Creen que la mayoría de los chicos de Newtown superará el trauma

Creen que la mayoría de los chicos de Newtown superará el trauma
La tragedia no les dejaría secuelas emocionales de largo plazo, según psiquiatras

Por Lauran Neergaard |

WASHINGTON.- Tal vez no quieran hablar de los disparos y de los gritos, pero quizás empiecen a jugar en tiroteos imaginarios.

La masacre del viernes pasado en una escuela de Connecticut plantea esta pregunta: ¿cuáles serán las consecuencias psicológicas para los niños que sobrevivieron?

Para las personas de cualquier edad, recuperar la sensación de seguridad después de sobrevivir a un acto de violencia puede llevar mucho tiempo. Corren el riesgo de sufrir depresión, estados de angustia o trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Pero después de que se diluyen la pena y el temor, dicen los psiquiatras que la mayoría de los sobrevivientes de Newtown probablemente superarán la tragedia sin consecuencias emocionales a largo plazo.

"Los chicos suelen tener una elevada capacidad de recuperación", dijo el doctor Matthew Biel, jefe del servicio de Psiquiatría de niños y adolescentes del Hospital MedStar de la Universidad de Georgetown.

Una de las maneras que tienen los chicos de lidiar con el trauma es a través del juego, y es probable que saquen sus muñequitos y animales de peluche para reescenificar las veces que sea necesaria la experiencia que debieron presenciar.

"Es su manera de lograr el control de una situación abrumadora", explica Biel, y agrega que esa actitud sólo debe preocuparnos si el niño parece realmente perturbado mientras juega.

Tampoco es inusual que los chicos jueguen al "poliladron". En este caso, tal vez los padres adviertan que también alguno de los niños finge estar muerto, señala la doctora Melissa Brymer, del Centro Nacional Duke de Estrés Postraumático en Niños de la Universidad de California, en Los Ángeles.

Uno de los desafíos será identificar a los chicos que estén sufriendo tanto como para necesitar ayuda profesional.

La tragedia de Newtown es particularmente desoladora por lo que tuvieron que atravesar esos chicos tan pequeños, como esos seis alumnos de primer grado que, al parecer, tuvieron que pasar junto al cuerpo de su maestra muerta para escapar a un lugar seguro.

Es poco el material científico sobre el trastorno de estrés postraumático en niños expuestos a hechos de violencia, y aún menos datos sobre las consecuencias diferentes que puedan tener en chicos pequeños o de mayor edad.

En general, los estudios científicos sobre desastres naturales y guerras sugieren que la mayoría de los chicos se recuperan de la experiencia traumática, mientras que una pequeña proporción desarrolla algún desorden de largo plazo, como el trastorno de estrés postraumático.

Síntomas

En sus estudios sobre masacres en escuelas, Bryer dice que esa fracción oscila entre el 10 y el 25% de los sobrevivientes, dependiendo de los detalles específicos de la experiencia vivida. Un estudio más abarcador del año 2007 reveló que el 13% de los niños de Estados Unidos que atravesaron diversos tipos de traumas manifestaron alguno de los síntomas de TEPT, aunque en menos del 1% los síntomas eran tan fuertes como para diagnosticarles oficialmente ese trastorno.

La violencia no es para nada infrecuente en la infancia. En muchos lugares del mundo -y también en los barrios céntricos de las grandes ciudades de Estados Unidos- los chicos son testigos permanentes de la violencia. Pero no por eso se acostumbran a ella, dice Biel, y a mayor exposición, mayores son los riesgos de un daño psicológico duradero.

En Newtown, los más expuestos a sufrir problemas de largo plazo son aquellos que presenciaron la muerte de alguien, dijo la doctora Carol North, del Centro Médico Sudoeste de la Universidad de Texas, que investigó a los sobrevivientes de asesinatos en masa.

En la masacre en la escuela primaria Sandy Hook, donde asisten 450 chicos hasta cuarto grado, la mayoría de los disparos se produjeron en dos de las aulas. Pero quienes no estaban tan cerca del peligro también podrían correr un riesgo extra, si esa experiencia no fuese la primera o si tuviesen problemas de ansiedad preexistentes que los vuelvan más vulnerables, señaló North.

Para ayudar a los niños, los padres deben seguirles la corriente. Interrogar a los chicos sobre una experiencia traumática no es bueno, enfatiza Biel.

Finalmente, hay que evitar que vean la cobertura mediática de la masacre, ya que los chicos pueden pensar que está ocurriendo una y otra vez, señala Biel, que descubrió que los chicos que vieron las imágenes televisivas de los aviones incrustándose en el World Trade Center pensaban estar viendo decenas de ataques diferentes.

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