Avanza la construcción de $3 millones de la UOCRA de Formosa mientras cae el empleo en el sector

Avanza la construcción de $3 millones de la UOCRA de Formosa mientras cae el empleo en el sector

Cuando gremialistas tanto de trabajadores del sector privado como del sector estatal acercan posiciones dentro de la puja por los derechos laborales con la patronal o el gobierno, las bases entienden que más allá de las negociaciones, no claudicarán en las reivindicaciones de las bases.

Sin embargo, cuando las negociaciones no son transparentes o producto de paritarias, cuando los aumentos vienen sencillamente resueltos por autoridades de gobierno o el gerente de una empresa, los secretarios generales demuestran claramente que no consultan con las bases y la burocracia sindical se ha fagocitado la participación de sus representados.

Más evidente aún resultan aquellos que han aceptado cargos de funcionarios o un puesto en la legislatura y no dudan en mostrar públicamente su total acuerdo con las políticas de estado aún cuando sean urgentes las reivindicaciones salariales.

En otro sector están aquellos funcionales a las empresas que a costo de beneficios personales, han vaciado de contenido las luchas sindicales y se rodean de una “patota” rentada que se encarga de reencauzar a quien se atreva a plantear una ruptura.

El otro problema es el desplazamiento que viene sufriendo la burocracia sindical dentro del Partido Justicialista. Primero fue “columna vertebral” del movimiento, cuando Perón otorgaba concesiones al movimiento obrero al precio de subordinar sus organizaciones al Estado, y encolumnar a los sindicatos detrás del peronismo. Luego se conformó con el 33% en las listas electorales, los “diputados sindicales”. La “territorialización” del peronismo en los 80, cuando se achacaba a los sindicalistas la derrota del 83, le recortó más espacios dentro del partido. 

En los 90 la complicidad con la política neoliberal y la división que logró Menem les restó poder sindical y político, mientras les sumaba repudio entre las bases. En los últimos años, mientras se recomponía la clase trabajadora, los sindicalistas peronistas tuvieron su “primavera” con Néstor Kirchner, que los sumó a la coalición de gobierno tras la crisis de 2001.

Pero en la última etapa se “quebró la racha”. Cuando el ciclo kirchnerista comenzó a agotarse, Cristina decidió no sólo limitar las concesiones al movimiento obrero, sino también a sus aliados sindicales.

Y el “partido clientelar” le ganó espacio al “partido sindical”.

Igual camino siguió el gremialismo en la provincia y hoy quienes aplauden como se van perdiendo de a uno los logros de los trabajadores, mientras gritan a los cuatro vientos que “Con el diálogo, hemos conseguido más cosas que nunca”, disfrazan su desprestigio y entreguismo ante las bases mientras aumentan de manera inexplicable su enriquecimiento.

“Relaciones carnales”

En este escenario de trabajadores precarizados por el estado o trabajando en negro en la faz privada, los representantes más importantes e históricos a nivel provincial demuestran sin vergüenza sus “relaciones carnales” con la patronal.

Una de ellas es la histórica CGT, en manos del Secretario General de la UOCRA, Hilario Martínez, que acompaña cada anuncio del gobierno, cuando en Formosa los indicadores en la construcción exponen más de un 40% de empleo en negro, y aquel al que debería exigirle por estos porcentajes de ilegalidad, le está construyendo la sede del gremio a un costo de casi 3 millones de pesos.

¿Cómo esperar reivindicación o lucha alguna en referencia a empleo en negro, si el pequeño palacio que le construyen a Martínez, significará mayor comodidad, confort y lujo para que precisamente se olvide que la razón primigenia de los gremios es la lucha?

El sindicalismo combativo ha dejado la calle hace mucho tiempo, hoy atiende por teléfono a las patronales, en sus oficinas con aire acondicionado y se preocupan en atender de manera urgente sus más variados caprichos, entre ellos, en disfrazar su silencio de diálogo y mantener un orden “a como de lugar” para que nadie moleste.

El Colegio de Magistrados y Funcionarios de la provincia

Aunque las distancias son muchas dado el nivel de decisión en nada menos que la justicia provincial, el edificio del Colegio de Magistrados de la Provincia también fue construido con dinero público por decisión del gobierno de la provincia.

No resulta difícil concluir que aquellos funcionarios que deban resolver conflictos en donde uno de los actores sea el mismo gobierno, no representarán en el imaginario del ciudadano común una imagen de independencia, no solo porque el Estado les ha regalado un edificio entero, sino por lo que significa todo el camino de nombramientos de cada uno de los funcionarios en actividad.

Un caso distinto para pensar en niveles de cooptación pero con el mismo método, la construcción de un edificio entero, aunque en esto, el edificio de la CGT es mucho más ostentoso. ¿Será porque a los gremialistas todavía les queda un vestigio de lucha para reclamar confort?

 

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