La crisis del pimentón cambia el paisaje del Valle Calchaquí

La clásica foto turística del Valle Calchaquí con los pimientos colorados secándose al sol podría empezar a ser una cosa del pasado: el desaliento de los pequeños productores por los magros precios que consiguen cada temporada, pero también los secadores artificiales que la provincia ha instalado, ha empezado a reducir los manchones rojos en el Valle, una postal que la provincia ha utilizado para promover el turismo.

Los pimientos colorados del Valle Calchaquí.

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Un proyecto de declaración aprobado esta semana en el Senado de la Provincia ha puesto de nuevo en el tapete la crisis cíclica de los productores del pimiento para pimentón del Valle Calchaquí.

Por iniciativa del senador Pablo Díaz, el cuerpo aprobó una declaración solicitando al ministerio de Desarrollo de la Provincia que controle la calidad del pimentón que se comercializa en comercios y mercados de Salta.

"Lo que sucede es que estudios que se han realizado en el pimentón que se comercializa al por mayor, se ha encontrado hasta polvo de ladrillo, y otros aditivos más", dijo Díaz a Nuevo Diario.

El legislador sostiene que la única forma de sostener el precio del pimiento de los Valles Calchaquíes es garantizar la calidad del pimentón que se comercializa. "El pimentón no es un artículo de primera necesidad.

Entonces hace falta que las autoridades controlen la calidad del pimentón que se vende al por mayor, sin una marca que lo respalde y que se eviten los abusos como el polvo de ladrillo".

Díaz responsabiliza de esas adulteraciones a intermediarios que compran el pimiento a los productores calchaquíes o el pimentón a las molineras y que luego lo venden en sacos sin etiqueta a los minoristas.

"Si tuviera un etiqueta, al menos se le puede reclamar al que lo hizo. Pero de esta manera es muy difícil", dijo el legislador.

Como en años anteriores, la campaña del 2010 no ha sido promisoria para los pequeños productores de pimiento para pimentón.

El senador señaló que los vendedores escasearon por que "La Virginia", una de las principales empresas compradoras, todavía contaba con un remanente de la campaña del año pasado. Y lo mismo las municipalidades del Valle, que con un crédito de la provincia, compraron parte de la producción.

Eso hizo que apenas pudiera sostenerse el precio de ocho pesos por kilo de pimientos ya disecados.

"Esta crisis permanente en la que vive el sector ha hecho que muchos productores -desde Santa María hasta Cachi- comiencen a inclinarse por las hortalizas, el tomate, la cebolla o la zanahoria", indicó el legislador.

Ese hecho, sin embargo, se contrapone a las plantas de secado comunitario que construye la provincia en el Valle.

El año pasado, se inauguró en San Carlos una que funciona con energía solar y en 2010 se licitaron tres nuevas plantas.

"Esto ayuda mucho a la calidad del pimiento, porque se evita la suciedad propia del secado en el suelo y a cielo abierto", señaló Díaz. "Pero también hace falta después controlar el proceso de comercialización".

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