Buenos Aires capital del susto: barbijos y la gente en la incertidumbre

Buenos Aires capital del susto: barbijos y la gente en la incertidumbre
No hubo órdenes claras para evacuar y las calles colapsaron.

No hubo protocolos claros. Algunas oficinas cerraron. En otras se improvisó según la voluntad de cada uno. Algunos directamente decidieron evacuarse. Pasadas las 10, cuando la nube tóxica que impregnó de un olor intenso, pesado, desagradable , que no era ni a quemado ni a podrido, a toda la zona portuaria porteña, en muchos barrios hubo una sensación de pánico similar a la que se vivió en aquel invierno de 2009, cuando la Gripe A aparecía como una amenaza en la vida cotidiana. En el Microcentro fue dónde más se notó ese insólito temor: el tránsito estaba colapsado y no avanzaban ni las ambulancias , había caras con barbijos, pañuelos que cubrían bocas y narices, y una gran masa de personas deambulaba de un lado a otro sin saber –y en muchos casos preguntándose entre ellos– si eso que se olía era dañino o no. Hasta pasado el mediodía el Centro de Buenos Aires fue el de una capital asustada .

“Llegué a mi oficina pocos minutos después de las 10, y a esa hora ya se empezaba a oler feo, un olor difícil de describir, como a quemado, pero con algo más. Cuando prendimos la tele vimos lo que estaba pasando. Uno de los ayudantes del encargado intentó que todos abandonemos el edificio, pero en realidad no había recibido ninguna orden de la Policía, ni de Bomberos, ni del SAME, fue una ocurrencia de él. No le hicimos caso, pero los teléfonos no paraban de sonar porque las familias y los amigos llamaban para saber como estábamos”, contó Walter Delfino, desde la puerta de su trabajo, en Tucumán y Carlos Pellegrini.

En esa zona el tránsito colapsó por la falta de subtes y por la lluvia. Y en el Microcentro los autos quedaron atrapados un buen rato. “En el trabajo nos dijeron que nos podíamos ir, así que salimos todos juntos. El tema es cómo volver a casa : no había taxis vacíos, los colectivos no daban abasto. Por eso yo preferí caminar a pesar de la lluvia”, se resignó María Arena, asistente de una agencia de publicidad en Sarmiento al 600.

En Retiro los celulares apuraban mensajes de alivio y también calmaban los ánimos. “Estoy viendo en Twitter qué está pasando. Parece que hubiera caído una gran bomba de olor : es insoportable, me arde la garganta, me pican los ojos la piel”, se quejó Pablo Antinolfi, estudiante, 24 años. Con fastidio, también se mostró asustado: “Nos recomendaron ir a la guardia si nos seguían picando los ojos o si teníamos náuseas. Y yo voy a ir, por las dudas”.

También, por las dudas, en San Telmo hubo comercios que decidieron cerrar. Para Mariana Peña, encargada de una perfumería, todo lo que estaba ocurriendo era difícil de creer. “Es una paranoia insólita . Ya se ven barbijos como en la gripe A”, se asombró. Pero los que más dudas tuvieron durante toda la mañana fueron los que viven o trabajan en Puerto Madero. Desde que se empezó a sentir el olor, y hasta pasado el mediodía, los puentes que unen la Ciudad con el barrio más nuevo estuvieron clausurados por prevención y no había manera de pasar. “Salí de casa antes de que se apareciera la nube, recién cuando llegué a Palermo me llamaron de casa para avisarme del olor. Me dijeron que desde las ventanas del departamento se veía como Prefectura cortaba el puente para que no entren autos ”, detalló Jazmín Irarrazábal, vecina del Dique 3.

Hubieron muchos que relataron lo mismo: atascos, fastidios, sorpresa. Después, pasadas las 12, la lluvia intensa y el viento empujaron el olor y disiparon los miedos . A a esa hora, para Jazmín, como para muchos, la nube tóxica ya era casi una mala anécdota, de un momento incómodo. “Cuando volví a casa ya estaba todo tranquilo. Pero fue un susto, me llamó gente con la que hacía meses no hablaba”, contó ella, asombrada.

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