La conciencia cero impide alcanzar la meta de Basura Cero

La conciencia cero impide alcanzar la meta de Basura Cero

Hay problemas con los contenedores y con el sistema de recolección de residuos. No hay campaña de concientización, a casi diez años de sancionar la Ley de Basura Cero. Las metas de ésta no se cumplen.

Desde el año 2006, cuando Jorge Telerman implementó el sistema de contenedores para los diferentes tipos de basura, mientras su ministro de Ecología era Juan Manuel Velasco, el sistema de recolección diferenciada viene dando tumbos.

Hasta ahora, los contendores no han servido para las función que se les otorgó porque no existió ¡¡¡durante 10 años!!! una campaña seria de difusión que les enseñe a los porteños y a los visitantes de la ciudad el uso adecuado que se les debe dar. ¿Es tan complicado delimitar los usos que se les debe dar a los contendedores de tapa verde y a otros, los de tapa negra?.

Las campanas verdes fueron instaladas para ser cargadas con residuos reciclables que los cartoneros debían vaciar, pero suelen estar llenos de residuos orgánicos, que son los que se llevan indefectiblemente a los centros de disposición final para ser enterrados.

Por estos días, el secretario de Medio Ambiente y Espacio Público, Eduardo Macchiavelli, se encuentra evaluando la posibilidad de modificar la disposición de los cestos para residuos sólidos. Las campanas serían retiradas de las zonas de alta concentración de público y quedarían ubicadas sólo en los lugares de baja densidad. Por el contrario, el sistema puerta a puerta, por el que los cartoneros combinan con los vecinos el retiro de los residuos reciclables, será implementadas en las zonas más transitadas.

De todos modos, la contradicción permanente que sostienen los funcionarios en cuanto a la utilización del sistema de recolección de residuos separados en origen por cuenta de los vecinos, perjudican los objetivos de la Ley Nº 1854/07, más conocida como Ley de Basura Cero, que exigía que en 2020 ya no se entierren más residuos que los orgánicos.

Los contenedores para residuos reciclables, como metales, papel, cartón, envases de vidrio, entre otros, suelen ser utilizados para depositar basura orgánica y viceversa. Los vecinos, si se les pregunta, no diferencian unos de otros, ni poseen la más mínima conciencia acerca de la necesidad de separar la basura y evitar su envío a los centros de enterramiento de CEAMSE.

Debería existir mayor conciencia ecológica entre los vecinos, pero no la hay y esto se debe en gran medida a la falta de una campaña seria de clarificación sobre la necesidad de separar los residuos en origen.

La Ley Nº 1854 tenía metas que debían ser cumplidas. Tomando como base el envío de basura a dispuesta en 2004, que fueron un millón y medio de toneladas, se debían reducir los envíos en un 30 por ciento para 2010; en un 50 por ciento para 2012 y en un 75 por ciento en 2017. Para 2020 ya no debería ser enviado un solo kilo de basura reciclable o aprovechable para su reutilización.

Así, en 2010 no se debería haber enviado a los rellenos más de 1.048.359 toneladas; en 2012, no más de 748.828 toneladas y en 2017 esa cifra no puede exceder las 374.414 toneladas.

Hoy en día se está lejos de las cifras de basura cero y nada hace suponer que en el futuro cercano los objetivos se logren. Para conseguirlo, será importante -aunque no es lo único que hay que hacer- que los vecinos utilicen correctamente los contendedores y que se desarrolle muchísimo más su conciencia por medio de una fuerte y gráfica campaña, en especial dirigida a los chicos y los jóvenes, aunque no sólo a ellos. Se sabe que los hijos concientizan a sus padres con mucha mayor eficiencia que los publicistas.

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