La mujer baleada en una salidera bancaria en 2010 relató en exclusiva a LA NACION cómo se prepara para enfrentar el proceso oral en contra de los acusados del homicidio de su hijo
"Es que yo no elegí la vida que estoy viviendo", justifica antes de contar a LA NACION cómo se siente los días previos a la audiencia, y los recuerdos inevitables que se intercalan en su mente cuando piensa en su bebé, quien nació de urgencia y sobrevivió sólo unos días después de que resultó baleada.
A pocos días del inicio de un juicio que se hizo esperar "demasiado", en sus frases, el nombre de su pequeño hijo Isidro se repite incansablemente. Tal vez como una necesidad inconsciente de remarcar el impacto que tuvo en su cotidianeidad la salidera, ocurrida en julio de 2010, y el brusco giro que provocó esa visita al banco que derivó en una tragedia impensada.
"Estoy muy ansiosa, pero es un momento que necesito pasar, aunque es algo muy duro de contar. Quiero que el nombre de Isidro esté todo el tiempo, que se acuerden de que acá se murió un bebé muy esperado por todos", enfatizó durante una breve entrevista.
Conmovida, recordó que, pese a su corta vida, Isidro fue un bebé sano, de tres kilos, que tenía un papá que lo amaba y una mamá que "lo conoció por fotos" por culpa de una tragedia inesperada que la convirtió en protagonista de un caso policial que parece parte de un guión de Hollywood
Para Carolina, la verdadera víctima de la pesadilla en la que se convirtió su vida fue su bebé y, por eso, busca que se llegue a una "condena ejemplar"que pueda aplacar parte de su dolor y recuperar un poco de la normalidad a la que estaba acostumbrada.
DEMANDA CONTRA EL BANCO
Acerca de la demanda civil que pesa hoy sobre la sucursal platense del banco Santander Río, donde sufrió el asalto hace casi tres años, fue concisa, clara y contundente: "El nombre del banco es sinónimo de asesinato".
Sobre los responsables del banco, habla sin tapujos y con duras críticas. Reconoció que durante mucho tiempo esperó un gesto de "humanidad" y no un mero resarcimiento. "Nunca se preocuparon por darme el pésame, ni por mi hijo ni por mí. Creo que a la empresa le cabe parte de la responsabilidad de lo ocurrido", advirtió.
En ese sentido, comentó que la presentación realizada por el estudio de su abogado Fernando Burlando va mucho más allá de la cifra, estimada en 6.300.000 pesos. "Una cifra no me va a devolver a mi hijo. Les estoy reclamando la falta de cuidado hacia el cliente, y la falta de humanidad y de corazón demostrada una vez ocurrida la tragedia. Ellos en ningún momento hicieron un mea culpa", subrayó.
"Una cifra no me va a devolver a mi hijo. Les estoy reclamando la falta de cuidado hacia el cliente, y la falta de humanidad y de corazón demostrada una vez ocurrida la tragedia. Ellos en ningún momento hicieron un mea culpa"
LA NACION se comunicó con el Banco Santander Río para consultar su postura ante el caso Píparo a pocos días de que comience el juicio. Desde la entidad indicaron que por política comunicacional de la empresa no harán declaraciones al respecto
-¿Seguís teniendo confianza en el país después de lo que pasó?
Sí, pese a todo lo que viví en estos últimos años. Una de las pruebas más fuertes de eso es que estoy viviendo acá [entre Capital y La Plata] y criando a mi hija [En agosto de 2011, la esperanza volvió a la vida de Carolina y Juan Ignacio Buzzali, su marido, con el nacimiento de su nueva hija, Inés].
- ¿Considerás que por tu caso hubo más refuerzos en seguridad bancaria?
Pienso que la medida era básica y que se podría haber tomado antes. Pero veo que hay un esfuerzo por mejorarla, aunque se ve que es difícil.
EL CASO
El asalto que terminó con la vida de Isidro ocurrió el 29 de julio de 2010. Píparo, embarazada de 9 meses, había ido a retirar una suma importante de dinero a la sucursal del Banco Santander Río de la intersección de las calles 7 y 42, en La Plata.
Iba acompañada de su madre, María Ema. Cuando regresaron a su casa, luego de la transacción, las mujeres fueron interceptadas por dos delincuentes que bajaron de una moto en la puerta de la vivienda.
Los asaltantes tomaron el dinero y balearon a Píparo. Carolina debió ser sometida a una césarea de urgencia. Isidro, su bebé, nació con vida, pero murió una semana después..
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