Uno de los dos ingresos “alternativos” al predio que nadie controla, a metros del portón enrejado: los destrozos y accidentes están a la orden del día. El cierre fue una de las medidas polémicas que tomó Larrañaga, que incluso le valió un conflicto con los vecinos por lo compulsivo de la medida.
Durante los primeros días del mes de enero de 2012, de manera unilateral y sin consultar a las comisiones vecinales de los barrios aledaños ni muchos menos a los vecinos, el actual jefe comunal de la capital pampeana resolvió cercar y cerrar la Laguna al paso de autos y motocicletas.
Además, volvió a cerrar los portones de ingreso por las noches y eliminó los cruces laterales desde las calles Bertón y Altolaguirre.
En aquella oportunidad -concretamente el 6 de enero- una pala mecánica derribó los guardaganados y un grupo de oporerarios levantó un alambrado. La medida que adoptó Larrañaga fue similar a la que llevó a cabo el ex intendente destituído y derrotado en las urnas Juan Carlos Tierno en su corto y traumático mandato.
La decisión de clausurar los dos accesos por Bertón y Altolaguirre la valió a Larrañaga un duro enfrentamiento con un heterogéneo grupo de vecinos de los barrios Las Camelias, Los Hornos y El Faro. Incluso en un momento el intendente mandó a tirar una montaña de escombros y basura en el lugar como una manera de hacerle frente a la resistencia.
El conflicto fue intenso pero duró poco: el 13 de enero, luego de una reunión con los vecinos en su despacho, Larrañaga anunció uno de sus ya históricos primeros marcha atrás en las tomas de decisiones.
Con la llegada de la temporada estival del año 2013, la comuna santarroseña implementó un único sentido de circulación alrededor del espejo de agua y dividió el tránsito vehicular por un lado y peatonal por otro.
“El objetivo de la Municipalidad de Santa Rosa es que el Parque Don Tomás sea un lugar de esparcimiento y recreación para toda la familia”, se
indicó en aquel momento mediante un comunicado de prensa oficial. Incluso se anunciaron “controles de tránsito” y de “concientización vial”.
Vulnerabilidad
La semana pasada quedó comprobado lo que ya venía ocurriendo desde hace tiempo: no solo se puso en evidencia que el “cierre” de la Laguna por las noches es vulnerable sino que es notoria la falta de controles de todo tipo.
Tal como pudo comprobar ayer El Diario, actualmente existen de manera visible dos ingresos “alternativos” a la Laguna que nadie controla ni de día ni de noche: uno frente al sector del camping y otro desde la calle Stieben. Los dos accesos ubicados a metros de los portones, tal como muestran las imágentes fotográficas.
Por las noches los únicos que tiene el acceso vedado a la laguna son los vecinos que habitan los barrios aledaños: alrededor de las espejo de agua son casi habituales las “picadas” de motos y de autos.
La prueba más cruda y lamentable ocurrió este sábado a la madrugada luego de que un auto se despistara, se estrellara contra una columna y se cobrara la vida de una chica de 19 años de edad. El trágico accidente ocurrió alrededor de las 9:30 horas en cercanías de El Faro. En el vehículo (un Chevrolet Corsa) iban su conductor Joaquín Márquez, de 20 años, a quien el control de alcoholemía le habría dado “positivo”, y la víctima fatal Nadia Leone.
Dos días antes, el jueves a la madrugada, las instalaciones ubicada en la Isla de los Niños sufrieron un brutal ataque: rompieron muebles y peceras en El Castrillo y robaron mercadería del kiosco que pertenece a la fundación Cuidar la Vida. Además, en el local comercial arrojaron dos freezers al agua y la rotura de las pecereas provocó la muerte de unos 200 peces.
Luego de ese incidente, desde la propia municipalidad -a través del director general de Servicios Públicos, Fabricio González Martín- confirmaron que el encargado del control del lugar había sido desplazado de su cargo el día anterior a que se produjera el ataque y que habían puesto en marcha un sumario.
Aunque el funcionario no quiso vincular los hechos, dejó en claro que verbalmente se le había comunicado a Omar Lepes, a cargo del cuerpo de serenos de la Isla de los Niños, que dejaría de cumplir esas funciones para ocupar un cargo en el área de Tránsito.
“Lamentablemente nos acostumbramos a los hechos vandálicos, lo que sorprende en este caso es las dimensiones, que no vemos comúnmente. Y, además, fue el destrozo por el destrozo mismo”, admitió González.
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