La Cinemateca otra vez está a media máquina por reformas

La Cinemateca otra vez está a media máquina por reformas

Las obras del San Martín afectan la Sala Lugones. Su principal espacio redujo su programación y funciona en un lugar pequeño. Había reabierto en 2015.

“Si la Sala Lugones no está abierta el año que viene, me mato”, ironiza la presidenta de la Fundación Cinemateca Argentina, Marcela Cassinelli. “Cumplimos 50 años en el Teatro San Martín y estamos preparando muchos proyectos, pero este año me enteré de que el teatro iba a estar cerrado por los diarios”, describe.

La Sala Lugones es “la meca” de los cinéfilos en Buenos Aires, la sede del cine arte desde 1967. Este año, funciona en una dependencia del vecino Centro Cultural San Martín, con funciones acotadas. “La sala es más chica, con menos proyectores y tecnología: eso nos obliga a tener una programación reducida”, dice Cassinelli. Con ese panorama, los ingresos de la Fundación que se encarga de conservar el patrimonio fílmico argentino y del mundo se redujeron. “La Lugones es la principal fuente de ingresos. Este año nos vino una factura de agua de 16.200 pesos, cuando antes pagábamos 3.900”, puso en contraste.

Las dificultades para mantener en escena las funciones de la Lugones, la mítica sala del décimo piso del Teatro San Martín, ponen en contexto otro problema: las postergadas obras en ese teatro emblemático. En enero, se anunció que el San Martín estaría cerrado todo el año. La reapertura total será recién en mayo de 2017. Según información oficial, la última etapa de renovación de instalaciones implica una inversión de 250 millones de pesos, a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño.

Ya en 2013, el entonces ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, había lanzado junto al titular de Desarrollo Urbano de entonces, Daniel Chain, un plan de obras para el San Martín, con una inversión de 72 millones de pesos. En aquel momento, hubo referencias a una “operación a corazón abierto” para que las actividades del teatro puedan seguir adelante. Se esperaba la culminación de los trabajos para fines de 2015, pero los trabajos continúan.

A la Lugones también le tocó enfrentar el cierre en aquellos momentos: no tuvo actividad en su sede entre noviembre de 2013 y marzo del año pasado, por las refacciones. En aquel momento su público juntó firmas y armó un perfil en Facebook para pedir la reapertura. Finalmente, cuando llegó, hubo sabor agridulce: el día de la inauguración se suspendieron dos funciones porque los ascensores no funcionaban, mientras gran parte del edificio seguía dominado por andamios y escombros. La sala estaba a nuevo pero, como es parte de la estrucutra del edificio, este año, otra vez cerró por obras.

“La Cinemateca no corre peligro porque quienes aman al cine ponen el alma para que siga funcionando -analiza Cassinelli-, pero nos parece injusto que se deje a una institución cultural sin fines comerciales sin ingresos.” En ese contexto, algunos festivales de cine que se iban a programar corren riesgo y a otros se le buscan otras sedes, lejos de la avenida Corrientes. 

Comentá la nota