En el barrio Nuevo los okupas resisten a pesar del clima

En el barrio Nuevo los okupas resisten a pesar del clima

En los terrenos de la calle Sánchez de Bustamante los hombres quedan cuidando las construcciones durante las noches. En las últimas semanas registraron fuertes lluvias y ahora frío, pero las 80 familias persisten en el lugar.

A poco de cumplirse un mes de la usurpación de unos terrenos baldíos ubicados sobre la calle Sánchez de Bustamante al 2800 en el barrio Nuevo, las familias continúan asentadas a pesar de las inclemencias climáticas y se turnan para cuidar las precarias edificaciones. Según relataron algunos de los habitantes del asentamiento, durante las noches sólo quedan los hombres en las casillas y carpas, las cuales fueron reforzadas a raíz de las fuertes tormentas y al frío que se registra en la ciudad y que se intensifica en el predio descampado donde habitan. Las mujeres y los niños se refugian en las viviendas de vecinos o familiares de los okupas.

Los habitantes del asentamiento manifestaron que temen por la seguridad debido a que se trata de una zona oscura donde los asaltantes merodean durante las madrugadas. En tanto, realizan colectas para comprar cables y hacer conexiones de energía para el predio usurpado.

“Seguimos esperando por alguna solución y mientras tanto resistimos en el terreno. En algunos casos las casillas se reforzaron con lonas, chapas y maderas para no sufrir tanto el frío y la lluvia”, expresó a El Litoral, Lorena, una de las habitantes del asentamiento okupa del barrio Nuevo. “En las noches, cuando se siente más el frío, generalmente las mujeres llevamos a los niños a las casas de familiares o vecinos para que no estén expuestos. Sólo quedan los hombres a cuidar las casillas por miedo a que las rompan o nos roben las pocas cosas que tenemos ahí”, añadió.

En las semanas anteriores se registraron fuertes lluvias y el agua se acumuló en los terrenos tomados. Inclusive se encontraron alimañas como víboras en las zonas más bajas del asentamiento.

Por otra parte, una de las principales preocupaciones que registran los habitantes del asentamiento es la inseguridad. “Es una zona muy oscura y en las madrugadas los ladrones y asaltantes merodean la zona y las casillas para sacar algunas de las pocas cosas que tienen las familias. Por eso no quedan los niños en el asentamiento”, expresó Lorena.

En otro orden, los okupas están realizando colectas en el asentamiento para juntar fondos y comprar cables con el fin de realizar las conexiones eléctricas, aunque sean precarias, de la misma forma que en otros predios capitalinos tomados. Las zonas que se encuentran más cercanas a la calle Sánchez de Bustamante son las que tienen mayor iluminación, pero a medida que se adentra más en el terreno okupa el predio se vuelve más oscuro, por lo que los habitantes buscarán iluminar el lugar próximamente.

En tanto, mientras los okupas esperan algún tipo de asistencia o solución a su situación, no descartan en las próximas semanas comenzar a construir casillas de material con el fin de quedarse definitivamente en el predio. “Queremos comenzar a construir pero no tenemos certezas sobre la situación y hay temor de que después vengan a desalojarnos o a retirar lo que nos cuesta construir”, señalaron.

Vale recordar que anteriormente desde la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia explicaron que la única solución será una eventual negociación con los propietarios del terreno privado.

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