a la hora de vigilar al principal sospechoso, demostrando que hay enormes lagunas en el sistema.

En primer lugar, las fuerzas de seguridad perdieron tiempo antes de centrar su investigación en el tunecino, pese a haber encontrado un documento de identidad suyo en el camión utilizado en el ataque. La policía berlinesa aseguró que la billetera que contenía este documento no fue hallada hasta el martes, lo que explicaría que los investigadores centraran sus pesquisas en un sospechoso paquistaní, que finalmente fue liberado.

Amri era conocido de la policía. Las fuerzas de seguridad pincharon sus comunicaciones y el joven llegó a ofrecerse como terrorista suicida, pero se trataba de mensajes en clave y no eran prueba suficiente para poder detenerlo. 

Antes de que Alemania lo considerara "peligroso", ya había pasado por Italia, adonde había llegado en patera a la isla de Lampedusa como muchos otros solicitantes de asilo. Allí cumplió cuatro años de prisión tras ser acusado de haber incendiado el centro de acogida en el que residía y de otros delitos, como robo, amenazas y agresión. 

Cuando salió de prisión no se pudo ejecutar su orden de expulsión a Túnez por problemas burocráticos, que se repitieron este año en Alemania cuando se le denegó el asilo y se decretó que debía abandonar el país. Según los medios italianos, fue en prisión donde el joven entró en contacto con islamistas radicales. 

The New York Times señala que también era conocido de las autoridades estadounidenses por haberse puesto en contacto, al menos una vez, con los extremistas del ISIS y por haber buscado en Internet cómo fabricar explosivos.

Pese a todo esto, las autoridades alemanas lo dejaron en libertad por falta de pruebas o, al parecer, por una falta de coordinación entre las diferentes administraciones.

Las críticas explotaron en los medioios alemanes. “Un fracaso en el procedimiento de expulsión”, tituló Bild. “Las autoridades lo tenían en el punto de mira y aún así consiguió desaparecer”, señalaba Der Spiegel. “¿Por qué alguien como él ha podido jugar al gato y al ratón con las autoridades encargadas de la expulsión?”, se preguntaba Darmstädter Echo.

La euforia inicial que desató en Alemania la masiva llegada de refugiados sirios que huían de la guerra dio paso a un profundo cambio en la opinión pública, que comenzó a mostrar síntomas de escepticismo y a castigar en las urnas la política de puertas abiertas de Merkel.La popularidad de la canciller cayó significativamente a raíz de este tema.

Al descreimiento de algunos sectores de la población, que cuestionaban la capacidad del Gobierno de poder integrar a casi un millón de personas, se sumaron otros acontecimientos que reforzaron el recelo hacia los refugiados y que tuvieron su punto más critico este lunes, con el ataque al mercado navideño de Berlín.

Merkel visitó ayer la central de la BKA, la Oficina Federal de Investigación Criminal, para conocer de primera mano el estado de las investigaciones y confió en una "pronta detención" del sospechoso, a pesar de que los primeros registros no han dado resultados y de que no se ha practicado ninguna detención por el momento. 

La mandataria ratificó su apoyo a las fuerzas de seguridad, recalcó los “notables esfuerzos” realizados en los últimos tiempos para afrontar mejor el “reto terrorista”, y destacó el apoyo que está recibiendo de otros países que se han enfrentado a atentados en el pasado. 

Ayer, para contrarrestar las críticas, la búsqueda de Amri fue frenética. Se registraron todos los lugares en los que el sospechoso vivió, en Berlín (noreste) y en Renania del Norte-Westfalia (oeste), y también, tras recibir una pista, un micro de línea en la localidad de Heilbronn, en el suroeste del país. Hasta ahora no hubo suerte. Ni siquiera con los 100.000 euros ofrecidos como recompensa por cualquier dato que ayude a encontrarlo.

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