Botones de muestra

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Cuando las buenas intenciones escapan de los discursos, el informe expone una colección de hechos que explican los motivos de un puerto condenado al olvido.
Reducida la operatoria de buques por la falta de dragado; bloqueada la posibilidad de exportar por ausencia de empresas navieras capaces de sortear la trampa de arena; apiñada la flota operativa por falta de infraestructura. En definitiva: ayuna de grandes inversiones, Mar del Plata luce como un puerto abandonado.

Navega a la deriva, sin un horizonte claro sobre el rol que debe cumplir como dinamizador de la economía local y regional. Como fuente generador de competitividad; como eslabón final de toda una cadena de valor que en su desarrollo sea capaz de originar riqueza y empleos sustentables.

El año pasado por el puerto de Bahía Blanca se exportaron casi 16 millones de toneladas. En Mar del Plata durante el mismo tiempo no se alcanzó las 30 mil toneladas. Los silos del puerto sirven para saquear lo último que queda.

En julio del 2012 Prefectura descubrió en un operativo de rutina, 200 kilos de cable de cobre que salieron del predio de los viejos elevadores de granos en la caja de una camioneta del Consorcio Portuario. Creen que se los estaban robando, aunque la investigación, como tantas otras, nunca prosperó.

El sillón de la Subsecretaría de Actividades Portuarias lo ocupa Jorge Otharán, ex presidente del Consorcio de Bahía Blanca. Su jefe, el ministro de Producción, Cristian Breitenstein viene de ser Intendente en la misma ciudad.

A los marplatenses nos queda un administrador de balnearios en el Consorcio Portuario. Que reza para que la promesa de dragado comience a cumplirse este año, luego de dos intentos fallidos y ruega que a la Provincia le alcance el presupuesto 2013 para pagar el inicio de la obra.

Machinandiarena trocó sombrillas por muelles de la mano del diputado Rodolfo Adrian “Manino” Iriart. El legislador preside desde el 2011 la Comisión de Intereses Marítimos, Portuarios y Pesca. Según informa la Cámara de Diputados provincial, hasta este mes presentó 18 proyectos de ley. Ninguno vinculado con la Comisión que preside. Iriart reemplazó a otro marplatense de ideología versátil: Juan Domingo Novero.

Horacio Tettamanti hace más de un año que es Subsecretario de Puertos y Vías Navegables de la Nación. Lo difícil no es explicar cómo llegó a jugar en las grandes ligas, sino cómo hace para mantenerse. Su ayuno de éxitos no solo tiene que ver con la demora en el dragado. Ni siquiera pudo prosperar el decreto de necesidad y urgencia para reactivar la industria naval. Un borrador del proyecto que lleva su firma, excluye la construcción de barcos pesqueros.

“Un país tiene un eficiente sistema portuario si para cada especialidad de su comercio exterior dispone de uno o más puertos que sean capaces de prestar servicios seguros, cumplirlos dentro de los plazos requeridos, y al menor costo total en toda la cadena de transporte, desde su origen a destino”. Lo dice Antonio Zuidwijk en el capítulo VII de su libro “Contenedores, Buques y Puertos. Partes de un sistema de transporte”.

En Mar del Plata lo malo no es haber ignorado a Zuidwijk. Lo contradicen. La carga pesquera se transporta en camiones hacia el puerto capitalino porque las navieras no quieren correr riesgos de quedarse encallados al entrar a puerto.

En noviembre del 2011 la Secretaría de Transporte de la Nación presentó el Plan Quinquenal de Transporte 2012-2016. El trabajo resume los objetivos para transformar el sistema terrestre y ferroviario, la hidrovía y la modernización de los puertos nacionales. Tratar de emular a Zuidwijk.

La Secretaría consultó a todas las administraciones, puerto por puerto, sobre las obras pendientes de mayor envergadura que debían contemplarse para recuperar las estaciones marítimas y fluviales, de modo de aumentar las capacidades y readecuarlos a los nuevos modelos de barcos: más grandes y pesados.

Entre los proyectos incluidos en el Plan figura la ampliación y refuncionalización del puerto de Buenos Aires; la ampliación del puerto de Bahía Blanca; los canales de acceso a los puertos de Villa Constitución, San Nicolás y San Pedro; la reconversión del Puerto de Santa Fe; la puesta en funcionamiento del Puerto de San Antonio Oeste y la adecuación de los Puertos del Sur.

En tan solo dos renglones se resume el anhelo para con el puerto local. El Plan Quinquenal plantea constituir al puerto de Mar del Plata como la primera terminal de cruceros de la Provincia de Buenos Aires. Esa fue la prioridad de la gestión Pulti, cuando todavía manejaba el puerto a través de Pezzati. Ahora lo maneja “Manino” y no sabemos de un cambio de prioridades.

Entonces… mientras lo importante sean los cruceros y los boliches en la Escollera Norte y no un puerto multipropósito; o se sobrevalore el corte de cintas en una Expo Industria, cuando se cumplen 18 meses desde que no sale ni un tornillo desde el puerto local, estaremos condenados al olvido.

Mientras la visión política del poder de turno sean cinco cruceros en temporada, cuando las decisiones se tomen en una convención en Miami y no sean fruto de un debate con el resto de los actores para consensuar hacia donde se navega, seguiremos siendo figuras en el escenario de la intrascendencia.

Mientras el envase siga teniendo prevalencia por sobre el contenido, el sueño de la ciudad industrial seguirá latiendo en el discurso de las buenas intenciones. Pero pendiente en el plano de los hechos.

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