En 6 y 54, los comerciantes están hartos de convivir con las protestas

En 6 y 54, los comerciantes están hartos de convivir con las protestas

El ruido y el humo generan grandes incomodidades. El tránsito se enloquece y los clientes se alejan a otras zonas

“Zona de protesta” es como los comerciantes y vecinos califican los alrededores de la Gobernación. Lo dicen con una mezcla de resignación y bronca por los numerosos contratiempos que sufren cada vez que un grupo de manifestantes decide cortar la calle, algo que ocurre con periodicidad, y por momentos los deja aislados y les influye en la actividad económica.

Desde hace 20 años, Raquel Fernández, dueña de una peluquería, se adapta al caos en el que queda inmersa la calle 6 cuando se hace algún piquete frente a la Gobernación.

“Más allá de que los reclamos que se hagan sean justificados o no, en esos días hay menos trabajo, a nuestros clientes les cuesta llegar o no encuentran lugar para estacionar; nosotros mismos tenemos que atravesar embotellamientos y dar unas vueltas impresionantes hasta calle 1”, apunta la comerciante.

INFALTABLES VALLADOS

La situación también es incómoda para vecinos como los que viven en 53 entre 5 y 6 que se quejan porque durante buena parte del año quedan “encerrados” por el vallado preventivo que se coloca en la cuadra cuando hay una protesta sobre calle 6.

Para los restaurantes las pérdidas económicas también son importantes porque las manifestaciones bloquean los accesos a sus comercios, incluso aseguran que trabajan con un diez por ciento de los clientes que tienen cuando no hay cortes.

Todos coinciden en que cuando hay una protesta nadie quiere pasar por esa zona y la gente termina optando por hacer sus compras en otros puntos del microcentro que les resultan más accesibles.

Cuando hay una protesta nadie quiere pasar por esa zona y la gente termina optando por hacer sus compras en otros puntos del microcentro

“Tienen que pensar alternativas para las personas que trabajamos o las que viven en esta cuadra. La sola presencia policial tiene que servir para evitar desbordes en los alrededores de la Gobernación”, propone Raúl, un empleado administrativo que trabaja en la zona.

Hasta los pasajeros de los hoteles que hay cerca de la Gobernación sufren los trastornos por los cortes de calle, ya que en muchas oportunidades no pueden llegar hasta sus puntos de alojamiento.

“Si están paseando tal vez ni se dan cuenta, pero se complican cuando tienen que volver o si quieren descansar y no pueden por los ruidos de la calle o los estruendos de la pirotecnia que tiran los manifestantes”, contó el empleado de un hotel de la zona.

Otra de las complicaciones se genera cuando no se pueden sacar los vehículos estacionados en las dársenas exclusivas del hotel.

Cuando los taxistas quedan “atrapados” en los embotellamientos también deben hacer frente a los nervios de los pasajeros, que ven como el tiempo se escurre y las fichas de los medidores se suceden sin pausa hasta abultar de manera notable la tarifa del viaje.

“Es todo un problema porque la gente tiene que llegar a su trabajo, a su casa o a buscar a sus hijos al colegio y nosotros no le podemos garantizar que lo haga a tiempo”, cuenta Leopoldo Díaz, chofer de taxi desde hace casi tres décadas.

Por esa razón, cuando hay alguna manifestación en 6 entre 51 y 53 también desaparecen los taxis de la parada que se encuentra en 6 casi diagonal 79.

En tanto algunos comerciantes optan por bajar las persianas hasta que las manifestaciones se diluyen, un tanto por temor de que se produzca algún exceso o porque se sabe que el movimiento comercial se paraliza tanto como la posibilidad de circular libremente por la zona.

“No es extraño que haya hasta tres cortes a la vez, frente a la Gobernación, en 55 entre 6 y 7 y frente a la Fiscalía; esos días mejor tomárselos”, asegura con ironía el empleado de un quiosco de la zona de 7 y 55.

SITIADOS POR PIQUETES

De acuerdo a relevamientos que la Comuna hizo hace un año, en La Plata se registraron 828 cortes de tránsito por manifestaciones en 14 meses, lo que constituye un promedio de casi dos por día.

Esa cantidad se desprende de los datos aportados por la Comuna local, a través de la Central de Información (CeniT), un sistema informático en el que registra cada uno de los sucesos viales en la Ciudad.

En el otro extremo, enero es el mes de menor conflictividad.

Un aspecto importante es que si bien el promedio es de dos cortes por día, fuentes municipales sostienen que hay jornadas demenciales en las que confluyen hasta diez episodios similares. Mientras que otros días, en especial sábados y domingos, prácticamente no se registran interrupciones.

Asimismo, al ser La Plata sede de la administración provincial - en sus distintos poderes - y municipal, es un imán muy fuerte para las protestas callejeras, en especial al ser una ciudad donde la política y la protesta social y gremial están permanentemente activas.

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