BITÁCORAS BONAERENSES: La segunda ola bifurcó el AMBA: Alberto, Kicillof, Larreta y la “zanja de Alsina”

BITÁCORAS BONAERENSES: La segunda ola bifurcó el AMBA: Alberto, Kicillof, Larreta y la “zanja de Alsina”

La suba de casos y las medidas anunciadas desataron cruces y acusaciones entre Nación, Provincia y Ciudad. El diálogo, parece, llegó a su fin.

Por: Juan Alfaro. 

La segunda ola tapó la orilla de esa playa tranquila que aparentó ser el plan de vacunación y la baja de casos del verano que ya pasó. La segunda ola también borró las huellas de viejas (o no tanto) postales de consenso, diálogo y unidad que alguna vez supieron mostrar Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. Allá por el 2020.

“El virus no distingue de territorios, de jurisdicciones”, dijeron -hasta no hace mucho- los principales dirigentes. Pero lo que el virus no distingue, si lo hizo la clase política, que de la mano -una vez más- de la grieta dividió las aguas de ese inmenso y superpoblado territorio llamado AMBA. Alberto anunció más restricciones, técnicamente un toque de queda y lo más sorpresivo la suspensión de las clases presenciales para lo que es el Área Metropolitana de Buenos Aires que componen CABA, La Plata y cerca de 40 municipios del Conurbano bonaerense. Lo hizo en soledad, sin consultar (al menos de forma oficial) con el gobernador bonaerense y menos con el jefe de gobierno porteño. En su mensaje grabado, quizá el menos prolijo de todos en lo que va de la pandemia, cometió varios errores, pero dio la sensación de que sólo él, como jefe de Estado, tomó las decisiones y hasta se mostró dispuesto a absorber el costo político del anuncio. El disparador.

Larreta aprovechó la situación para polarizar con el Presidente, para subirse a ese ring de primer nivel. En su discurso, le endilgó que con los anuncios inconsultos “rompió el dialogo”. Contrastó las argumentaciones que hizo Alberto en su mensaje del jueves y en una entrevista que hizo el viernes a la mañana. Lo tildó de tomar decisiones en “base a anécdotas, imágenes o comentarios de situaciones aisladas”. Una chicana, sin dudas, pero bien camuflada al estilo moderado y tranquilo que muestra el Jefe de Gobierno porteño. Hasta dijo que su gestión iba a salir a negociar compra de vacunas para la Ciudad de Buenos Aires y “para el resto del país”. Discurso para la tribuna, con proyección nacional, que en cierta forma se la dejaron servida desde la Casa Rosada. En ningún momento Larreta mencionó Cristina o Kicillof. Más allá de la pulseada político-judicial, logró un cometido: que el Presidente acepte su pedido y se reúna con él. El AMBA porteña.

Desde el otro lado de la General Paz, Kicillof también fue más fiel a su estilo que nunca. En su discurso de la tarde-noche del jueves salió con los tapones de punta contra, a esta altura, su contrincante porteño. Casi la totalidad de su alocución estuvo dedicada a cuestionar en tono alto a Larreta y su mensaje. Hubo chicanas para repartir, implícitas y explícitas. Por momentos, el enojo del Gobernador era notorio. “El epicentro de esta segunda ola es la Ciudad de Buenos Aires”, afirmó, como un déjà vu del 2020, solo que más recargado. Tildó a Larreta y a Juntos por el Cambio de hacer “marketing” con el inicio de clases, de “oportunistas”, “desfachatados” y de tener una actitud “vil”.

Pero también defendió a capa y espada las medidas que anunció Alberto y hasta las explicó mejor. Por momentos, parecía el jefe de Gabinete de Nación, más que un gobernador de la Provincia de Buenos Aires. “Hay quienes se preocupan por su propia baldosa”, lanzó como la chicana que alguna risa entre los ministros presentes. Para finalizar y ratificar que las aguas de habían separado, espetó: “Pensábamos que Larreta era diferente porque tenía responsabilidades de gestión, pero es igual a Bullrich y a Macri. Unos se hacen los blandos y otros los duros”. El AMBA bonaerense.

En la columna anterior se habló del desafío de Axel y Horacio a la hora de enfrentar esta suba sin freno de contagios. “¿Unidos ante la segunda ola?”, fue la pregunta. Ahora, sin dudas, la respuesta es “no”.

“Quieren cavar, con esta grieta,  la zanja de Alsina en la General Paz”, dijo Kicillof haciendo uso de una referencia histórica. La “Zanja de Alsina” fue un sistema de defensa de fosas y terraplenes construidos en el oeste de la Provincia (entre 1876 y 1877) para contener el avance de los malones. Una especia de frontera creada por Adolfo Alsina, ministro de Guerra de Nicolás Avellaneda para separar a Buenos Aires de las tierras pobladas por los que llamaban “indios”. La metáfora vale para destacar lo caldeado que están los ánimos y discursos entre las dos fuerzas principales. La grieta o la zanja sigue siendo el recurso para solventar las severas problemáticas que traen la pandemia del Coronavirus. Alberto, Kicillof y el Frente de Todos eligieron el rival para el 2023, para la batalla de fondo: es Horario Rodríguez Larreta. Mientras tanto, el malestar social crece, al ritmo de una economía que no mejora, de un virus que sigue causando miedo y hace estragos, y de una clase política que se pelea entre sí y muestra cruces verbales, cada vez más subidos de tono.

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