Un equipo internacional recomienda coordinar estrategias para identificar, registrar y abordar el problema.
Por: Camila Caruso.
La dispersión de desechos plásticos y sólidos en los océanos preocupa a los científicos. Detectar y cuantificar estos residuos representa un desafío que excede las capacidades de investigación de cualquier país en solitario.
Un estudio publicado en la revista Marine Pollution Bulletin plantea la necesidad de desarrollar un sistema global de monitoreo y estrategias coordinadas para registrar, analizar y enfrentar de manera unificada la acumulación de basura de gran tamaño en las profundidades oceánicas.
Distribución y persistencia de residuos en los fondos oceánicos
El trabajo, de alcance global, señala que los fondos oceánicos cubren aproximadamente el 71% de la superficie del planeta y actúan como depósito final para la mayoría de los residuos marinos, incluidos plásticos, redes de pesca y desechos de origen terrestre. Las investigaciones recientes demuestran que una porción significativa de los desechos introducidos en los océanos termina por depositarse en el lecho marino, lo que afecta organismos residentes y se transforma en fragmentos de menor tamaño con el tiempo.
Muchos de estos residuos llegan al océano a través de grandes ríos, especialmente en regiones como el sur de Asia y África, donde cursos fluviales como el Yangtsé, el Ganges, el Mekong y el Nilo transportan elevadas cantidades de basura desde el interior hacia el mar. Además, eventos excepcionales como tsunamis, catástrofes naturales o la actividad pesquera, mediante redes y otros elementos abandonados, incrementan la acumulación de desechos.

Los fondos oceánicos ocupan cerca del 71% de la superficie del planeta y concentran la mayoría de los desechos marinos (Imagen Ilustrativa Infobae)
Las consecuencias incluyen alteraciones en funciones ecológicas esenciales, como el enterramiento de carbono, los ciclos de nutrientes y la provisión de hábitats, según explica el equipo multidisciplinario en el artículo científico. “El lecho oceánico permanece en gran parte inexplorado: solo existe registro visual del 0,001% de los fondos a profundidades superiores a los 200 metros, pese a que estas zonas constituyen el 66% del área total oceánica”, se advierte en el estudio científico.
La investigación enfatiza el carácter fragmentado y dispar de los datos actuales: la ausencia de estándares globales en la toma y gestión de información dificulta la comparación de resultados y la elaboración de políticas coordinadas. En paralelo, Miquel Canals, uno de los autores del trabajo, señala en declaraciones difundidas en un comunicado oficial de la Universidad de Barcelona que “es necesario utilizar métodos de observación y medición homogéneos y armonizados, y priorizar el uso de tecnologías avanzadas tanto para la observación como para el análisis y la gestión de datos”.
La base de este trabajo surge de la colaboración internacional multidisciplinaria, fruto de talleres científicos realizados en Italia y China entre 2023 y 2024, que identificaron vacíos de conocimiento, retos técnicos y metodológicos. El abordaje se centra en la observación directa y la captura de imágenes como método no destructivo para la cuantificación de macrorresiduos (aquellos de más de 2,5 cm), en oposición al arrastre de fondo, técnica descartada por su impacto ambiental y limitaciones técnicas.
El sistema global propuesto contempla la integración de metodologías compatibles y bases de datos compartidas a nivel global para el registro y análisis de residuos en el fondo marino. Este enfoque busca que distintos países y sectores, incluidos organismos científicos y empresas privadas, contribuyan con observaciones, imágenes y resultados a una plataforma común. El objetivo es facilitar la comparación de información, mejorar la evaluación de tendencias y optimizar la toma de decisiones en materia de gestión ambiental, promoviendo el uso de herramientas tecnológicas avanzadas y el acceso abierto a los datos recolectados.

Plásticos, redes de pesca y residuos terrestres forman parte de la basura que se acumula en el fondo del mar y afecta a la biodiversidad (Imagen Ilustrativa Infobae)
El equipo sostiene que “la selección de sitios y la definición de estrategias para los nuevos relevamientos deben responder a preguntas críticas, como la magnitud de la acumulación, las fuentes y los tipos de residuos, así como la identificación de zonas de concentración o ‘puntos calientes’”, de acuerdo al artículo científico. Los criterios incluyen condiciones del mar, distancia a la costa, profundidad y morfología del lecho, disponibilidad de naves y sistemas de posicionamiento.
La adquisición de imágenes se realizó mediante plataformas avanzadas como Vehículos Remotos Operados (ROVs), Vehículos Subacuáticos Autónomos (AUVs), cámaras submarinas remolcadas y sistemas de bajo costo como cámaras modulares, lo que permitió documentar áreas extensas con distintos costos operativos. En palabras del estudio, “la selección del sistema de cámara y plataforma es clave para obtener datos adecuados a los objetivos”.
La clasificación de residuos se apoya en sistemas jerárquicos desarrollados por organismos internacionales y en la aplicación de inteligencia artificial para el procesamiento de grandes volúmenes de imágenes, aunque el empleo de aprendizaje automático aún enfrenta desafíos derivados de la falta de estandarización y bases de datos suficientes, detalla el texto.
Propuestas científicas para enfrentar la contaminación del lecho marino
El relevamiento y análisis sostenidos de residuos marinos permiten orientar políticas internacionales y regionales en concordancia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, particularmente el Objetivo 14, que busca reducir la contaminación marina de todo tipo.

El enterramiento de carbono y los ciclos de nutrientes resultan alterados por la persistencia de desechos en el lecho oceánico (Imagen Ilustrativa Infobae)
El comunicado oficial menciona que se deben priorizar medidas preventivas enfocadas en la producción, el consumo y la gestión de residuos en tierra, y advierte que la remoción masiva de residuos depositados en el fondo marino solo debería contemplarse bajo criterios técnicos y ambientales estrictos.
La colaboración con empresas privadas que operan en sectores como la energía o las telecomunicaciones puede aportar registros y material visual sobre el fondo marino obtenidos durante sus actividades. Los autores plantean que estos datos resultarían útiles para complementar los programas científicos, establecer líneas de base históricas y detectar cómo cambian los residuos en el tiempo.
El estudio, además, propone crear sistemas globales para gestionar y compartir información, con formatos accesibles y compatibles, y el uso de plataformas abiertas que permitan procesar y almacenar imágenes para investigaciones futuras y aplicaciones de inteligencia artificial.
La investigación advierte que “el monitoreo frecuente del lecho marino es fundamental para evaluar la efectividad de las estrategias de mitigación y para guiar las acciones de remoción en áreas donde esto pueda hacerse de manera segura para el ambiente”. Las conclusiones remarcan el carácter esencial de la “construcción de una línea de base mundial de referencia y el desarrollo de políticas basadas en la evidencia sobre los residuos en el fondo marino”.
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