Una aventura que se transformó en cruzada solidaria

Una aventura que se transformó en cruzada solidaria
Una caravana de 18 camionetas cargadas de donativos unió Bariloche con Mamuel Coique para ayudar a sus pobladores más necesitados.

Los Wheeleros del Sur, un grupo de amantes de los vehículos 4x4, lanzaron la propuesta y en poco tiempo sumaron voluntades y donativos para una aventura solidaria que acercó alimentos, artículos de primera necesidad y ropa a los pobladores más necesitados de Mamuel Choique y abrió un espacio de integración para nuevas experiencias solidarias.

La caravana que llegó a la escuela Hogar 113 de ese paraje, tras recorrer unos 200 kilómetros, fue integrada por 18 camionetas 4x4 y 59 voluntarios de distintas organizaciones y barrios de la ciudad. A los Wheeleros se les sumó en la organización el grupo Repartiendo Sonrisas y la Red Solidaria que en pocas semanas reunieron una cantidad de donativos superior a la que podían transportar los entusiastas que realizaron la travesía, el pasado sábado 15 de junio.

Concluida la evaluación de la experiencia los impulsores de la idea ya comenzaron a planear el próximo viaje solidario, que esperan realizar pasado el invierno y se orientaría hacia la meseta de Somoncura con las mismas premisa de la experiencia inicial: establecer contacto directo con los pobladores y conocer su realidad.

Marcos Arce, integrante de los Wheeleros, confió a "DeBariloche" que "nuestra idea es repetir la experiencia pero no los lugares y llegar en forma directa a los pobladores que necesitan ayuda" en la medida que el grupo se vaya consolidando.

Los organizadores eligieron Mamuel Choique por el contacto previo que había realizado uno de sus integrantes que realizó un relevamiento informal pero propio de las necesidades de sus pobladores. Deliberandamente sortearon las vías institucionales para evitar cualquier posible desviación de la ayuda reunida.

En la escuela fueron recibidos por una maestra, cinco madres del paraje y el lonco de la zona que se hicieron responsables de que el reparto de los donativos llegara en forma pareja a los pobladores más necesitados.

Arce señaló que "lo nuestro fue una ayuda, no le vamos a salvar la vida a nadie, y lo que más se reflejó en el lugar es el miedo a que nuestra presencia se convierta en asistencialismo porque esta gente está pidiendo ayuda para reactivar sus actividad".

La organización fue estricta, se fijó un cupo de participantes y entre cubrieron gastos y repartieron esfuerzos. La travesía no estuvo exenta de la adrenalina que buscan los amantes de las poderosas 4x4, se eligió un camino más seguro para la idea por la carga que llevaban y uno más arriesgado al regreso para probar los poderosos rodados. Incluso se rompió una camioneta que obligó a parar la marcha y desplegar conocimietnos de mecánica.

Arce explicó que "lo solidario no es el fin que nos une como grupo pero nos pareció una buena idea hacer la experiencia y pensamos en algo chiquito para no quemar la iniciativa". Aunque el entusiasmo superó rapidamente esa idea inicial.

Marcela Cabral, integrante de "Repartiendo Sonrisas" definió la "aventura" como "una alimento para el alma", una intepretación de la experiencia vivida que fue rapidamente adoptada por casi todos los participantes.

Arce destacó que el objetivo ahora es "conocernos como grupo para repetir la experiencia cada tanto, sin abusar" y confió que para la próxima cruzada esperan poder conseguir más donativos de entidades y empresas y no depender tanto de la solidaridad de la gente.

En esta oportunidad sumaron contribuciones de dos supermercados -Todo y La Anónima-, la Escuela de Hotelería (CET 25), Diarco, Barimotor, familiares y amigos.

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