Ataque al hostel: “Son judíos que nos vienen a robar la Patagonia y los vamos a matar a todos”

Ataque al hostel: “Son judíos que nos vienen a robar la Patagonia y los vamos a matar a todos”

El juez federal Guido Otranto reconstruyó paso a paso la violencia xenófoba contra “Onda Azul”. Insultos durísimos, agresiones a turistas y policías y robos descontrolados en una madrugada caótica. Detalles que se desconocían de un episodio preocupante, que conmocionó a la provincia.

Son judíos de mierda que nos vienen a robar la Patagonia”. Frases así consideró probadas el juez federal de Esquel, Guido Otranto, para procesar a cuatro sujetos por el ataque xenófobo al hostel “Onda Azul” en Lago Puelo, el 19 de enero. Los testimonios que recogió reconstruyeron una madrugada caótica de golpes, robos e insultos raciales.

“El ataque fue el punto más alto de una escalada de violencia contra el complejo, y no un suceso aislado en el contexto de problemas de convivencia entre vecinos”, advirtió el juez, luego de comprobar otros incidentes en ese lugar y por los mismos motivos.

El magistrado reservó los nombres de los imputados. Sí se sabe que esa madrugada había entre 150 y 200 turistas israelíes alojados en el hostel. A la 1.45, la Comisaría de Lago Puelo recibió un pedido de ayuda policial del hostel. Acudió un patrullero con cuatro uniformados. Un cabo entrevistó a J.A.P., F.D.J.C. y F.F.M (iniciales de tres de los atacantes, vecinos del complejo).

Estaban cansados de los ruidos molestos de los turistas. El agente fue al hostel a pedirle a una mujer que bajara el volumen de la música. Pero dejó constancia de que en ese momento no se escuchaba música. Y escuchó a J.A.P. exaltado y alcoholizado decir frases como “Judíos de mierda”, “Los voy a matar a todos” y “Nos vienen a robar la Patagonia”.

La Policía recomendó que los turistas no salieran del hostel. No alcanzó: el conflicto estalló cuando a los pocos minutos los tres vecinos se alteraron e iniciaron una lluvia de piedras que vio el sereno. Los describieron “violentos y descontrolados”.

Un vecino y empleado del hostel llamó por teléfono a Y.P. (dueño del lugar) avisándole que había escuchado un disparo. La cabaña 17, cerca de las viviendas de los agresores, había recibido una perdigonada de plomo.

Un turista vio que dos personas ingresaban al predio gritando y tirando piedras. Dos de los atacantes lo increparon por estar alojado: “Vos sos argentino, ¿qué carajo hacés acá?”. Lo apedrearon.

Los policías se fueron en busca de apoyo, escudos y cascos al advertir que había más posibles atacantes. Mientras, los sujetos dañaban instalaciones y vehículos del hostel, siempre insultando a judíos e israelíes.

Otro huésped, de la cabaña 14, escuchó otro disparo y corrió a las cabañas detrás de la suya para evitar problemas con los vecinos. Recibió un piedrazo en su pierna mientras iba y venía acompañando a los turistas a la hostería.

Y.P. llamó a su padre, S.E.P., para avisarle que destrozaban el hostel. Le pidió buscar a la policía, que no regresaba. Tres de los atacantes rompieron lámparas exteriores, heladeras, ventanas del comedor y de las cabañas, parabrisas, ventanas y lunetas de los coches. También robaron objetos del restaurant, bebidas y potes de helado, y dos handies que el complejo usaba para llamar a la remisería. De un piedrazo rompieron un LCD de pantalla plana empotrado.

Varios turistas se refugiaron en el restaurante. Allí llegaron los agresores a piedrazos y dentro del edificio. La esposa de uno de los hijos propietarios les pidió parar y le respondieron con insultos a los judíos.

J.A.P. rompió el picaporte de una habitación y se llevó una mochila. Apedreó el hombro de la turista y le lanzó una lata de bebida Redbull contra las costillas. Huyó gritando que venía la Policía. En la mochila había ropa, un pasaporte, una cédula de identidad israelí, una billetera con $ 7.000 y una tarjeta de crédito.

Otra turista había quedado refugiada en la cabaña 20. Varios piedrazos rompieron su ventana mientras alguien intentaba violentar la puerta con llave. Escuchó “Israelíes hijos de puta”, “Salgan de Argentina” o “Nos están robando la Argentina”.

La Policía volvió a las 2.30 con dos móviles con siete uniformados. No hubo arrestos para no empeorar las cosas. Insólitamente, mientras inspeccionaba el predio un grupo de turistas ingresó corriendo al hostel perseguidos con piedras por dos de los atacantes. Los policías se colocaron entre turistas y los agresores. Un cabo cargó su escopeta pero no logró disuadirlos y también recibieron piedrazos.

Los agresores golpearon a los dueños del complejo con piedrazos en el cuello y en la nuca, y puñetazos. Los agredidos intentaban refugiarse detrás de los uniformados. F. D.J.C. le dijo a S.E.P.: “Usted dijo en la Policía que yo lo odio, pero no lo odio”. Igual le rompió los anteojos a trompadas al grito de “Judío de mierda”.

En las cámaras de seguridad se vería luego que los agresores llevaban palos y hasta un nunchaku de fabricación casera.

Cuando los dueños se refugiaron, la agredida fue la Policía, que intentaba interceder. Los atacantes les reclamaban que se unieran a ellos con frases como “¿No ven que son judíos de mierda y nos vienen a robar la Patagonia?”. Les reprochaban defender y ayudar a los turistas extranjeros y no a ellos, argentinos.

Hubo dos trompadas al escudo de un sargento, que impactó contra su boca. Un agente recibió un piedrazo en el tobillo. Un cabo efectuó un disparo intimidatorio al piso pero recibió un puñetazo y un piedrazo que lo desmayaron.

Recién cuando la policía aceptó verificar si la vivienda de uno de los agresores también había sido atacada, los atacantes se fueron.

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