Un anestesista es el principal sospechado por un presunto caso de mala praxis en el Sanatorio Azul

Un anestesista es el principal sospechado por un presunto caso de mala praxis en el Sanatorio Azul

En marzo de este año un adolescente alvearense que estaba siendo operado por una lesión ósea en una pierna murió en circunstancias que todavía se siguen investigando desde una fiscalía local. Ayer, por primera vez, el padre del chico y el abogado que lo está representando en el caso hablaron sobre lo ocurrido, durante una entrevista llevada a cabo en una radio de General Alvear.

Según dijo el letrado, todavía se está a la espera del resultado de una pericia solicitada a la Suprema Corte. Con esa prueba, posteriormente podría ser procesado por esta muerte el médico anestesista que intervino en la operación, que “se retiró del quirófano” sin aguardar a que esa intervención finalizara. Por el caso, cuatro días después a ocurrido el deceso del paciente, el Sanatorio Azul había sido allanado a pedido de la Fiscal que sigue instruyendo esta causa.

Ocho meses después de que un adolescente muriera en el Sanatorio Azul, en lo que se supone fue un caso de mala praxis ocurrido cuando estaba siendo operado por una lesión ósea en una de sus piernas, la Fiscal que investiga el hecho aguarda todavía por el resultado de unas pericias solicitadas a la Suprema Corte.

Según declaró el abogado de los familiares de la víctima, las conclusiones de esos estudios tendrían que derivar en que “uno, dos o más” profesionales que intervinieron en esa operación sean llamados a indagatoria y queden procesados, en principio, como los presuntos autores de un “homicidio culposo”.

Durante una entrevista mantenida ayer en el programa “El diario de la mañana” de FM Alvearya -ciclo que conduce el periodista Alfredo Espino- el abogado olavarriense Jorge Piazza afirmó que en el caso el principal sospechado es el anestesista que participó en esa operación, llevada a cabo en el Sanatorio Azul el pasado 19 de marzo, día en que se produjo el deceso del paciente, que tenía 17 años de edad y se llamaba Leonardo Paul Villarruel.

La causa penal que por el caso se inició la sigue instruyendo desde la UFI 2 de Azul la fiscal Laura Margaretic, funcionaria judicial que en su momento había solicitado la realización de un allanamiento en el Sanatorio situado en una de las esquinas de Avenida Mitre y Castellar de este medio.

El anestesista que aparece ahora como el principal sospechado de esta aparente mala praxis es un médico que se llama Ariel Roberto Mullen, quien inmediatamente a ocurrido el deceso del menor había sido apartado del plantel de profesionales médicos del Sanatorio.

“La Fiscalía desde un primer momento trabajó muy bien. En este caso en particular, se secuestraron historias clínicas, se hicieron otras diligencias que hacen a la importancia de la causa y hacen a que ya tendría que haber algún imputado. Uno, dos o más. Eso lo va a determinar la Fiscalía”, declaró ayer el abogado de la familia Villarruel en esa entrevista en la FM de la ciudad de General Alvear, ocasión durante la cual estuvo acompañado por el papá del chico que falleciera en el transcurso de la ya señalada operación.

Según afirmó, han sido ya varios los pedidos formulados a la Suprema Corte para que se haga entrega de una vez por todas de ese informe pericial, reclamo que han hecho tanto la Fiscal a cargo del caso, como el Dr. Cristian Citterio -fiscal General interino del Departamento Judicial Azul- y hasta él mismo.

“La causa está trabada porque la Asesoría Pericial de la Corte no envía la pericia y ya es demasiado tiempo el que ha pasado”, declaró el Dr. Piazza, quien estimaba que en lo queda de esta semana podría haber novedades al respecto y ese informe, finalmente, sería remitido desde La Plata a la UFI 2 de Azul.

Una lesión ósea

Leonardo Paul Villarruel había sido trasladado desde General Alvear al Sanatorio Azul el 9 de marzo de este año, después de que en aquella ciudad donde vivía resultara con una lesión ósea en una de sus piernas, tras protagonizar un accidente de tránsito.

A la espera de una prótesis en el fémur que tenían que colocarle, estuvo internado hasta el 19 de ese mismo mes, cuando fue sometido a esa operación que, imprevistamente, se tradujo en su muerte.

Dado que todavía esa pericia no llegó desde la Suprema Corte, el expediente penal que se está instruyendo sigue caratulado como averiguación de causales de muerte, aunque a esta altura existen diferentes elementos incorporados a esa investigación que indican que en el hecho hubo una mala praxis.

“Calculo que ese informe para el próximo viernes ya tiene que estar. Es lo último que quedaría para llamar a indagatoria a los que la Fiscal considera que son responsables. Hay integrantes que estaban en ese momento en el quirófano, ya sea el jefe del equipo medico como los ayudantes, a los que la Fiscal no los ha llamado todavía a declaratoria. Indudablemente, el que más comprometido está es el Dr. Mullen, que cumplía la función de anestesista”, sostuvo también en la entrevista radial el abogado de la familia Villarruel.

Y agregó: “Hay serias sospechas de que el Dr. Mullen no cumplía con los requisitos que necesita para desempeñar su especialidad de anestesista. Se libró un oficio al Colegio Médico Distrital VIII, donde la Fiscal solicitó los  legajos de todos los médicos intervinientes en la operación. De todos está el título con la especialidad de cada uno. Pero del Dr. Mullen sólo figura el título de médico”.

Según contó, eso hizo que se enviaran también oficios a la Asociación Argentina de Anestesiología y a otras asociaciones, además de que se solicitó lo mismo al Ministerio de Salud de la Provincia, con el objetivo de determinar con certeza si este médico es anestesista.

“Irregularidades”

A criterio del abogado, en el caso hubo “una serie de irregularidades que surgieron desde que Villarruel ingresó al Sanatorio Azul”.

“Dentro de la historia clínica que fue secuestrada, cuando por orden de la Fiscalía se allanó el Sanatorio, consta un electrocardiograma que ni siquiera figura quién se lo realizó. Sabemos que se realizó en el Sanatorio Azul porque consta la hora”.  Además, “no se le realizó un prequirúrgico, como corresponde”.

En el marco de esas irregularidades, mencionó también que el centro asistencial privado local tiene tan sólo “un quirófano y medio” cuando “la legislación vigente exige que cada cien camas tiene que contarse con tres”.

También, que ese quirófano donde estaba siendo operado el menor cuando murió “no cumple con la legislación” porque “es de muy reducidas dimensiones”.

“No cabe la aparatología necesaria para realizar una operación. Y esto surge de la causa penal: cuando ocurrió el hecho no tenían dentro del quirófano un cardiodesfribilador, que estaba distante a unos veinte metros y tenían que pasarlo por cuatro puertas. Tuvieron que sacar del quirófano otros aparatos, como el equipo de rayos, para poder ingresar ese equipo”.

“¿Cuánto tiempo se tardó hasta que se dieron cuenta de que se había descompensado el menor Villarruel hasta cuando actuaron?” se preguntó el abogado en el marco de una situación donde “los tiempos son urgentes”.

Siguiendo con su versión de lo que ocurrió aquel 19 de marzo en ese quirófano del Sanatorio, el Dr. Piazza indicó que el médico, “y esto está probado en la causa penal, anestesió al menor y se retiró del quirófano”.

“Hay declaraciones testimoniales de profesionales que estaban dentro del quirófano que dicen que lo anestesió en la camilla que lo trasladaron y que cuando lo pasaron los médicos a la camilla donde lo tenían que intervenir quirúrgicamente ya el Dr. Mullen no estaba. Se había retirado, cuando los protocolos indican que el anestesista debe permanecer en todo momento en la cabecera del paciente”.

“No sólo eso -agregó-. Del informe de la autopsia surge que no lo habían monitoreado. El Dr. Mullen se retiró, no le interesó qué era lo que pasaba” y Villarruel “no estaba siendo monitoreado”.

“Su accionar, yo diría más que culposo, se podría encuadrar penalmente dentro de lo que se denomina un dolo eventual”.

“El mismo medico que realizó el informe de autopsia lo manifiesta: el fallecimiento fue por una arritmia severa. El elemento imprescindible, indispensable en esos casos, es el cardiodesfribilidador”, que se utiliza para reanimar al paciente en caso de que, como ocurrió aquel día, sufra una descompensación.

“¿Qué hizo el Dr. Mullen? Lo primero que le aplicó fueron unas drogas. No sabia qué le pasaba porque (el paciente) no estaba siendo monitoreado. Lo comenzó a monitorear después de fallecido”.

En otro tramo de la entrevista, al abogado Piazza declaró: “Estoy convencido de que acá hubo una responsabilidad penal, mínimamente, del Dr. Mullen. Y se está investigando, por su carácter de jefe de equipo, el Dr. Migliorero”.

El Dr. Sergio Migliorero, traumatólogo, fue quien aquel día llevó a cabo la operación del menor alvearense, a quien le colocaron una prótesis en el fémur.

“De la autopsia surge que la prótesis estaba colocada. Realmente se dieron cuenta cuando estaban suturando que no sangraba. Pero la prótesis se la colocaron estando vivo. Hay declaraciones testimoniales que dicen que Villarruel estaba bien, que lo estaban operando y estaba hablando con la enfermera”, indicó también el abogado de los familiares de la víctima de este presunto caso de mala praxis.

Según el abogado, existen indicios que demostrarían que el chico “ya estaba muerto para cuando comenzaron a hacerle todas las maniobras de reanimación”.

“El mismo médico que realizó la autopsia dice que las maniobras de reanimación se las hicieron cuando ya estaba muerto. Si hubiera estado monitoreado, los médicos que estaban operando hubiesen sentido algún ruidito característico de los monitores. La misma instrumentista dice que ella no escuchó nada, que él (por el anestesista) se fue. Yo he tenido casos de mala praxis. Las cosas ocurren dentro de un círculo muy cerrado, se cubren entre ellos y para probarlo es muy difícil. En este caso hay declaraciones testimoniales de gente que estaba dentro del quirófano. Hay elementos”, sostuvo.

El dato

Según declaraciones que están en la causa penal y que ayer el abogado Piazza mencionó en la entrevista, “era costumbre del Dr. Mullen anestesiar y retirarse del quirófano”. A su entender, las autoridades del Sanatorio Azul “tenían conocimiento de eso, cuando saben perfectamente que el anestesista no se puede retirar de la cabecera del paciente. Y si lo hace, le tiene que avisar al jefe del equipo”.

“NO ME MIRABAN A LA CARA”

Julián Villarruel, durante la entrevista de ayer en la radio. El papá del menor fallecido en el Sanatorio Azul está convencido de que le avisaron del deceso de su hijo mucho tiempo después a que esa muerte había ocurrido.

Julián Villarruel es el papá del menor fallecido en circunstancias que todavía se están investigando en ese hecho ocurrido aquel 19 de marzo, cuando el adolescente estaba siendo operado en el Sanatorio Azul.

Ayer, en la entrevista en la radio alvearense, se refirió a lo que fue la muerte de su hijo y a lo que ahora significa sobrellevar una pérdida de estas características.

“Es difícil todo. La vida continúa, pero esto es una mochila muy grande. Yo la pasé mal porque me trataron mal. Lo único que quiero es que se haga justicia. Va a haber muchos más casos ahí adentro. Porque está la misma gente, están todos los mismos”, dijo sobre lo que a su entender aún sigue pasando en el Sanatorio Azul, más allá de que el médico anestesista que figura como principal sospechoso de esta muerte haya sido apartado de ese centro asistencial.

“Él estaba bien. Los médicos me decían que me quedara tranquilo”, contó que le manifestaban en el Sanatorio en la previa a que su hijo fuera operado.

Sobre lo que ocurrió aquel día, recordó que su hijo, cuando lo estaban llevando al quirófano, “me señaló con el dedo de que estaba todo bien”.

Villarruel padre está convencido de que en el Sanatorio le avisaron mucho tiempo después de la muerte de su hijo. Cuando fue el Dr. Migliorero a verlo, “me acuerdo patente, estaba con el guardapolvo desprendido, arrastrando las patas. Ya habían pasado casi dos horas”.

“Cuando lo miré a la cara le dije: ‘¿Qué pasó, qué cagada se mandaron, me lo mataron?’. Así se lo dije”.

Según su testimonio, el médico le decía que “estaban peleando por la vida de mi hijo. Pero para mí ya me estaban mintiendo. No me miraban a la cara. Ni las enfermeras ni nadie”.

Después, contó que para cuando finalmente pudo ingresar al quirófano, en medio de todo lo terrible de lo que fue esa situación, observó que su hijo “ya estaba muerto”.

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