La madre de un alumno de la Escuela “Intendente De la Sota” señaló que hace un año su hijo sufre hostigamientos, golpizas y discriminación. La mujer contó que el jueves pasado, uno de sus compañeros lo tiró al piso y le provocó una quebradura.
Aún con el recuerdo fresco del crimen de Naira Cofreces, otra vez el drama de la violencia escolar sacude a Junín. Esta vez, la víctima es un alumno de diez años de la Escuela Primaria 21 “Intendente de la Sota” que sufrió una fractura en su brazo izquierdo luego de la agresión de un compañero. Así lo denunció su madre, Alba, quien además dijo que los hostigamientos hacia su hijo vienen de hace un año atrás.
La mujer, que vive en una casa humilde en el barrio La Celeste, a una cuadra del establecimiento situado en Arquímedes entre Payán y Chávez, no dudó en afirmar que se trata de un caso de bullying. “Esto viene de un año con agresiones físicas de todo tipo. Yo lo comento en la escuela. Lo único que me hacen es escribir papeles pero nunca me solucionan nada”, dijo a TeleNoticias –el noticiero de TeleJunín.
Alba descubrió las marcas de la violencia por primera vez hace un año y medio. “Lo voy a bañar y me lo encuentro con moretones de todo tipo en el cuerpo”, dijo y detalló: “él me cuenta que lo encierran en el baño, lo agarran a patadas, lo amenazan, le dicen ‘enfermo’ y le escupen la cara”, relató la mujer.
El chico sufre de un problema en el habla y concurre con una maestra integradora. Al parecer, eso es motivo de burla para sus compañeros. Los menores señalados son cuatro. Tres de ellos de tercero –que concurren al mismo curso que la víctima– y uno de cuarto.
“Yo voy hasta la escuela, lo comento, me hacen acta, pero en eso queda porque siguen pasando y sigue la violencia”, contó la mujer, angustiada, y señaló que a su hijo, hace siete meses debieron darle siete puntadas en la rodilla por un corte profundo, provocado durante otro recreo.
El hecho que terminó provocando una fractura en el brazo del niño ocurrió el jueves de la semana pasada, alrededor de las 16. “A mí me avisan a las cinco de la tarde que el nene había tenido una caída. Yo digo: ‘¿por qué no me avisaron antes?’ Supuestamente, dicen que no se pudieron comunicar por teléfono. Pero hay siete maestras en la escuela y yo vivo a una cuadra”, dijo.
“Supuestamente, ‘el nene se cayó en Educación Física’, que es mentira. Se cayó en un recreo, un compañero de cuarto le hace una traba, que es uno de los nenes que lo vive molestando. Cuando llego al hospital me encuentro que le hacen la placa y que está quebrado. Y encima es en la mano que él escribe”, comentó.
Ahora el chico tiene licencia por 30 días para no ir, aunque igualmente, por el temor que le impusieron los otros alumnos, ni su madre ni él desean volver al lugar.
“A todo esto, se habla con la asistente social. Me quieren hacer firmar un papel diciendo que ‘el nene se cayó’, que es mentira. Al nene lo golpearon. Son estos chicos que lo viven molestando. A mí no me dan ninguna garantía de nada con mis hijos. Siguen las agresiones y cada vez peor”, se quejó.
Alba contó además que no cuenta con ningún medio de transporte propio –con el agravante de que una ciudad como Junín no tenga transporte público– y por ese motivo eligió la Escuela 21 que le queda a una cuadra y media de la casa, donde concurren sus cinco hijos.
“Lamentablemente hoy yo no me siento bien para seguirlo mandando porque tiene miedo y no quiero que me siga pasando con los otros hermanitos”, dijo.
La mujer, relató además que a la salida de la escuela ha hablado con otras madres a las que les pasan situaciones parecidas con sus hijos pero “no quieren hablar por miedo”. <
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