“El Congreso carece de capacidad de análisis de las leyes que aprueba”

Lo afirmó el economista de la salud Carlos Vasallo, quien además sostuvo que “a muchas de las leyes que se aprueban les faltan los estudios de impacto económico”

Carlos Vasallo es un estudioso de la sustentabilidad del sistema de salud, de base contador, se especializó en economía de la salud, una disciplina muy requerida en el mundo, es la que le permite a los operadores de la salud saber cómo hacer viable la prestación de sus servicios. Consultor internacional de 49 años, con más de 20 de experiencia en el sector, ostenta una maestría de la Universidad Bocconi de Milán, docente de postgrado en la Universidad de Bologna -considerada la primera casa de altos estudios fundada en el mundo- y admirador de la administración del sistema de salud catalán habló con BuenaFuente.

-El Congreso argentino aprobó y tiene en carpeta varias leyes de incidencia directa sobre el sistema de salud.

El Congreso automáticamente incorpora nuevas coberturas obligatorias al sistema de seguridad social que no tienen de los estudios de costo-efectividad, que, si bien no es potestad del congreso hacerlos, son los que permiten conocer de qué manera se puede financiar el sistema de salud. Esto pasa, fundamentalmente, porque el Congreso carece de una capacidad de análisis de la legislación que aprueba, ¿qué ocurre entonces?, el Congreso aprueba nuevas leyes que incluyen más coberturas al PMO (Programa Médico Obligatorio) con la promesa de que se va a cubrir todo y al final los únicos que terminan accediendo a los servicios de salud son los que están más cerca o los que tienen mejores contactos, entonces termina incumpliendo uno de los fines principales, el de la igualdad.

-Se supone que el sistema debería ser igualitario.

Es igualitario en el discurso pero no es igualitario en cuanto al resultado y al accionar concreto.

-¿Qué ocurre entonces cuando aparecen las desigualdades?

Surge la judicialización, porque los políticos no sólo hacen barrabasadas en el Congreso, también las hicieron cuando reformaron la Constitución en el 94’ incorporando con rango constitucional algunos pactos internacionales, que en consecuencia dispararon una cantidad de amparos por prestaciones que en algunos casos son ridículas.

Los jueces están incidiendo de manera importante en lo que sería el mecanismo de asignación de recursos que tienen las pre-pagas y las obras sociales, y este es un serio problema, ¿por qué digo esto?, bueno, porque cuando un Juez falla para que a un chico le financien un tratamiento de delfinoterapia (terapia que se realiza con delfines en una piscina), cuando ordena el suministro de cierta medicación que no está aprobada ni por la FDA ni por las agencias de regulación más importantes, o cuando no se contempla la relación ingresos-egresos y ni la pre-paga ni la obra social puede solventar los gastos que demandan esas atenciones, finalmente es el Estado el que termina pagando esos costosos tratamientos, o sea el conjunto de la sociedad.

-¿En qué pensó el legislador cuando incluye que el PMO cubra alguna enfermedad o determinada atención?

El Congreso desconoce completamente el Programa Médico Obligatorio, que en realidad es el bien que debería proteger, porque el PMO es lo que, desde el punto de vista práctico, la Nación asegura para un conjunto muy grande de la población. El PMO tiene validez jurídica sólo para los que tienen cobertura de medicina pre-paga y de obras sociales, en esto hay un doble estándar, porque si se quisiera imponer el PMO en el sistema público, probablemente se aplique a través de un amparo que obligue al Estado a cubrirlo, por eso las provincias se resisten a armar un paquete con una cobertura básica.

-¿Qué opina acerca de la obligatoriedad que tiene la medicina pre-paga de cubrir el PMO?

Esto viene de los 90, en esos años se intentó que la medicina pre-paga compitiera con las obras sociales para generar una mayor dinámica que iba a traer aparejada la eficiencia del mercado. Pero para generar un esquema de competencia primero había que igualar el producto que se ponía en el mercado, entonces se terminó aprobando la Ley Banzas, que fue impresentable, que establecía que la empresa de medicina pre-paga tenía que dar como mínimo y básico el PMO, cosa que no pasa en ningún lugar del mundo, solo acá y en un país de Europa del Este. En definitiva, la competencia nunca se logró y la medicina pre-paga pudo entrar al mercado de las obras sociales por medio de acuerdos puntuales con algunas de ellas. Pero sobre el PMO nunca ha habido un estudio serio que permitiera conocer cómo se costea, que permita saber y evaluar, desde lo que se conoce como estudios de carga de enfermedad, qué es lo que se tiene que cubrir sí o si y que esa cobertura sea universal y para todos.

-¿En qué situación se encuentra Argentina, en materia de cobertura y atención de la salud, respecto de los países de la región?

Mirándolo desde la eficiencia de cómo se gasta, Argentina tiene un gasto per cápita muy alto en salud, casi el 10% del PBI y tenemos resultados muy magros comparados con países que gastan mucho menos. Los argentinos no sentimos mucho más de lo que somos, tenemos, por un lado, la capacidad y el equipamiento para que vengan a Argentina a hacer turismo médico, contamos con algunos centros de excelencia en medicina y a la vez tenemos a quince millones de personas que van al hospital cuando ya están enferma, no se hace cobertura diagnóstica, entonces convivimos con una gran inequidad.

Pero también hay que decir que, en lo que respecta a los sectores formales de la economía, Argentina cuenta con una legislación y una cobertura por obras sociales muy importante, cosa que no ocurre en los países de la región.

Si nos comparamos con la región, diría que en términos relativos estamos por encima de Brasil en lo que respecta a resultados sanitarios, pero cuidado que Brasil viene cabalgando muy fuerte.

Si tomamos los países europeos, ellos han resuelto el tema de la universalidad, cosa que acá no hemos hecho, en ese punto nos parecemos bastante a Estados Unidos, y también nos parecemos a ellos por el hecho de ser un país federal, donde las provincias tienen poder de decisión.

-Según su criterio, ¿cuál sería el modelo de salud a imitar?

El modelo canadiense pienso que puede ser interesante para tomarlo como guía para reconvertir el sistema de salud argentino. En Canadá las provincias tienen mucha autonomía e independencia, y el Estado Nacional le garantiza con recursos algunas coberturas complejas, pero le deja autonomía para que las provincias se organicen como crean conveniente.

-¿Qué debería empezar a hacer Argentina para mejorar su sistema de salud?

En primer lugar deberíamos abandonar la idea de tener un sistema único de salud, es muy difícil pensar que se pueda organizar un único sistema sanitario en Argentina.

-¿Existe el modelos de salud exitoso?

Hay un trabajo interesante que hace el Profesor Blendo, de Harvard, que releva de los sistemas de salud a nivel mundial, allí se tiene en cuenta la opinión de la población, no de los profesionales, Blendo concluye que los más contentos son los canadienses.

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