Bajo tensiones , Francia se prepara para cerrar su mayor campo de refugiados

Bajo tensiones , Francia se prepara para cerrar su mayor campo de refugiados

La inmigración ilegal en la Unión Europea. Está en Calais, sobre el Canal de la Mancha. Mañana empiezan a desarmarlo. Hubo choques con la policía.

En La Jungla, ese campamento de refugiados en las dunas de Calais, hay tensión, música y aire de despedida. En las carpas azules, en los abrigos de fortuna con colchones apilados, en los restaurantes afganos provisorios que van a ser demolidos, un papel oficial de la prefectura de Pas de Calais indica que la evacuación se inicia mañana y explican las alternativas que cada refugiado tiene. A las ocho y en una operación que incluye desde policías y médicos a organizaciones humanitarias, intentarán que este campo de la vergüenza europea pase a la historia.

Así comenzará una evacuación, que Francia quiere que sea ordenada y que significará relocalizar alrededor de 6400 a 8300 refugiados en “un lugar digno”, en 280 centros de dos regiones francesas, cuyos pobladores están divididos por estas presencias. Al menos 300 chicos solos podrán ser trasladado a Gran Bretaña, donde tienen familia, tras una interminable espera y si sus análisis de huesos no indican que son adultos.

“Mañana será un gran día”, anunció Fabianne Buccio, prefecta de Pas de Calais. “Los inmigrantes comenzarán a vivir con dignidad en Francia”, dijo hoy a los centenares de periodistas que han llegado a su ciudad, de todo el mundo. Un enorme hangar de 3000 metros, a 300 metros de La Jungla, será el “teatro de operaciones” para esta operación humanitaria-política. Allí estará la Oficina Francesa de Inmigración e Integración, donde cada persona podrá elegir entre dos regiones y se le pondrá un brazalete de color para indicar su destino. De ahí pasarán a otra tienda y cuando cada lugar tenga 50 inmigrantes, el ómnibus partirá a su nuevo destino: el Centro de Acogida y de Orientación (CAO), donde deberá iniciar sus trámites de asilo político.

Aunque la mayoría no tiene pasaportes, cada inmigrante deberá admitir su nombre real, su fecha de nacimiento, su nacionalidad ante las autoridades francesas. Pero no será “Dublinado”. Un neologismo para referirse al tratado de Dublin, que fuerza a los que llegan a pedir asilo a devolverlos al país en que primero aterrizó. Francia quiere conocer la verdadera identidad de los que acoge para su “screening” de seguridad y no regresarlos a Italia o Grecia.

Tres eritreos caminan desde la Jungla hacia la ruta A6, que los lleva al puerto. Es su noche de despedida. Tres han decidido aceptar el asilo en dos de las regiones francesas, cuyos nombres ignoran. Van a aprender francés y continuar sus estudios en la universidad. Dos han decidido resistir: quedarse en las cercanías de Calais para intentar, una vez más, como cada noche en los últimos tres meses, cruzar a Gran Bretaña y encontrarse con los amigos que ya llegaron y seguir estudiando. Aunque el gobierno ha advertido que irán presos si se quedan. Ahmed sonríe: “¡Lo han dicho tantas veces!. Todos vuelven a Calais”.

“Calais es nuestra casa. Las condiciones de vida son horrendas pero al menos, comunitariamente, nos acompañamos. Los eritreos somos muchos. Junto a los sudaneses y los afganos, somos mayoría. Pero los afganos son muy violentos.Siempre hay peleas en La Jungla, problemas serios, navajas, a veces armas, abusos sexuales. Cada comunidad se protege. Hablamos nuestro idioma, dormimos todos juntos, cocinamos nuestra comida, tenemos nuestra iglesia precaria”, explicó Ismail, que estudiaba economía cuando fue convocado para el ejército, que puede durar hasta cinco años, y huyó. Es el líder de este grupo de amigos, que camina en la ruta desierta para su última noche juntos, y para intentar la chance de llegar a Gran Bretaña.

Hay iraquíes, afganos, sudaneses, que no quieren quedarse en Francia. No todos están dispuestos a aceptar un asilo aquí. Hablan inglés y el destino elegido es Gran Bretaña. Muchos de ellos van a resistir el desalojo y ése es el escenario más temido. En la noche del sábado al domingo, la policía debió refugiarse en sus vehículos después de lanzar gases lacrimógenos y que los refugiados respondieran a pedradas. Fue una batalla campal, que duró toda la madrugada.

“Jungle No finish, Jungle No finish”, cantaban. Las granadas de gas lacrimógeno iluminaban el cielo oscuro de La Jungla, en medio del viento, del frío, en las cercanías del Canal de La Mancha. Los fotógrafos británicos que cubrían la protesta, apoyada por la organización anarquista “No Borders”, también se replegaron. Poco después, los refugiados volvieron a su rutina nocturna: caminar hacia la ruta A6, para tratar de subirse a un camión, esconderse y poder cruzar el Canal de la Mancha por el Eurotúnel para llegar a Gran Bretaña.

Francia ha desplegado 1200 policías para evacuar a casi 7.300 refugiados. El proceso tardará cinco días y comienza el lunes, con ómnibus blancos ya desplegados a largo de la ruta que lleva a la Jungla, que trasladarán 3000 personas hoy, 2500 mañana y 2.000 al menos el miércoles. Según las autoridades, los que no acepten el traslado serán arrestados. Mañana comenzará la demolición aunque los afganos que se van, ya han comenzado a quemar sus casitas de fortuna.

Silvie, recepcionista en un hotel de Calais, duda del fin de La Jungla.”Mientras exista el borde británico en este puerto, siempre tendremos refugiados. Antes fue Sangatte. Los británicos forzaron a cerrarlo pero los refugiados nunca se fueron. Ahora está La Jungla y mañana se instalarán en otra parte, cerca, para poder llegar a Su Dorado. El problema no son los refugiados. Es la frontera británica en Francia”, afirma. Con ella coincide el pre candidato republicano Alain Juppe. Si gana la elección, el borde británico volverá a los blancos acantilados de Dover, en pleno territorio británico, y no estará más en Calais. Los acuerdos de Touquet, que lo permiten y firmó el ex presidente Nicolás Sarkozy, serán derogados, luego que Gran Bretaña optara por el Brexit europeo. Es su promesa.

Los menores no acompañados permanecerán en Calais, hasta ser analizados sus casos por el ministerio del interior británico. Después de muchas resistencias, el Home Office británico aceptó –tras fuertes presiones francesas– hacerse cargo de la inspección de chicos no acompañados, que tienen familias en Gran Bretaña: desde hermanos y padres a tios. Hay al menos 800 y el menor tiene 8 años. Hasta ahora sólo han llegado 150 chicos al reino, que están siendo procesados en Croydon. Los tabloides británicos se encargan en remarcar que son adultos, cuyo primer pedido, según el xenofóbico The Daily Mail, es una afeitadora.

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