Chicos con hambre: la realidad del déficit nutricional infantil

El 11,4 por ciento de los niños de uno a cinco años evaluados tiene un peso inferior al indicado para su edad.
Un 40 por ciento de los alumnos debe recibir un almuerzo o desayuno en la escuela. Unos 15.000 niños asisten sólo a los comedores que tienen apoyo del Gobierno. Cerca de 40.000 chicos están dentro de un programa alimentario que otorga un monto mensual de 50 pesos. El 11,4 por ciento de los chicos de uno a cinco años tiene déficit nutricional. Cifras de una realidad en la que el desempleo, la inflación y la pobreza hacen que gran parte de la infancia dependa de ayuda para comer.

Solidaridad, al sudeste de la ciudad, es uno de los barrios donde el hambre es una posibilidad de todos los días y las estadísticas sobre bajo peso se convierten en realidad palpable.

“La mayoría no cena. Las familias tienen muchas necesidades. Hay un gran número de mamás solas con varios hijos. Tratamos de ayudarlas para que inviertan lo poco que tienen de la mejor manera”, dice Carolina Marturana, nutricionista del Centro de Salud de la zona.

En este sector, como en muchos otros, no sólo el precio de la mercadería condiciona la mesa diaria. La falta de gas natural y el costo de las garrafas suma un problema más y son pocos los que pueden cocinar a la noche.

“Creer que una madre sin trabajo puede ir al supermercado es poco lógico”, sostiene Patricia Aybar, encargada del comedor “Mil Caritas”, que recibe a 100 niños de lunes a viernes al mediodía en Solidaridad.

“Todos tendrían que comer en sus casas. Sus padres deberían acceder a un empleo. La asignación universal por hijo no alcanza, los chicos tienen que seguir viniendo. Pero por ahora somos una solución precaria... un mal necesario”, señala Patricia.

Mil Caritas todavía cocina a leña y parece uno de los pocos lugares de la zona donde aún se sirve carne. “En las casas hace rato que la reemplazamos por otras opciones más baratas”, explica una vecina que ayuda a preparar los almuerzos.

Además de comer, los niños de Solidaridad se llevan la merienda a sus casas. “Les pido a los padres que a la noche les den sopa, pero en muchos casos no les alcanza y sólo comen lo que les damos acá. Los fines de semana hacen lo que pueden”, lamenta Patricia. Muchos chicos esperan para sumarse al comedor pero los fondos que recibe del Gobierno nacional sólo alcanzan para 100.

En el barrio, a media mañana se forma una larga cola de mujeres con sus hijos para buscar leche y hacer controles en el Centro de Salud. Profesionales de la salita cuentan que atienden a muchos niños con bajo peso y aseguran que la asignación universal por hijo sirvió para que los estudios se hagan más seguido.

En esta parte del sudeste de la Capital, el año que viene comenzará a trabajar “Nutrir”, una fundación que se dedica a la recuperación de niños de hasta 5 años con déficit de alimentación ofreciendo apoyo a las familias en las zonas más necesitadas del país.

En riesgo

Unos 750.000 niños de áreas urbanas se encuentran en riesgo nutricional en Argentina, según se difundió la semana pasada en un seminario organizado por el “Foro de Habitantes a Ciudadanos”, en la Capital Federal. “El tema debe analizarse desde el punto de vista nacional. No es un problema de la región o la provincia sino del país, y está atado a la situación de una economía con alto nivel de concentración. La discusión que se debe dar es cómo distribuir los recursos para avanzar hacia un país más equitativo”, sostiene Francisco Marinaro Rodó, secretario de Planificación del Ministerio de Desarrollo Humano.

Gladys Pernas, pediatra del Hospital de Niños especializada en problemas alimentarios, elaboró una definición clara en base a los casos que tuvo que atender en más de 20 años: “Es una enfermedad social y estructural”, resume. La información oficial dice que el 11,4 por ciento de los chicos de uno a cinco años sufre desnutrición en Salta, según evaluaciones de 2009. Sin embargo, se remarca que el índice bajó desde 2007, cuando se ubicaba en el 13 por ciento.

El tema puso a Salta en la escena nacional este mes, tras la muerte de una nena de dos años en Colonia Santa Rosa. En un primer momento, el fallecimiento se adjudicó a un déficit alimentario, aunque luego el Gobierno difundió que las causas habían sido otras patologías.

La situación plantea interrogantes de futuro que preocupan a los profesionales. La médica Gladys Pernas advierte: “La falta de nutrición en los dos primeros años de vida, cuando se forma el cerebro, es irreversible. El peso se puede recuperar pero el cerebro... nunca más”.

Según el Gobierno de Salta, el índice de desnutrición en niños de hasta un año es del 5,4% para 2009 y en 2007 del 7,2%.

Una garrafa puede costar $ 240 pesos y la recarga, que no dura más de un mes, 17. Muchas familias no pueden pagarla.

“No se puede educar cerebros desnutridos”

Frente al problema del hambre en la infancia, voluntarios se organizan para habilitar el año que viene una sede de la Fundación Nutrir en el barrio Solidaridad.

La entidad ofrecerá tratamientos médicos, hará investigaciones y dará alimentos a los chicos con bajo peso. Su equipo contará con un pediatra, un nutricionista y un fonoaudiólogo, además de estimuladores tempranos y asistentes sociales.

La Fundación formará parte de la red de Conin, entidad que lucha contra la desnutrición infantil en todo el país bajo la dirección del conocido médico Abel Albino.

“El disparador fue una frase de Albino. En una charla que dio el año pasado en Salta, dijo que no se puede educar cerebros desnutridos. Desde entonces, tuve la idea de que había que empezar a trabajar en la provincia”, relató Teresa Cornejo Torino, docente jubilada que presidirá Nutrir.

La idea es llegar a hacer unos 30 controles de peso, talla y demás parámetros de salud por día. Por el momento se trabaja en la organización y búsqueda de fondos.

Cornejo detalló que se actuará en equipo con otras organizaciones del barrio para contener y prevenir.

Podrían abrir un área de recuperación para niños

En el Hospital Público Materno Infantil se evalúa volver a abrir un departamento de recuperación para chicos con desnutrición que funcionaba cuando la institución tenía sede en la avenida Sarmiento.

Gladys Pernas, pediatra del hospital y creadora del antiguo servicio, explicó que dejó de existir el año pasado con el traslado al actual edificio. Los chicos con problemas alimentarios sufrían mayores riesgos de infecciones intrahospitalarias y se armó un sector especial donde recibían el tratamiento necesario y se recuperaban. La idea era que no vuelvan al tiempo con otras enfermedades”, describió.

Con la mudanza a un espacio diferente el departamento dejó de funcionar y el problema se atendía en otras áreas médicas. Hoy se estudia volver al sistema anterior.

“Es raro que un chico venga a atenderse por un déficit nutricional. Generalmente llegan por otras patologías, pero lo alimentario es la mayor complicación”, aseguró.

La situación social hace que miles de personas requieran el apoyo oficial para cubrir la nutrición necesaria. Según difundió el Ministerio de Desarrollo Humano, se invertirán cerca de $120 millones en planes alimentarios en 2011.

En Salta se implementan desde 2008 los programas Tarjeta Social, Tarjeta Alimentaria Infantil, Pan Casero, Celíacos, Comedores y el de Asistencia Crítica, que funcionan en base a información del Ministerio de Salud.

El secretario de Planificación del Ministerio de Desarrollo Humano, Francisco Marinaro Rodó, aseguró que “a partir de datos preliminares, se espera para este año una reducción importante en el número de niños con déficit nutricional”.

La Tarjeta Alimentaria Infantil, un aporte mensual de $50, abarca a unos 40.000 chicos, además de los 15.000 que asisten a comedores con apoyo del Estado. Además, sobre unos 400.000 alumnos matriculados, cerca de 160.000 reciben el desayuno o almuerzo en la escuela.

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